AU Reversed [DBH-Hank x Connor]

Capítulo VIII

Hank, que no había permitido que fuera Connor el que conduciera debido a la cantidad de alcohol que todavía tenía en la sangre, aparcó el coche frente al Club Edén

—¿"Los androides más sexys de toda la ciudad"? —leyó Connor— Vaya, ahora entiendo por qué tenías tanta prisa por venir.

Miró al androide con una ceja levantada y una media sonrisa pícara en la cara. Tenía un dolor de cabeza terrible, pero por lo menos estaba con Hank. Por muy incordiante que fuera ese androide, al menos había conseguido sacarlo de su deprimente y aburrida rutina, y causarle emociones y sentimientos nuevos.

Hank solo miró a Connor, levantando también la ceja en un intento de copiar ese gesto tan humano, y negó con la cabeza mientras ponía los ojos en blanco, tal y como había visto que hacía el joven.

Salió del coche y oyó como Connor le seguía. Al entrar en el local, Hank se giró levemente para ver la reacción del humano al ver a tantos androides en sus cápsulas de cristal con tan poca ropa. Connor tenía las mejillas un poco sonrojadas e intentaba no mirar a su alrededor para mantener la profesionalidad, pero no podía evitar que su mirada se deslizara por la piel de los androides de vez en cuando.

El androide sintió algo por dentro, algo que los humanos llamarían ternura. Le dio ternura verlo sonrojado y mirando al suelo como si fuera lo más interesante que hubiera visto nunca. El chico subió la mirada hacia Hank, quien dejó de mirarlo y siguió su camino hacia el lugar donde estaba el dueño del bar. Les explicó qué había ocurrido, se lo notaba nervioso y con prisa por irse, así que lo dejaron marchar y entraron en la habitación.

Dentro ya estaban analizando la escena un policía cuyo nombre Connor desconocía, y Gavin Reed. Nunca se había llevado bien con este. Connor es una persona extrovertida y amable e intentaba cruzar palabra con él de vez en cuando para intentar mejorar su relación, pero era imposible. No entendía por qué, pero Gavin le tenía manía.

El hombre hizo bromas crueles sobre la víctima antes de salir de la habitación, no sin antes cruzar palabra con los recién llegados.

—Yo me voy ya. Está... empezando a oler a alcohol aquí... —golpeó con el hombro al chico, quién no respondió, solo miró al suelo.

Gavin no le dijo nada más, solo fue hacia la puerta. Al pasar al lado del androide, éste le agarró por el cuello de la chaqueta para que no pudiera marchar.

—Cuidado con lo que dices. —le dijo al humano.

—¿¡Es una amenaza!? ¿¡Acaso quieres pelea!? —Hank lo soltó sin hacerle caso a sus gritos, y dejó que se fuera.

—Buenas noches, detective. —se despidió el otro policía, muchísimo más educado.

Cuando Hank y Connor se quedaron solos en la habitación cruzaron miradas antes de empezar a investigar. El androide se arrodilló frente a la androide del suelo, y Connor se acercó al cuerpo del hombre en la cama.

—¿Crees que puedes encenderla? —preguntó el detective.

—Está muy dañada, será sólo unos segundos. —el androide retiro la piel artificial de su mano y la apoyó sobre el vientre de la androide. Ella se despertó sobresaltada.

Intentaron hablar con ella pero se apagó demasiado rápido y no sacaron nada en claro, solo que estaba con otra chica.

—Si hubiera salido la hubieran visto, tiene que seguir aquí— dijo el detective. Se sentía contento de poder aportar algo al caso. Casi siempre era el androide el que descubría cosas nuevas.

Salieron de la habitación y dieron vueltas intentando encontrar alguna pista.

—Connor, ven aquí —el androide estaba delante de una de las cápsulas donde estaba una androide en ropa interior. Connor se acercó con el ceño fruncido ligeramente, confundido.— Necesito que la compres, no tengo huellas dactilares y no me deja.