Capítulo VI

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El ascensor llegó a la planta donde había sido reportado el caso, en un edificio sucio y polvoriento. Hank había cerrado los ojos durante el viaje y Connor se entretuvo mirando los apacibles rasgos del mayor.

No era la primera vez que le gustaba el físico de un hombre, pero sí era la primera vez que estaba físicamente atraído por un androide.
De todas formas, suponía que era porque llevaba mucho tiempo sin tener ningún tipo de contacto físico con nadie. Desde que había ocurrido lo de Cole... Connor había cambiado. Alejó esos pensamientos de su mente antes de salir del ascensor, pero frenó en seco al darse cuenta de que Hank no le seguía.

—Hmm... ¿Hank? ¿Se te ha acabado la batería? —preguntó, sonriendo internamente por la que él creía una broma original.

El mencionado abrió los ojos.

—No. Sólo hacía un informe para Cyberlife.

—Y... ¿Piensas quedarte en el ascensor para siempre? —pregunta Connor con el ceño fruncido.

—No, ya voy.

Hank da un paso hacia delante, acortando la distancia que los separaba. La diferencia de altura hace que Connor tenga que mirar ligeramente hacia arriba para poder mantenerle la mirada al de ojos azules.
Hank lo mira en silencio unos segundos, antes de apartarse de delante del chico y acercarse a la puerta del apartamento del sospechoso, analizando las plumas del pasillo a su paso.

Connor sacude la cabeza y sigue al androide por el pasillo. Se apoya en el marco de la puerta y sonríe antes de preguntar:

—Entonces... ¿estabas haciendo un informe? —inclina la cabeza ligeramente, haciendo que uno de los suaves rizos de su cabello caiga sobre su frente.

—Sí. —contesta el androide mientras llama a la puerta, sin respuesta por parte del inquilino de la vivienda.

—Ya podría hacerlo yo... —bufa Connor.

Hank vuelve a llamar, y al no recibir respuesta mira al moreno, quien se encoge de hombros. Está a punto de golpear la puerta por tercera vez cuando un ruido procedente del interior sobresalta a ambos. Se miran, y Connor saca su pistola y se sitúa frente a Hank.

—Déjame a mi. —el androide agarra al humano del brazo y lo coloca detrás de su cuerpo.

—¡Hank! ¿Qué estás haciendo? Por si no lo recuerdas, ¡el que lleva un arma soy yo! —protesta el chico, intentando liberarse del agarre del mayor, frustrado por sentirse inútil.

—Intento protegerte, Connor, por favor no hagas ruído. —susurra, mientras abre la puerta de una patada. Connor abre los ojos de sorpresa por varias razones: por la fuerza del androide capaz de tumbar la puerta, por que por primera vez le llamó por su nombre y no "detective" y por el hecho de que quisiera protegerlo. ¿Es acaso él importante para su misión?

Entran en silencio y echan un rápido vistazo a la estancia. El androide, o lo que sea que vieviera allí con esas aves, se había ido.

—Se ha ido, detective. —Hank se gira hacia Connor, quien frunce el ceño.

—Llámame Connor... me gusta más.

Entran en una de las habitaciones, en la que hay más palomas, e investigan el lugar. Hank encuentra un diario encriptado y el LED del androide en el baño.

—Connor, ven aquí. —el chico hace caso al androide y se acerca al baño. Allí, Hank le explica lo que cree que pasó a partir de las pistas que le dan el rotulador abierto en el suelo y el taburete. Finalmente, llega a la conclusión de que el divergente sigue en la estancia.

Le hace un signo a Connor llevando su dedo a sus labios para que guarde silencio mientras se acerca al desván.
Antes de que pueda acceder a éste, el divergente salta de él y tumba a Hank.

Sale corriendo del piso y Hank lo sigue. Connor, por otro lado, no corre tan rápido como ellos, así que los sigue en la distancia. Ambos androides empezaban a tomar caminos peligrosos, por lo que Connor da la vuelta y busca un camino seguro. A la distancia ve al androide acercarse e intenta sujetarlo cuando está a su altura, pero éste le empuja hacia el borde de la azotea. La vista de Connor se nubla al mirar la distancia al suelo, así que los cierra y aprieta sus manos en el borde, sujetándose lo máximo posible. Se impulsa hacia arriba e intenta subir de nuevo, cuando una mano firme agarra la suya y tira de él para facilitarle la tarea.

Connor abre la boca para decirle algo al androide, pero antes de poder decir nada, éste tira de él para abrazarlo. Nunca había hecho algo parecido, pero algo dentro de él le dice que debería tener ese contacto con el asustado joven, que entierra su cara en el pecho del androide.

Durante unos segundos guardan silencio, pero el androide termina por separarse del chico.

—Deberíamos volver a comisaría, Connor.

—Pero... el androide... —murmura, consternado.

—No pasa nada, acabaremos por atraparlo. —sorprendiendo aún más a Connor, Hank pasa su brazo sobre sus hombros y salen del edificio en silencio.

AU Reversed [DBH-Hank x Connor] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora