Capítulo IV

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—¿Qué piensas hacer con eso? —Le pregunta un oficial a Connor, refiriéndose al androide que acaba de bajar del coche tras un incómodo y silencioso viaje, y que estaba haciendo un pequeño análisis de sus funciones antes de empezar el caso.

—No tengo ni idea... —suspira el joven detective mientras lo observa de arriba a abajo.

La lluvia ha empezado a caer fuerte en las calles de Detroit, y ambos se encuentran completamente calados por el agua helada, aún que para Hank no es un gran problema, ya que no puede enfermarse. Connor, por otro lado, siente el roce húmedo de la ropa, y empieza a temblar levemente por el frío.

—Vale, —Connor se acerca a Hank y le habla, por primera vez desde la salida de la comisaría.— ¿Qué sabemos sobre la AX400?

—Atacó a su dueño la noche pasada y escapó con su hija. —Hank hace aparecer en la palma de su mano un holograma de la foto de la androide, rubia de pelo corto.— No tenían dinero, ni un sitio al que ir...

—Insinúas... ¿que siguen por aquí cerca?

—Podría ser... Echemos un vistazo.

Hank y Connor se separan para dar una vueltas por la zona, intentando buscar un lugar donde una niña y una divergente pudieran estar seguras. No tenían dinero, así que Hank descarta el hotel.
El androide descubre la casa abandonada, justo a la vez que Connor, quien lo miró cómplice.

Cruzan la calle, bajo la lluvia, y alcanzan la otra acera. Intentan abrir la puerta de la verja, pero está cerrada, así que buscan otra entrada.
Hank la analiza rápidamente, y descubre un agujero en la verja pequeño para él, pero lo suficientemente grande para que pase Connor.

El androide mira al detective con una ceja alzada, y este parece comprender las intenciones del mayor.
Con un suspiro, se arrodilla frente a la verja, e intenta levantarla.

—Déjame a mi. —Hank agarra la reja de metal para que la única tarea de Connor sea arrastrarse. El androide observa como el joven se desliza con facilidad sobre el suelo húmedo y se levanta en el otro lado, sacudiendo su ropa y poniéndose en marcha para abrir la puerta de la verja desde dentro.

Cuando Hank también está dentro del recinto, sopesa la idea de llamar a algún agente más, pero lo descarta por el momento. Al fin y al cabo, solo van a echar un vistazo, no es seguro que las fugitivas se encuentren allí. Se acercan a la puerta de madera de la casa abandonada y Connor llama suavemente. Nadie responde, así que intentan abrir la puerta, que cede fácilmente ante la fuerza de Hank. Este pasa antes que el humano, que decide quedarse fuera, investigando la zona de jardín de la casa.

Al entrar, Hank descubre que, parado en medio de la estancia, se encuentra un androide. Éste tiene una herida profunda en la cara.

—Disculpe, —Hank se acerca lentamente hacia él y hace aparecer la foto holografica en la palma de su mano.— ¿Ha visto a esta androide cerca?

—Ralph no vio nada. —responde el androide, hablando de sí en tercera persona.— Ralph estuvo sólo...

Hank analiza a Ralph y lo mira fijamente, hasta que oye un ruido en la puerta y descubre que Connor entró en la casa. El chico mira con confusión la escena.

—¿Hank...? ¿Quién es este? —se acerca al mayor y se sitúa a su lado, mirando hacia Ralph.— ¿Sabe algo?

—Dice que no. —le susurra Hank.— Pero no estoy seguro de que diga la verdad...

Connor lo mira unos segundos, y se dirige de nuevo al herido androide.

—Vale... Si no está aquí, no te molestará que echemos un vistazo, ¿no?

—N-no. —tartamudea el androide.— A Ralph le parece bien.

Connor mira a Hank, y da unos pasos inseguros, acercándose a la chimenea y a la mesa que se encontraban tras el androide. El mayor da la vuelta, y se acerca a las escaleras. Se acerca al hueco de estas, lleno de cajas, y antes de que pueda hacer nada más, una androide sale de entre ellas y lo empuja al suelo. Connor jadea e intenta ayudarle, pero Ralph lo agarra de los hombros y lo tira al suelo, situándose encima de él para que no pueda moverse. Connor se revuelve bajo el cuerpo del androide, se gira y cambia de lugar, posicionándose él sobre Ralph.

Hank, por otro lado, se levanta del suelo lo suficientemente deprisa como para ver a la AX400 que buscaban, junto a la niña, escapando de la casa. Antes de seguirlas, se gira hacia el joven, que parece tener dominada la situación.

—Ve tras ellas! —le dice, mientras se incorpora y aparta a Ralph. Hank no obedece su orden y agarra al chico de la mano para levantarlo. Corren de la mano bajo la lluvia durante unos metros, pero Hank suelta al detective para poder ir más rápido.

El androide se acerca más a ellas, escuchando los pasos del humano tras los suyos. Se meten por un callejón, y puede ver como la androide agarra a la niña y la sube por la verja que hay al final de esa pequeña calle. Ambas cruzan al otro lado, donde una inmensa marea de coches circulan por la carretera. Hank se para antes de cruzar la verja, y Connor lo alcanza.

—¿Piensan cruzar? —pregunta Connor, alterado y jadeante por la carrera.— ¡Hank, se van a matar!

El LED del androide se vuelve amarillo mientras piensa en las probabilidades de que salgan vivas de allí. Hace ademán de escalar la verja, pero Connor lo agarra del brazo antes de que pueda hacer nada.

—¿¡Estás loco!? ¡Ni se te ocurra cruzar, pueden atropellarte! —Hank intenta escalar, pero Connor lo agarra más fuerte aún, así que se rinde y observa como la androide y la niña cruzan la calle sanas y salvas y se abrazan al otro lado.

Connor suspira y relaja el agarre en el brazo del androide, aún que sin soltarle del todo.

—Dejarlas escapar era lo mejor que podíamos hacer, Hank... Venga, vámonos. —tira del brazo del androide y lo conduce, en silencio, de vuelta al coche.


AU Reversed [DBH-Hank x Connor] Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum