Recaída, golpe profundo

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No recuerdo nada de lo que ha sucedido, he sentido que mi vida se ha tratado de mí, y sólo de mí. Nadie más ha entrado en mi historia, en mi día a día. Soy un hombre solitario que prefiere ver el atardecer solo, que ver el amanecer acompañado. No culpo a nadie por eso, el toque humano me ha parecido una cuestión compleja y difícil de entender a los ojos de este ser que no encuentra sentido en las relaciones entre personas. Todo es negro, me parece que estoy soñando. Una puerta que rechina es la culpable de esta embriaguez mental que sin duda me deja entre el limbo y la existencia. No creo en el limbo pero entendiste mi referencia, si no fue así, regresa y lee todo el libro desde el comienzo, notarás que las palabras son complejas. No puedo dejar de pensar en esos malditos textos que me dejaron sin dormir por varios días. Finalmente decido abrir los ojos. Algo borroso a mi parecer, encuentro una cobija diferente a la mía. Hasta ahora me doy cuenta de la incomodidad de mi cama y lo pequeña que es. Veo deambular a más personas, hablan de como es que planean salvar al mundo de una catástrofe. Me sorprendo al ver nueve camas idénticas a las mías. Y al querer divisar lo que sucede afuera a través de la ventana sólo puedo observar los barrotes que protegen mi habitación. ¿Qué sucede? No entiendo nada de lo que está pasando aquí. Por la apariencia tan pulcra y el color que los identifica, el doctor que viene acompañando a los demás, me da buena espina como para preguntar. No me dejan acercarme mucho, pareciera como si los guardias que protegen la única salida y entrada a este salón se pusieran nerviosos por mis movimientos. Cuidan cada una de mis miradas y de mis movimientos. Mi muñeca siente alguna molestia, volteo y lo que encuentro es una cinta con datos que realmente desconozco. Parece ser un nombre el cual me es extraño, aunque la fecha de nacimiento es conocida más no la mía. A donde me mueva las personas que comparten sala conmigo parecen alejarse, sólo uno es el que se acerca y me pide permiso para hablarme. 

-¿Puedo preguntarte por qué?.

No entendía nada sigo perdido en lo que parece ser una cárcel, más amable. Pero menos cuerda. No encuentro palabras y mi cara lo dice todo. El hombre que me ha hecho la pregunta sonríe de una manera tan malévola que nunca había llegado a ver ni siquiera en televisión. Hace un sonido un poco extraño y chifla como haciendo un llamado, los demás se acercan. No sé como reaccionar ante lo que está sucediendo. Todos tornan su rostro en una sonrisa similar a la de este compañero. Tiene muchas marcas en sus brazos y una muy horrible en la cara. 

-Ya que no respondiste mi pregunta, creo que te haremos recordar de una manera que te refrescará la memoria.

Trato de ver por fuera en busca de algún guardia que observe lo que está pasando, el reloj marca las ocho, y la puerta del comedor abre sus puertas. No puedo mentalizarme a lo que está por suceder. Se acercan demasiado y no encuentro la manera de escapar.  Están tocándome y me amenazan, dan el primer golpe y caigo al suelo. Recibo patadas incontables y de repente todo cesa, escucho el ruido de la puerta rechinante. El guardia separa a los demás y me llevan a otra sala donde otro especialista se acerca a atenderme. 

-Sucedió de nuevo, ¿pero que hiciste ahora?.

¿De nuevo? no logro entender nada. Me hace recordar viejos tiempos. Quise hablar de eso, y expresar lo que parecían ser mis dudas y lo que mi niñez me había traído.  Sólo recuerdo meterme en problemas muy seguido y siempre negar lo que sucedía. No parecían entenderme, siempre fui tachado de mentiroso. Y al parecer ahora estaba en una posición similar. No recuerdo la última vez en la que había estado en aprietos pero supongo que esa era una de las razone por las cuales la gente solía alejarse de mí y yo culpaba a mi idea de ser solitario. 

-Doctor, no miento al decir que en realidad no sé que está pasando, no tengo idea de cuándo ni cómo, ni por qué entré aquí. Si hice algo tan malo ¿no cree que ahora debí haberme defendido? No tengo la menor idea de como lanzar un golpe. 

-Te entiendo, he estado poco tiempo aquí y como tu doctor puedo decirte que es más complicado de lo que crees, es más complicado de lo que puedas llegar a entender, tenemos tu expediente y tú no debiste ser independiente sin haber pasado por este lugar. Eres un hombre peligroso y si no te has dado cuentas es porque no te conoces a ti mismo o no lo quieres aceptar aún.  Tenemos una sesión importante contigo y eres un estudio muy importante para nosotros, te necesitamos aquí pues además de esto, estás en medio de un proceso legal donde se te acusan de diferentes cosas pero para no hacerlo extenso ni abrumador te diré que son alrededor de doscientos cincuenta homicidios y unos ciento ochenta intentos de homicidio donde los dejaste ir para que contaran lo que vivieron pero siempre usaste la misma expresión. "Sólo quién es capaz de cargar con el pasado se convertirá en el futuro del presente que deseamos" y aún no desciframos el contexto en el que querías expresar lo que vimos y escuchamos. 

 

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