Abro la puerta de mi piso y dejo las llaves sobre el mueble de la entrada mientras me quito el abrigo. Me duele la cabeza.
Cierro la puerta y me adentro hacia el baño, en busca de algo que me ayude a calmar mi malestar.
Me siento en el sofá ya con el vaso de agua lleno y el analgésico en el interior. Me lo tomo de un solo sorbo y dejo el vaso en la mesa.
El timbre suena, y al abrir la puerta me encuentro frente a una chica de pelirroja y de ojos verde esmeralda. Me suena su cara, debe de haber estado en el entierro.
-Hola, soy Rezia ¿Eres Myrthe?- Pregunta con un tono algo irritante.
-Si, si, soy yo- Contesto algo confusa.
-Solo quería devolverte esto- Dice mientras me muestra mi cartera- La he encontrado en el banco de la iglesia.
-Gracias-Respondo-No me había dado cuenta de que la había perdido.
Ella solo me sonríe y yo le devuelvo una sonrisa cansada.
-Oye,¿de que conocías a Ann?
-Eramos compañeras de trabajo-responde- Aunque no teníamos demasiado trato, a decir verdad... Bueno adiós.
-Adiós- cierro la puerta y apoyo la cabeza en ella mientras respiro profundamente. Ha sido un día muy largo.