#33 El juego de la muerte.

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-¡Respondeme!- le grité.

-Vaya, al parecer eres más inteligente de lo que pensé Sam. ¿Como te diste cuenta?

-Siempre supe que algo no concordaba, hace un tiempo comencé a investigar pero escondíste muy bien toda la evidencia. Aun así, no tienes que confiar mucho en las personas Max, hace unos días recibí un correo con un video en donde estas tú y mi madre discutiendo, después le pusiste algo al suero y lo mismo pasó con mi tía- me levanté- ¿por qué lo hiciste?

-Tú familia tiene mas secretos de los que puedes imaginar pequeña. En un momento de "debilidad", tú padre tuvo algo que ver con tú tía Angelica.

-¿Q-que? Eso... Eso no puede ser posible. Aunque no lo quiera reconocer, Gerald amaba a mi madre.

-Pero no lo suficiente. Además de la promesa que le hice a tú padre, Angelica merecía pagar y el adulterio no es algo que yo perdone.

-Pero, ¿y mi madre? Ella no tenía la culpa de nada ¡y aún así la mataste! Ella no merecía morir.

-Claro que si. Alice perdonó a Gerald, y si lo perdonó con algo tan miserable como eso, ella lo protegería por todo. Solo era una piedra en el camino que me estorbaba para llegar hasta a tí. Además de que todo estaba a disposición mía. Tu madre y tu tía tuvieron un parto difícil, todos pensaron que no resistirían a ello, pero eran fuertes y yo les arrebate esa fuerza, nadie sospecho nada.

No aguante más y le dí un puñetazo en la cara. De la nada comenzó a reír.

-¿Y sabes que es lo mejor de todo esto pequeña? Que de ese pequeño incidente de infidelidad, sucedió otro más grande- mis ojos se llenaron de lágrimas al comprender lo que había dicho- Alexander Sullivan es tú hermano pequeña.

-Mientes- susurre.

-Sabes que no lo hago Sam, yo no miento.

-Y... ¿A-al menos Adam lo sabe?

-Se enteró tiempo después, aún así tomó a Alexander como su hijo y le dio un apellido. No se como es que se siente vivir con eso, pero no debe ser nada agradable.

-No puede ser...

-¿Lo ves Sam? No puedes confiar en alguien. Todos te mienten, y deben pagar, tú debes hacerlo también.

-Eres un maldito hijo de perra. Jamás podrás matarme, y ¿sabes por qué? Porque no quiero seguir los estúpidos pasos de Gerald, ese destino, no es para mi.

Le dí una patada en la cabeza que lo dejó inconsciente. Me gire dispuesta a ir por los chicos y me ayudarán con Max, pero tan solo al caminar unos cuantos pasos ví a Jacob corriendo hacia mí.

-¡Samantha!- gritó.

Escuche un disparo dirigido hacia mi. Cerré los ojos fuertemente pero, no había nada. No sentía dolor, no había sangre.

Sentí un impacto contra el suelo y alguien callendo conmigo.

Otro disparo. Esta vez de Jacob hacia esa persona que había disparado anteriormente.

Me gire para quitarme ese peso y al hacerlo, sentí como si mi mundo se me viniera abajo.

-¡Alex! A-alex no, no por favor ahora no.

-S-sam...

-¡Jacob llama a una ambulancia rápido!

Lo recoste en mis piernas. La bala había entrado cerca del corazón. Aprete con fuerza en aquel lugar para que no perdiera tanta sangre y el se quejó.

-Lo siento.

-S-sam yo... Lo s-siento mucho.

-Tranquilo Alex, te pondrás bien. Y serás el mismo Alexander de todos los días que le gusta molestar a April cuando lo retan.

Mi dulce venganza |MDV #1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora