Capítulo 10: "Halcón blanco"

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El ambiente estaba tenso y no era para menos. Aomine se encontraba enfrente de aquel hombre al que alguna vez le habría jurado proteger a su hijo así sea con su vida. Seguía con su sufrimiento mientras ahora enfrente de él lo atormentaba la doble culpa.

La mirada rojiza. Aquella que le era tan dulcemente familiar no parecía culparle, pero deseaba en silencio que Aomine respondiera que su hijo estaba bien. Aun sabiendo que no era así, en su desesperación y dolor quería escuchar una dulce mentira.

—Papá... — Aquella cálida y temerosa voz sacó al mayor de su aturdimiento, haciendo respirar con mayor tranquilidad al alfa de Seirin. Cuando llego no lo había visto pero había sentido a sus dos hijos y la falta preocupante de uno.

Al ver a su hijo mayor algo se oprimió dentro del más viejo. Aquellos ojos negros llenos de culpa le quebraron y en calidad de padre se acercó a abrasarle.

—No es tu culpa — Ya le habían informado de todo lo acontecido —No te culpes, actuaste bien —Estaba seguro de lo que decía aun teniendo una ligera sensación de que algo más  había. Himuro lloro en los brazos de su padre. Esas palabras le hicieron sentir mejor pero no borraron la culpa y el sentir de que había fallado como hermano mayor.

No pasó mucho tiempo entre que Aomine llegara luego de su desesperante búsqueda, hasta que seguido llegara el alfa de Seirin junto con cuatro acompañantes.

El tiempo ya no era un juego y todos lo sabían el ambiente preocupante y tenso lo advertía.

—¿Karin? —Preguntó el lobo más viejo al notar a la chica —¿Qué haces aquí?

—Lo mismo quiero saber yo — habló el moreno acercándose a la chica para tomarla del cuello. Sus acompañantes se aceleraron pero por orden de ella nuevamente se calmaron —Si tienes algo que ver en esto voy a matarte —nada más cierto. No tendría reparos con nadie por kagami.

—Podrías calmarte —Sujetó la mano de su primo, la aparto de su ropa y suspiro — De verdad lo lamento Daiki — su mirada mostraba claro arrepentimiento — jamás creí que las cosas terminarían así.

—Habla de una vez Karin

—Trabajo para el concejo de ancianos. Hace un tiempo que estamos investigando la venta de cambia formas o tráfico como quieras llamarlo —Todos la miraban atentos y la mayaría se encontraban sorprendidos a excepción del Padre de los chicos que ya tenía ese conocimiento — y no solo eso — su mirada se ensombreció — personas como Shiro piensan que otras especies son innecesarias. Hace un tiempo pudimos dar con ellos y nos infiltramos. Necesitábamos saber más, su paradero y si hay más involucrados arriba de Shiro — Se tomó un tiempo y miro a uno de sus amigos que negó con su cabeza pero esta asintió dándole a entender que podía que confiar en ellos —están acabando con otras razas especialmente las más débiles. Acaban con toda una manada o bien los mantienen como en una especie de dictadura.

"Horrible" pensó la mayoría.

—Llegamos a estos territorios hace unas semanas— la chica hablaba tan rápido como podía —al parecer Shiro tiene cosas pendientes con usted.

—Así es —dijo el alfa de Seirin —gracias a ti no nos atacaron por sorpresa — dijo el hombre inclinándose amablemente. Con esa acción le daba las gracias. Pues gracias a ese aviso no les habían atacado por sorpresa pudiendo resguardar a los pequeños y defender como fue debido. Ella asintió elegantemente recibiendo el gesto.

Todos escuchaban asombrados al enterarse que la manada Seirin había sido atacada también. Pero también pensaban que si el alfa estaba ahí las cosas no debieron estar tan mal.

Mi pequeño cachorro (Kuroko no basket)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora