• Día 8 •

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Kaminari no se había esperado esa semana que un guapo enfermero le inyectara su trasero

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Kaminari no se había esperado esa semana que un guapo enfermero le inyectara su trasero.

Y no. Tristemente, no estaba hablando de esa clase de inyección, sino de la otra: la dolorosa, invasiva y completamente aterradora aguja cargada de medicina.

Kaminari odiaba las medicinas. Odiaba estar enfermo.

Pero desde que conoció a ese enfermero tan sabroso y que lo inyectó con su aguja cual flecha de Cupido en la nalga...

Bueno. Él simplemente no era capaz de resistirse a la belleza terrenal de los hombres y las mujeres. ¿Acaso podían culparlo?

Ser bisexual era una completa lata, a veces. Podías enamorarte de tu mejor amiga, o del enfermero sexy, ¡o hasta del tipo que recogía la basura!

Ese era su don; su maldición.

Más que nada porque llevaba toda la semana con malestar en la garganta —¡y no era por andar practicando oral, como Sero andaba diciendo por ahí!—, sino porque había pillado una faringitis dolorosa.

Una que le dejó la garganta más hinchada que los huevos de Bakugo cada vez que él y sus amigos se aliaban para hacerlo rabiar.

Y él no tenía idea de lo que era una faringitis —fue su mamá quien le dio la idea por teléfono; ya que vivían en ciudades diferentes—; pero Google siempre era demasiado aterrador al respecto.

Lo de Kaminari podía ser una de dos opciones: o se curaría con algunos antibióticos, o le haría morir de una forma lenta, cruda y dolorosa.

Optó por la opción más lógica de las dos.

—Voy a morir —lloriqueó Denki, rodando sobre su cama—. Díganle a mi mamá que la amo... que le dejo toda mi colección de Pokemon en herencia a...

—No seas llorica —masculló Ashido, la única amiga tan desempleada como él para cuidarle—. Te dejaré en el hospital, no me puedo seguir retrasando.

—¿Te verás con tu novia? —curioseó Denki, abriendo solo un ojo sin dejar de lado toda su teatral pose.

—No —contestó su amiga de pelo rosa—. Tengo sesión de manicura en quince minutos.

—¡Unas uñas valen más que yo...!

Ashido solo reía. Ella era malvada —especialmente desde que se había convertido en la novia de Uraraka Ochako. Ella era una ex compañera de los dos, así como la mejor amiga de Midoriya Izuku.

Y era malvada. Muy, muy malvada.

Comenzaba a pegarle sus mañas a la dulce Ashido Mina. Bueno, ella se dejaba. Seguramente se le había pegado mientras le chupaba el...

—¡Ponte unos pantalones, imbécil! —chilló Ashido cuando le vio levantarse en calzones—. No pretenderás que te los ponga yo, ¿o sí...?

—Es que estoy incapacitado —Denki resopló. Se guardó su sonrisa triunfante—. Si tan solo pudieras ayudarme...

ShinKami Week 2019 - [BNHA]Where stories live. Discover now