➻ Tae- hyung

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 "Solo un día"

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 "Solo un día".

Todos los sábados por la noche ella viene entallada en un vestido de diferentes colores, nunca se atrevió a hablarle y mucho menos a acercarse. Su nombre es algo extraño y por lo que sabe también lo lleva su madre, la primera vez que lo oyó fue gracias a su amiga que gritó desde su mesa agitando las manos para motivarla a que cantara, pero él sabe que su miedo no lo dejará ir hasta que sea lo suficiente valiente para irle a hablar.

—¿Piensas quedarte toda la noche observándola?

Dijo en un murmuro su amigo y también compañero de trabajo limpiando la barra de madera donde cientos de hombres decepcionados o inclusive mujeres llegan cada sábado tratando de filtrear o a deshacer sus penas en aquel bar. Tae giró su cara con desconcierto y arrugo su ceño fingiendo no saber a lo que se refería el pelirrojo.

—¿Eh?

Fue lo único que mencionó antes de girar su cuerpo y escabullirse en almacén detrás de la cortina verde fosforescente. Él prefería el silencio o limitarse a contestar con monosílabos, no era la clase de hombre que hablaba desenfrenádamente cuándo no dominaba el tema y en este caso "Abril" era algo que no quería tocar hasta estar seguro.

La noche transcurrió con monotonía, siempre era lo mismo y no era algo que le pareciera mal, al contrario, cuándo sucedían accidentes o una que otra mala pasada del destino sonreía levemente haciendo chistes sobre lo estúpido que era ver esa clase de cosas. Pero cuándo una mano se alzó haciendo movimientos circulares llamándolo se quedó atónito, no sabía qué hacer, era Abril, bajó su mirada al suelo esperando que este se abriera y un oscuro agujero se abriera para no tener que ir, pero nunca pasó y no tuvo otra opción que caminar cabizbajo hasta aquella mesa redonda llena de envases de bebidas y de personas no muy ebrias para no hacer contacto visual.

"—Hey, mentita, podrías traernos otra ronda, pero esta vez que sean dobles".

Escupió tajante una voz fingiendo masculinidad. Eso es algo que él no soporta, pero trato de tragarse una respuesta irónica y se dio la media vuelta caminando a dónde Hope se encontraba. Pensó que quién hablaría sería Abril y no ese idiota. Pero al llegar Ho-seok no mencionó nada, había visto todo y no tenía caso insistirle en que se quedara a atender a las pocas personas que estaban en la barra para que él fuera.

En el camino de regreso trato de esquivar a todos los cuerpos que transpiraban un olor desagradable a alcohol con sudor, dejó la charola llena de vasos de cristal sobre la mesa y retiró los vacíos con un semblante totalmente intimidante que transmitía seriedad. Sin embargo, unos orbes llenos de luz lo observaban con total detenimiento, a Abril no la intimidaba, al contrario, le despertaba una extraña curiosidad por él. Ella lo había notado desde el primer día que visito ese lugar, pero pensaba que era un cretino elocuente por el semblante que siempre enmarcaba su rostro. No era la única persona que podía llegar a pensar eso de él, pero era todo lo contrario, Tae tenía la personalidad de un niño, era caluroso, amable, hablador, amaba a su familia, y según uno de sus amigos era desesperante.

No pudo evitar sentirse observado e indiscretamente busco lo que causó su incomodidad, y por unos cortos y muy vagos segundos su iris oscuro se mezcló con la aceitunada y celeste mirada Abril. Eso provocó que moviera sus manos ágilmente y tomara de una vez todo para regresar, lo cual no sucedió porque unos dedos delgados y algo fríos enrollaron su muñeca impidiendo que diera un paso.

—¿Cómo te llamas?

Susurró una voz casi inaudible que logró distinguir, y suspiro pesadamente respondiendo con un simple.

—Tae-hyung.

No le devolvería la respuesta por dos sencillas razones, la primera era que ya sabía su nombre, y la segunda que estaba en hora de trabajo.

Esa noche y parte de madrugada esquivó a toda costa estar cerca de ahí, se mantuvo tan alejado que no se dio cuenta a qué hora Abril y sus amigos de marcharon dejando una terrible y asquerosa mesa.

Horas después.

Un sonido agudo sonaba sin parar en aquella habitación de cama amarillenta y paredes blancas, entre las sabanas se encontraba Tae intentado apagar aquel despertador que no lo dejaba dormir, sin embargo, en un acto desesperado aventó una almohada y por fin hubo una total calma. Al cabo de diez minutos abrió sus ojos arrugando su frente porque el sol le dio directo en su recién levantada cara, tendría que comprar cortinas esa misma tarde. Poco a poco fue parándose hasta conseguir llegar al baño para comenzar su rutina de casi todos los días, al terminar de asearse tomó el pantalón que utilizo la noche anterior y busco entre los bolsillos las llaves de su departamento, pero el sonido de un papel arrugándose captó su atención, lo sacó y cuándo lo desdoblo se revelaron unos números con una inicial en la parte inferior.

Ese fue el comienzo de miradas furtivas, sonrisas tímidas llenas de sinceridad y pequeños roces de manos, Abril siguió yendo al bar con la única intención que tuvo siempre desde el principio; verlo a él y a su peculiar estilo que hacía destacar su cabellera de colores. Los mensajes no faltaron en todas esas semanas, ambos comenzaron a sentir cierta atracción por el otro, pero ellos ya no se conformaban con eso. Así que después de varios días decidieron verse fuera del lugar dónde el destino los cruzo la primera vez. Los cambios en su humor se hicieron muy notorios y sus amigos no tardaron en darse cuenta, así que lo esperaron en su departamento mientras veían series, caricaturas o jugaban entre ellos con cosas muy tontas pero que encontraban divertidas. Un poco menos del anochecer Tae llegó y observó a todos desconcertado, no sabía que hacían en su casa y mucho menos porque le señalaron que se sentará en una silla giratoria en forma de balón que se encontraba frente a ellos.

Con decenas de preguntas lo bombardearon, pero la primera que quiso responder fue una que Ji-min le hizo sobre su salida con Abril.

—Nuestra primera cita fue dulce, como un caramelo con un poco de café; donde quiera que fuimos nos tomamos de la mano, pero a medida que pasaba el tiempo los sentimientos cayeron como un goteo muy rápido... –sonrió elevando una de sus comisuras- su aroma es todavía dulce en mis labios.

Completo en un suspiro, los comentarios acerca de lo último que dijo no se hicieron esperar, pero no dijo nada más. Dos horas más tarde los chicos se habían ido no sin antes decirle que tenía que presentarles a Abril porqué querían saber quién era la chica que había cautivado a su pequeño tae.

A pasos lentos caminó a su cuarto deshaciéndose de su ropa hasta quedar solo en un par de bóxers. Se acostó en su cama y recargó su espalda en la pared mientras estiraba su brazo a la mesa de noche tomando su celular. Deslizo su pantalla y respondió un mensaje que tenía de ella con una sonrisa plasmada en su rostro.

¿Por qué sacudes mi corazón? –dijo al viento en un murmuro acunando su celular entre sus manos cerca de su pecho.

#wattys2019 ﴾♡ one shootʼs﴿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora