XVI - 🎄

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Los días siguientes se cargaron de inutilidad. No conseguí saber algo más de Marián que no sea gusto por Marcos, por el kickball, por el automaquillaje y por las napolitanas de chocolate. O sea, todas las cosas que odio actualmente. 

Me encontraba de nuevo en el comedor (nunca como allí, pero me gusta oír conversaciones ajenas) y, a seis mesas de mí, estaba Marián hablando con una de sus amigas. Escuchaba muy poco, pero podía distinguir.

     — ¿Hay algo más estúpido que el anime? —dijo su amiga.

     Yo, rezándole a lo que sea que exista, esperaba que Marián dijese que el anime no es estúpido o por lo menos intente suavizar el golpe. 

     —Quizá las personas que lo ven —respondió riéndose. 

Estaba solo en la mesa. Nadie sabía que yo era aficionado al anime (por lo tanto, para ella soy doble estúpido... pero solo yo lo sabía).

Ser Diferente ≠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora