XLII - 🥉

30 7 0
                                    


Había pasado una semana de la hecatombe. Por cierto, casi no les hablé de ella, pero mi mamá (quien vivía conmigo) me avisó que estaban llamándome por el teléfono de casa. No quería saber nada de nadie, por más importante que fuese. Pero... cuando oí de quien se trataba, sí quise. Eran Matteo y Ryan.

     —Tu mamá nos llamó ayer —dijo Matteo—. Dijo que te encontrabas fatal por todo lo ocurrido. Claro, nos contó todo.

     —Vengan a casa, chicos —dije.

Los dos chicos vinieron a visitarme. Aún no se habían ido a pasar vacaciones de verano, pero se irían en unos días. El hablar de nuevo con ellos hizo que mi alma retomara el vigor que anteriormente había perdido. Mi inseguridad por las nubes, mi autoestima por el subsuelo y mi tristeza en la cima del mundo. Factores que comenzaron desde que pronuncié mi primera palabra frente a Marián.


Ser Diferente ≠Onde histórias criam vida. Descubra agora