- Oye, oye... ¡Despierta!
Pude oír la voz de Andrew casi en mi oído, y entonces me levanté. Seguíamos en aquel bosque y eran tipo las 6:30 a.m, lo pude deducir por el color del cielo que ya se estaba tornando naranjado.
- ¡Está muy temprano!
- No tanto, además, debemos de volver a casa.
- Hm, bueno tienes razón. ¿Cómo haremos?
- Supongo que yo sé cómo volver.
- ¿Cómo?
- Déjamelo a mi, ahora vamos.
- Vale, vale.
Nos fuímos caminando, yo sólo confiaba en que él supiese hacía a donde ibamos realmente... habían lugares mientras caminabamos que de verdad daban miedo a esas horas, había un cementerio cerca del cual por alguna extraña razón Andrew se quedó observando mucho tiempo.
- ¿Qué sucede? -pregunté mientras lo observaba detalladamente-
Su cabello negro se movía bruscamente con el viento, y sus ojos permanecían puestos en la entrada del cementerio.
- Nada, es sólo que... es mejor que sigamos nuestro camino.
- Cuéntame, sé que te sucede algo.
- Mis padres... murieron. Mi madre murió de una manera muy extraña, mientras mi padre murió en un accidente automovilístico, y pues, fueron enterrados aquí. Tenía apenas 10 años, y mira ahora tengo 17 pero eso me trae recuerdos muy malos.
- Oh, lo lamento mucho enserio.
- No tienes que lamentarlo, sólo espero que estén en algún lugar mejor.
- Esperemos que sí y entonces, ¿quién te ha criado todos estos años?
- Mi tía. Ella siempre ha intentado darme el amor que merezco, pero ¿sabes? extraño a mis padres. Recuerdo cómo mi padre me llevaba a jugar a parques de diversiones y me daba tantos caramelos hasta que no pudiese más, era un niño muy feliz. Pero desde la muerte de ellos todo ha cambiado, me he vuelto frío... inseguro, entre otras cosas.
- Lo siento mucho. Pero vamos, sigamos el camino.
- Vale, por cierto... esto nunca se lo había contado a nadie, no me gusta hablar de esto. Pero extrañamente contigo lo hice.
- ¿Soy la primera persona a la que le cuentas?
- Sí. Los únicos que saben son mi familia, nunca tuve muchos amigos y los que tuve siempre terminaron alejándose de mi. Así que sí, eres la primera.
- Me alegra que hayas confiado en mi.
- No te preocupes, pero bueno, vamos.
Cuando volteo su rostro para seguir caminando, logré notar que sus ojos negros y profundos estaban un poco cristalizados, como si quisiera llorar. No podía hacer nada ni decir nada, es normal ahogarse en ese tipo de recuerdos, son tan profundos y dolorosos que simplemente llegan a rebosar hasta tus ojos. Y el hecho de que yo le dijera que no fuese a llorar o que no pensará en eso, no cambiaría nada el recuerdo y el daño sigue ahí.
Pasaron varias horas y en todo el camino no tuvimos un tema de conversación centrado, sólo le preguntaba de vez en cuando si sabía hacía a donde ibamos o si faltaba mucho para llegar. Cuando estabamos llegando él fue el que hablo y me dijo.
- Faltan unos 5 minutos para llegar, maso menos.
- Uf, menos mal.
- ¿Quieres comer algo en mi casa? Ya son las 12:30 p.m debes de estar con mucha hambre, sólo te comiste en el camino unas galletas que tenías en tu mochila.
YOU ARE READING
El espejo maldito
ParanormalTaylor Manson una joven de 16 años siempre ha tenido una vida normal, hasta que un día todo cambia radicalmente después de que descubre un blog que parece ser que está maldito, pero ella no tiene ni idea de lo que desatará todo esto. Taylor debe de...