Capítulo 10.

6.8K 512 257
                                    

—C-Con cuidado, Kiba-kun.

Encontraron la flor en una semana, al parecer podía camuflarse con la estación, Sakura había tardado una hora en hacer el antídoto para todos, Hinata (ya sin su periodo) le ayudaba a atender a los Inuzuka.

—Estas algo seria Hinata, ¿te pasa algo?.

Sí, le pasaba que ahora dudaba de lo que sentía, era difícil aceptar un cambio así de grande en su vida.

—Creo... Creo q-que, ya no amo a N-Naruto.– aún parecía dudar de lo que decía.

—¿Qué?, ¿cómo llegaste a esa conclusión? – Ansiaba escucharlo todo, era muy obvia la razón.

Hinata le relató lo ocurrido en su misión, omitiendo las partes vergonzosas sobre su incidente.

—Bueno, Sakura sabe lo que dice, y es bueno que pienses las cosas antes de que malgastes tu vida.

—Es que no sé aún lo que siento...

—O lo que ya no sientes.

El castaño se acomodó un poco en su cama, de forma lenta para acercarse a Hinata.

—Tengo mucho m-miedo, no quiero d-desperdiciar mi vida, pero tampoco p-perderme una posible oportunidad... Además, ¿cómo saber que ya no s-siento amor?, ¿que ya no quiero intentar?.

—Lo sabrás cuando encuentres el amor en otro lugar, uno que te corresponda, que te haga sentir querida en todo momento.

—¿Cómo lo encuentro, y dónde si c-con Naruto no es?.

—Para avanzar, tienes que mirar al frente.

La pelinegra alzó la vista, queriendo encontrar significado a "mirar al frente".

Y lo encontró, en el momento en que Kiba unió sus labios a los de ella.

Fueron 4 escasos segundos, Hinata se levantó torpemente.

—K-Kiba... Yo... Lo siento. – salió corriendo, escapando del cambio tan temido por ella.

(...)

—En este momento Hinata ya debió darle el antídoto a Kiba, así que ya no queda más que esperar, sólo faltaba él.

Al guardar sus cosas, un pergamino cayó debajo de una mesa, la pelirosa se metió a levantarlo.

—S-Sakura-chan.

—¿Naruto?, ¡Ah!.

Nunca olviden que están bajo una mesa antes de intentar levantarse.

—¡Sakura-chan, te ayudo!.

Después de levantarse, el rubio revisó que no tuviera alguna herida.

—Estoy bien, enserio.

Físicamente sí, por otra parte estaba nerviosa, no había visto a Naruto desde el día de lluvia.

Mismo día en que se masturbó por primera vez, costumbre que tomó hasta que su misión de la flor interrumpió.

—Vine a ver a Kiba, Kakashi-sensei me comentó lo del virus hace poco, pero en cuanto supe que estabas a cargo me relajé.

Cabello rosa, mejillas rosas.

—Te acompaño a su habitación.

Estaban llegando, cuando se encontraron con Hinata, que corrió pasando frente a ellos.

—Que extraño. ¡Oye, Kiba!, ¿cómo estás?.

—No tengo ganas de visitas ahora. – gruñó.

Y fuiste tú...Where stories live. Discover now