Capitulo 7. From Heaven to Hell

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Gritó con frustración dentro del auto, ni siquiera sabía donde se encontraba, odiaba todo aquello, él solo quería estar en paz, él solo quería quizas ser como uno de esos humanos, vivir despreocupado, con quien amaba, sin preocuparse por el fin del mundo o el tener que ser el causante de que pasara.

Cuando se dió cuenta ya estaba golpeando el volante del Bentley desenfrenadamente, con la respiración agitada se quitó los lentes y se pasó las manos por el rostro, estaba frustrado, sin salida, aquella profecía solo reafirmaba que esta vez todo era definitivo, la guerra entre ambos bandos sucedería, pero ninguno ganaría y aún asi ya fuera él o Aziraphael morirían.

Y no quería ser él, pero no podría dejar morir al ángel, y sabía de la terquedad de su amigo. Con la cabeza recargada en el volante lamentandose de siquiera ser un demonio, no era que no le gustara, pero tampoco le fascinaba, nunca quizó caer, pero se lo merecía, nunca fué digno de aquellas blancas alas.

Un golpeteo en el vidrio de su ventana lo hizó sobresaltarse, de inmediato se pusó los lentes de nuevo como si nada pasara, miró afuera encontrandose con Aziraphael.

-¿Cómo me encontraste?.- Le preguntó abriendo la puerta para bajar del coche. Ni siquiera él sabía donde se encontraba con exactitud.

-Después de todo este tiempo, creo conocerte lo suficientemente bien para saber que saldrías de Tadfield...- El ángel suspiró.- Aunque no creí que estuvieras tan lejos.-

Notó que estaba casi cerca de la base áerea, si se había alejado de aquel pueblo, y ¿Ahora qué?, Ninguno de los dos dijó nada por un momento hasta que el peliblanco se decidió a hablar primero.

-Tenemos que regresar, los demás están esperandonos para hacer un plan...-

-¿Un plan? No va a servirnos de nada.- Se cruzó de brazos dejandose caer sobre su preciado Bentley.

-Al menos hay que intentarlo.- Le reclamó con nerviosismo el ángel.

-Es una profecía, Agnes nunca se equivocó, hagamos lo que hagamos va a haber una guerra, uno de nosotros va a morir.- Desvió la mirada, nuevamente silencio entre los dos, aquello era dificil.

-Eso... está bien...- Lo miró un tanto enojado, ¿Cómo se atrevía a decir aquello?, Por supuesto que no estaba bien.- Es decir, si eso evita que alguno gané... está bien...-

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-Lo dices como si fueras tú el que va a morir

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-Lo dices como si fueras tú el que va a morir.- Aziraphael desvió la mirada tratando de mostrar una sonrisa, pero la sonrisa del ángel era triste, nostalgica y no le gustaba.- Eso no va a pasar.-

-No lo sabemos.-

-Oh ya callate ángel.- Estaba enojado, hasta minutos después el demonio se dió cuenta de que su amigo le había hecho caso, y no había hablado más pero tampoco se fué, siguió ahi, a su lado.

"Las verdades serán dichas..."

¿Acaso la vieja Agnes predijó su confesión mucho antes de que el mismo se diera cuenta de lo que sentía por el ángel?. Fuera lo que fuera, tal vez no tenía otra oportunidad.

Agachó la mirada, y sin verlo entró al carro, parecía uno de esos humanos adolescentes, pero no podía evitar actuar asi, las extrañas sensaciones en su pecho lo confundían y no lo hacían actuar correctamente.

-Entra, tengo que decirte algo.- Aziraphael se mostró algo confundido pero aún asi le hizó caso y se sentó a su lado en el Bentley.

Pero nuevamente se había quedado sin habla, no sabía como decir aquello y no quería empeorar la situación entre ambos, recordando que ya una vez hizó algo inapropiado.

-Quitate los anteojos...-

-¿Qué?.-

-Quitatelos, no hace falta que los uses estando conmigo.- No quería, odiaba sus ojos, y odiaba que alguien más los viera.

Pero era Aziraphael de quien hablabamos, así que lo hizó a regañadientes y tratando de no verlo de frente.- ¿Feliz?.-

-Tus ojos siguen mostrando un brillo...- Crowley no lo miraba, solo hacía muecas mientras miraba al camino frente a ellos.- Siguen pareciendo a los de un ángel...-

-No lo soy.- Afirmó con rudeza el demonio.

-Pero una vez lo fuiste.-

-Eso fué hace mucho tiempo...- Había olvidado aquello, aquel momento en que lo desterraron del cielo, se había obligado a hacerlo porque el simple hecho de recordarlo era doloroso.

Él no quería caer.

-Nunca pregunté...- Habló con nerviosismo el peliblanco al ver lo delicado que era el tema, pero apesar de tanto tiempo, nunca supo aquello y la curiosidad le ganó al fin.- ¿Cómo fué?.-

-¿El destierro?.- El demonio suspiró con resignación, tardandose en contestar y notando un temblor en sus manos se dispuso a hablar de aquello, después de tanto tiempo.- Largo y... doloroso...- Hizó una mueca, no, no quería contar aquello, por qué si lo decía nada cambiaría, no podía sentir pena por un demonio, aunque, ya nada importaba.- La distancia del cielo al infierno es bastante, la caida fué... quemó...-

Recordó el como lo lanzaron a su suerte, solo por preguntar y querer saber un poco más. Recordó el dolor de sentir como si le arrancaran las alas y a la vez se quemaran sus plumas, llorar lagrimas de sangre para que cuando abriera de nuevo los ojos fueran los de una bestia rastrera.

Una mano temblorosa del ángel lo tomó del brazo tratando de reconfrontarlo, regresandolo al ahora. Crowley suspiró pesadamente y poniendose de nuevo los lentes se dispuso a encender el auto.- Ya no importa, tenemos que volver.-

-Crees... ¿Crees que nos conocimos antes del Edén?.- Aquella era una buena pregunta, pero lo recordaría si fuera asi.

-No.- Dobló el volante del Bentley para regresar a Tadfield. El fin estaba más cerca de lo que esperaban, no habría posibilidades de evitar el plan inefable de Dios.

Tal vez no se conocieron antes de la Tierra, pero ambos caminos se juntaron en ella, y ahora era momento que el tiempo acabara. Estaban en su propio bando solos contra el cielo y el infierno y no iban a ganar.

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