Capitulo 9. In The End

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-Deja de lloriquear.- Le exigió Gabriel mientras le apretaba el hombro, planeaba llevárselo consigo de regreso al cielo.-Está hecho, ahora la guerra puede comenzar...-

Aziraphael se soltó del agarre, con ojos llorosos y pegando aquel cuerpo inerte al suyo tomó la espada flameante que le pertenecía apuntando hacia el arcángel, la sangre de aquel demonio aún escurría de ella.- No te atrevas a tocarme de nuevo.- Dijo para sorpresa de todos, con odio en su voz.

Adam corrió hacia donde el ángel, apesar de que el cazabrujas había intentado tapar su visión el había visto lo que había pasado. Tenía que intentarlo, aquello no podía quedar así. Pero el príncipe del infierno tomó al niño del brazo impidiéndole seguir.- ¡Suéltame!.-

-Mocoso traidor, tu padre está muy decepcionado de tí.-

-¡Él no es mi padre!.- Beelzebub se arrodilló con dolor, sin moverse de lugar el peliblanco le había echo un corte en la pierna hiriéndolo.

-Deja al niño en paz.- Una vez más el anticristo se acercó al ángel, arrodillándose al lado de él.

-No se muevan.- Exclamó el niño al ver que ambos lideres se disponían a ir tras ellos, sorpresivamente estos se quedaron en sus lugares obedeciendo a su orden.- Déjame intentar...- Ante aquella petición Aziraphael rompió nuevamente en llanto.

Los minutos parecían interminables conforme pasaban, el ángel le suplicaba a su Dios para que aquel a quien amaba regresara, pero no, nada pasaba. Con la mirada en el suelo, Adam negó con la cabeza, por alguna razón, sus poderes no le permitían revivir al pelirrojo.

Con una mano temblorosa Aziraphael acarició el rostro de Crowley cerrando sus ojos.- Qué estupidez... no puedo creer que por un demonio decidieras hacer todo esto...- Se quejó el arcángel, aún sin moverse de donde estaba.- Lo único reconfortante para ti, es que los altos mandos tal vez te castiguen siendo como aquello que tanto amabas.-

-Si es así, espero que seas menos esstúpido que Crowley...- Habló Beelzebub.

El peliblanco no dijo nada, recordó que el demonio siempre le decía que era demasiado bueno, no quería que por su dolor dejara de ser eso que a Crowley le parecía encantar. Y es que sin saberlo el pelirrojo siempre había tratado de proteger la luz que sus ojos mostraban, ese brillo de inocencia y amor puro.

Todo quedó en silencio por unos momentos, extraño, pues para ese momento la gran batalla final debería de haber empezado pero no era así. Por el contrario, parecía que alguien más estaba ahí, alguien que no estaba antes.

-No puede ser...- Exclamó con asombro Gabriel, Beelzebub solo lo miraba sin entender, ¿Quién era ella?.- Mi señor yo...-

-Guarda silencio Gabriel.- Habló aquella dama mientras seguía su camino. Solo entonces Aziraphael levantó la mirada y comprendió enseguida de quien se trataba, aún cuando nunca le vio de frente.- Hola Aziraphael.-

-D...Dios...- La mujer le sonrió, hermosa en todos los aspectos, un rostro sereno y amoroso, le extendió la mano a su ángel pero este no la tomó, apenado volvió su mirada a quien yacía ahí con él. Adam se apartó un poco, era lo mejor y lo hizo.

-Mi adorado Aziraphael, si tu bondadoso corazón sufre yo también lo hago.- Arrodillada frente al peliblanco le acarició la mejilla.

-¿Por qué no acudiste a mi cuando te llamaba?.- Se atrevió a cuestionar, estaba dolido.- ¿Por qué lo dejaste morir así?, ¿Por qué no lo auxiliaste cuando cayó en el inicio?.- Lloraba, y era entendible, quería encontrar algún culpable de su dolor, del dolor de ambos.

Bad TimesWhere stories live. Discover now