Capítulo 11

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-¿Diga?.- Una voz un tanto estirada se escuchó.

-Traigo una entrega para el señor Cabello.- Mentí hablando rápidamente. Necesitaba entrar.

-Nadie nos habló de ninguna entrega.- Maldije en silencio.

-Sí, bueno es de vital importancia. No creo que le agrade llevarse un regaño por parte de su jefe por no dejarme pasar cuando debía.- Hubo unos segundos de silencios en los que aguarde casi perdiendo la paciencia.

-Esta bien. Adelante.

Las enormes puertas con púas negras y una "C" en medio de ambas se abrieron lentamente hacia atrás permitiéndome pasar, pise otra vez el acelerador casi derrapando en la entrada y frene abruptamente dándole la vuelta a una gran fuente de agua justo frente a la casa. Baje de la camioneta y arreglando mi ropa y cabello con rapidez subí las escaleras hasta la entrada para después tocar el timbre que resonó en toda la propiedad. Unos segundos pasaron antes de que un hombre algo más alto que yo de cabellos canos y tez morena abriese la puerta, vestía como un chef y se me quedó viendo fijamente.

-¿Si?

-Hola, soy Lauren Jauregui, estoy buscando a la señorita Camila Cabello.- Dije atropelladamente y él asintió.

-Adelante.- Se movió para dejarme entrar y luego se me quedó viendo- Sígame.- Me guió unos cuantos metros al interior de la casa hasta detenerse bajo un umbral- Julia, siento interrumpir, pero tengo a alguien aquí buscando a la joven Camila.

Salude a la mujer al interior de lo que parecía ser la cocina con un gesto de manos y una media sonrisa.

-Ella está dando un paseo matutino. Ya sabes, le gusta cabalgar para distraerse.- Contestó la mujer de cabellos castaños- Ha de estar por regresar.

Y cómo si de invocarla se tratase, el sonido de una puerta abriéndose y lo que reconocí como tres voces distintas, se escucharon a nuestras espaldas. Entre ellas, identifique su risa y segundos después estuve mirándola a los ojos fijamente. Venía acompañada por sus padres, al parecer. Camila parecía realmente sorprendida de verme allí y yo di un par de pasos en su dirección.

-¡¿Tú?!.- Preguntó casi con indignación un tanto alterada a decir verdad- ¿Qué haces aquí?

-Tenía que encontrarte. No vuelvas a huir de esa manera.- Le suplique mientras ella negaba ante mi cercanía- Dije que te amaba y no se suponía que huyeras sino que me correspondieras y sé que lo haces.

-No puedes venir hasta aquí y decir todas esas cosas.- Discutió de inmediato.

-Sí puedo. Vine para llevarte conmigo de regreso.- Murmuré con decisión.

-¡Claro que no!.- Exclamó.

-Señor y señora Cabello.- Esta vez me dirigí a las dos personas tras ella quienes veían la escena confundidos- Es un placer conocerlos, soy Lauren Jauregui, trabajo con su hija en la consulta veterinaria y en realidad me gustaría pedir su mano aquí y ahora.

-¡No puedes estar hablando en serio!.- Camila seguía con su histeria pero la ignoré.

-Yo la amo y haré lo que sea para hacerla feliz si ustedes me lo permiten.

-Bueno....- Dijo el hombre a la derecha de Camila- Me gusta la idea de que de qué sea feliz, pero deberías pedírselo a los padres.- Señaló a mis espaldas a las dos personas que me habían recibido.

-Pero que idiota.- Murmure más para mi misma antes de acercarme y estrechar las manos de ambos- Señor y señora Cabello, me disculpo, creí que.....lo siento.

-Esta bien, muchacha.- Respondió el padre de la castaña- Pero me alegra escuchar todo lo que has dicho. Yo no tengo objeción, ¿Tu cariño?

-¡Papá!.- Exclamó la morena indignada sintiéndose traicionada.

-Ella es mucho más atractiva de lo que habías dicho, hija. Y además te ama, basta de burradas Karla.- La mujer le dio una mirada severa pero divertida a la vez- Bienvenida a la familia, Lauren.

Una sonrisa llena de victoria apareció en mi rostro y agradecí una y otra vez a los padres de la mujer que amaba pero que se negaba a aceptar lo que estaba ocurriendo. Me giré para ver a Camila, acercándome a ella otra vez y dejando la menor distancia posible entre ambas aún cuando la castaña seguía negando.

-Te amo, Camila. Ya basta, tienes que venir conmigo.- Para entonces, ella era un mar de lágrimas- Eres lo más real que tenido en años. No te dejare escapar.

-¿Va funcionar?

-¡Jesús, solo di que me ambas!.- Exclame un tanto frustrada.

-¡Te amo!.- Gritó un tanto irritada y solo eso me bastó para acabar por completo con la distancia besándola como si no hubiera un mañana, con total necesidad.

Le había extrañado. Pero la tenía de regreso. En el momento en que nuestras bocas se encontraron todo desapareció a nuestro alrededor. Solo éramos ella y yo bajo mi perspectiva, y desde ese momento siempre lo seríamos.

...

Cuatro años más tarde...

-Lauren.- Dinah cruzo la puerta de mi oficina como un huracán.

-Dinah, yo te adoro pero ¿No sabes tocar?.- Pregunté riendo ligeramente sin levantar la mirada de los papeles sobre mi escritorio.

-Esto es más importante que llamar a la puerta antes de entrar.- Dijo con rapidez. Se notaba acelerada.

-¿Si? ¿De qué se trata?

-Recibí una llamada, bueno en realidad era para ti.- Comentó y yo le puse atención.

-¿Quién era?.- Pregunté frunciendo el ceño dejando aún lado mi trabajo.

-Morgan, la asistente social que está llevando el caso de ustedes con Diego.- La piel de me erizo, llevábamos meses esperando esa llamada.

-¿Qué fue lo que dijo?.- La ansiedad ya se apoderaba de mí- ¡Dinah!.- Le llame la atención al verla estática.

-Lo consiguieron.- Murmuró con casi un hilo de voz.

Me puse de pie en un salto aún sin poder creer lo que escuchaba. Un año completo recibiendo negativas, órdenes de papeleo, un montón de trámites a mi juicio innecesarios, y por fin lo lográbamos. Era una locura. Una sonrisa enorme se extendió en mi rostro justo antes de que un grito de alegría escapara de los más profundo de mi garganta. Corrí para abrazar a la rubia y darle vueltas de la emoción.

-¡Oh dios, Camz se pondrá eufórica!.- Exclamé escuchando a mi amiga reír- Tengo que decírselo ahora.

-Tienes una cita mañana por la mañana. Solo las firmas y podrán traer al pequeño a casa.

-¡Oh la vida es bella!.- Deposite un sonoro beso en la mejilla de la rubia y deje mi oficina casi volando.

Necesitaba estar en casa para darle la noticia a Camila. Dios, estábamos a un par de firmas de convertirnos en madres.

***

Solo queda un cap y no hay epílogo.

P.D: Como siempre disculpen los errores gramaticales y ortográficos.

The Choice (Camren)Where stories live. Discover now