Han pasado dos días después del partido contra la selección de Australia. Ayer tuvimos el día entero libre, y yo disfruté de una buena mañana de sueño con una tarde ideal y perfecta hablando con Byron por Skype.
Tenía que ponerle al día de los últimos acontecimientos.
Sigo dolida con Jude, desde que llegué no ha parado de meter la pata una y otra vez. Primero con Caleb, luego con lo que dijo el entrenador, antes de ayer preguntando por el accidente que causó mi padre…Sólo le ha faltado hacerse mejor amigo de la pelo frito.
Por suerte esa no ha vuelto a poner un pie en la concentración, así que estoy contando las horas hasta que vuelva a aparecer. Lo va ha hacer. Seguro.
Travis aparece de repente y sin casi venir a cuento. Cada vez que hace eso un escalofrío recorre mi espalda hasta llegarme a la cabeza, esto nunca trae nada bueno.
Terminan el entrenamiento y forman una reunión en el comedor. Quiere comunicar algo.
-Ya sabemos quienes serán nuestros rivales en la segunda ronda del Torneo Frontier Internacional. Se trata de la selección de Qatar, los Leones del Desierto.
-¿Y qué clase de equipo es?
-Su punto fuerte es la gran resistencia física que tienen. Además de una gran fuerza en las piernas, lo que les permite correr y tirar sin cansarse.-explica Celia como una gran periodista que es.
-Para jugar contra ellos tendremos que reformar el entrenamiento básico y nuestra condición física. Así que para el partido contra Qatar tendremos que haber controlado estos dos puntos, ¿está claro?
-¡Sí!
Se marcha sin dar más explicaciones. Es un entrenador de pocas palabras y siempre espera que los chicos saquen los entrenamientos de sus cabezas.
Las chicas también se largan y Willy huye antes de que yo pueda hacerle algo. Genial, ahora soy la única que tiene la clave para que esto salga bien.
-No pienso deciros nada.-me cruzo de brazos antes de que digan algo.-Os jodéis y pensáis por vosotros mismos. Si es que podéis claro.
Le lanzo una mirada envenenada a casi todos los presentes. Sólo consiguen salvarse los que se mantienen a mi lado.
-Adrianne no te pongas digna, anda.-me dice Axel de mal humor.
-Si quieres saber algo se lo pides a tu novia. A mí me dejas en paz.
-No empecéis, ¿vale?-Thor se pone en medio de los dos.-Adrianne tiene razón. Si no pensamos por nosotros mismos no llegaremos a ningún lado.
-Hombre, por fin alguien que me da la razón en algo.-exclamo.-Ya estaba siendo hora.
-Vale, está claro, ¿pero cómo entrenaremos para eso?
-Es evidente.-salta Hurley.-Si todo se reduce a correr mucho, ¿no? Pues hay que correr, correr y volver a correr hasta conseguir unas piernas como las de esa gente.
Palmeo mi frente. Menuda mierda de plan de entrenamiento.
-Es verdad, haremos eso.
Oh, santo bendito, el capitán piensa que es buena idea.
-Parece simple pero parece ser lo mejor.-¿Jude también?
¡Qué son jugadores de talla mundial! Llevan corriendo con esa climatología y en la superficie de arena desde que son enanos. Por mucho que ellos corran nunca conseguirán la resistencia que tienen ellos.
El clima va a jugar a su favor pero la resistencia no. No creo que matarse a hacer los mil metros lisos como un millón de veces sea suficiente para conseguir alcanzarles.
Podría disuadirles pero me mantengo al margen. Si pierden tengo reservas para llegar al mundial y acabar con Zoolan Rice mucho más tranquila.
-¿Te parece una mierda de entrenamiento, verdad?-me pregunta Caleb cuando todos salen a tropel de la cocina.
-Sí.-afirmo.
-A mí también.-se encoge de hombros.-No vamos a sacar nada con ello.
-¿Y por qué no se lo has dicho?-le pregunto mientras me subo a la encimera de un salto.
-Primero porque a mí no me van a hacer ni caso; y segundo, porque prefiero que pierdan y nos vayamos con la selección de Italia. Paolo por lo menos era un tío que merecía la pena.
Eso es cierto. Es el único ser en la faz de la tierra que ha conseguido ganarse la confianza de mi hermano en menos de un día.
-Yo tengo la culpa. Te hice venir aquí.
-Bueno, en cierto modo es normal…-suspira.-Axel estaba aquí.
-Sigue estando. No se ha muerto ni nada por el estilo.-le miro y veo que tiene el ceño fruncido.-¿Qué pasa?
-Pasa que me dan ganas de reventarle la cabeza a patadas cada vez que se cruza por mi lado.-murmura.-A él y a la muñeca hinchable que tiene por novia.
-No es una muñeca hinchable.-le regaño por el mote aunque me estoy aguantando la risa.-No empecemos a ponerle motes a la gente que luego se nos escapan en su cara.
-Si se me llega a escapar algo en su cara, créeme que “muñeca hinchable” es lo más bonito que le voy a decir.
(…)
Austin se marcha mucho antes de lo normal. A veces me pregunto a donde va todos los días, porque está claro que no se va a su casa. La historia de que echa de menos el colchón está muy usada. Además, este chico dormiría encima de una piedra con tan sólo pasar más tiempo con Blaze. Literalmente le idolatra.
-¿Pero otra vez con lo mismo?
-¿Pero por qué siempre se tiene que ir a mitad del entrenamiento?
-Bueno, sus razones tendrá, supongo.
-No os preocupéis tantos madrecitas.-les digo.-Ya voy yo a averiguarlo.
Me empieza a cansar que todo les parezca extraños porque no sea lo común en ellos.
Hacer de detective privado se me da muy bien. Es algo tan cotidiano que cuando esto se acabe lo echaré de menos.
El niño corre que se las pela. Me he quedado como una idiota en la puerta del instituto porque le he perdido de vista una vez la ha cruzado.
Vuelvo al comedor muerta de calor. Tanto correr para nada.
-¿Pero tú no te habías ido?-pregunta Nathan al verme de nuevo al cabo de diez minutos.
-Sí, bueno, no es mi culpa que el niño sea tan rápido. Si tanto os preocupa ir vosotros a la carrera detrás de él.
-Si no recuerdo mal presumías mucho de ser rápida como el viento.-Axel está clavando su vista en mí.
-Y tú no eras un capullo. Mira, los dos nos equivocamos.-le contraataco sintiendo el veneno fluir por mis palabras.
Shawn tira de mí hacia fuera para que no mate al pelo pincho. En realidad no le quiero matar, ni mucho menos, sólo quiero llorar hasta quedarme seca y pedirle que me explique porqué me ha hecho esto.
Frost me mira fijamente, esperando a que escupa algo malo del rubio pero simplemente le miro con ojos tristes.
-Duele querer demasiado a alguien.-digo por fin.-Mira, no sé si alguna vez te habrás enamorado Shawn pero si no lo has hecho no sabes la suerte que tienes. Es una mierda.
-No si encuentras a la persona correcta.
-¿Y quién es la persona correcta? Porque tarde o temprano todo el mundo te acaba por hacer daño.
-Mira que eres negativa, ¿dónde ha quedado tú positividad?
-Me la comí.
-Ya decía yo que te veía más gorda…-se ríe y acaba por contagiarme.-Anda tira hacia el campo si no quieres que te lleve a rastras.
-Me gustaría ver eso pero creo que lo vamos a dejar para otro día en el que me apetezca hacer de mopa del suelo.
(…)
Las horas siguientes son horrorosas. Hace un calor horrible.
Me he cambiado y voy en pantalones cortos, camiseta de tirantes y me he puesto un paraguas a modo de parasol porque no tengo ninguna intención de coger una insolación.
Encima, han decidido ponerse a correr con toda la solanera. Tienen muchas papeletas para que les de un golpe de calor, y lo que menos nos hace falta es tener bajas en el equipo.
-¡Bien!¡Ya hemos acabado el entrenamiento por hoy!
Mark sigue fresco como una rosa. A veces me pregunto si es de este planeta porque de verdad que lo dudo mucho.
Los demás se tiran al suelo, no pueden ni con su alma.
-Que calor hace.-normal que el príncipe de las nieves se queje. Es un chico de frío y montaña.
-Vaya si hemos corrido…
-No hemos parado nada.
Mi vista cambia de dirección y se dirige a una cabellera verde que se sigue moviendo por el campo.
Jordan a decidido que quiere ir al hospital. Así es él, retrasado mental.
-¡Jordan, que ya hemos acabado el entrenamiento!-grita Evans.
Como si no se hubiese percatado…
-Anda, tomar, es agua recién sacada del congelador. Las he sacado justo para que se derritiese el hielo pero siguen frías cual glaciar.
Les dejo la caja en el suelo y que se las apañen. No puedo sujetarla junto al paraguas.
-¿Y tú por qué llevas un paraguas si no llueve?-Caleb me mira burlón.
Debo de parecer una pinzada.
-Porque no quiero que se me tueste el cerebro.
-Para las dos neuronas que tienes daría un poco igual.-Xavier me mira divertido mientras bebe agua.
-¡Eh!-le lanzo una botella directa a la cabeza pero la para.-Basta el bulling hacia mí.-me quejo entre risas.-Que malos que sois, la próxima vez os va a traer agua vuestra madre.
Les dejo descansar y aprovecho lo que queda de tarde para ir a mi casa a poner la lavadora y tender.
En el instituto no hay nada de esto así que una vez cada tres días me llevo la ropa sucia, la lavo y a los días vuelvo a recogerla para llevarla de nuevo a la concentración. De paso saludo al señor Hilman y me quedo un rato hablando con él sobre el mundial.
Hoy no estaba así que tardo una media hora y decido volver al Raimon porque ya no tengo nada que hacer en la ciudad.
Estoy a punto de llegar cuando me encuentro con Camelia, Silvia, Mark y Axel, que están hablando entre ellos parados en medio de la acera.
-Reunión de pastores, oveja muerta.-les digo a modo de saludo.-Enserio, ¿qué hacéis aquí parados?
No les da tiempo a contestar. Un ruido atronador proveniente del motor de una moto nos hace darnos la vuelta a todos para saber quien es el causante de tal rompedor de tímpanos.
Es un chico con chaqueta de cuero y una motocicleta tuneada.
-Uh, ay va…Cuantas chicas guapas tenemos por aquí.-me da un tic nervioso en el ojo. Hay que ser imbécil de manual.-Venga, no os quedéis con esos tíos, nosotros somos muchísimo más divertidos que ellos.
Aparecen los que el otro día buscaban a Archer.
-¿En serio esperáis que nos vayamos con vosotros?-arqueo una ceja.-Con un enanito de jardín que no se sabe si tiene diecisiete años o cinco, con el que podría hacer el anuncio de Michelin, con otro que lleva ropa tres tallas más pequeñas y, por último, el que se piensa que tiene una David Harrison y en verdad tiene una patata de moto tuneada en el taller de su casa con piezas que ha encontrado en el desguace. No me parece muy buena oferta.-sonrío cínica.-Ahora si me permites, tengo que seguir mi camino en el que tú ni nadie de tu pandilla tiene un hueco.
Paso con toda mi chulería por su lado pero tira de mí agarrándome la muñeca con fuerza. Si las miradas matasen, él estaría a mil metros de profundidad y yo bailando sobre su tumba.
-Espera monada. Vas demasiado deprisa, y las chicas que corren no me interesan en absoluto.
-Ahí le has dado, eso es lo que intento.
Le miro con cara de pocos amigos. Sé que no puede haber una pelea antes de un partido y eso implica también a los gerentes y entrenadores.
Esto tiene que ser un deporte limpio, o eso se supone. Si fuese por mí ya le habría dado un puñetazo en la nariz.
-Venga chica, vente con nosotros. Te lo vas a pasar muy bien.
-Suéltala ahora mismo.-Axel me defiende.
-Bah, mejor lárgate chaval si no quieres saber lo que es bueno.
-¿Y si yo quiero saber lo que es bueno entonces qué?-Hawkins aparece.
Menos mal que con eso al tío se le cambia la cara.
-¿Archer Hawkins?
-¿Qué creéis que estáis haciendo?¿Habéis olvidado las reglas del equipo o qué?-va dirigido a los otros.
-Tranqui, tranqui, recuerda que tú ya no eres el jefe. ¿Verdad qué no, Archer?
-¿Quieres decir que ahora el jefe eres tú, Felix?-me sale un risilla para nada controlada. El nombre ha sido demasiado para mí.-¿Qué ha pasado con Justin?
-¿Justin? Ah, bueno le echamos porque era una lata tenerle al lado. Ya sabes, se fue con viento fresco
-Bueno, tú tampoco eres lo que se dice muy agradable para los sentidos, Felix.-me burlo ya que me ha dado la oportunidad.
Él, por su parte, intensifica el apriete de mi muñeca.
-Maldito.
-Oye Archer, no es por interrumpir ni nada pero ¿puedo pegarle el puñetazo ya? Me empiezo a cansar de tener el brazo en alto.
Antes de que pueda ni si quiera hacer el amago el chaval me ha lanzado hacia el otro extremo de un empujón.
Casi me la doy de cara contra la acera sino fuera por el cuerpo de Axel que se ha interpuesto en el medio. Me separo enseguida dándole la espalda.
-Va siendo hora de que comprendas de que tu tiempo ya ha pasado.-da un chasquido en el aire como si eso fuese muy guay. En realidad queda patético a no ser de que lo haga Byron.-A por él.
Van todos excepto él. Ya sabemos quien es el más cagueta de la pandi.
-¡No seáis idiotas!
Lanza esa patada tan rara que suele hacer. Tiene una fuerza impresionante y levanta mucho viento haciendo que los chavales acaben en el suelo gritando.
-Bah, menuda pandilla de inútiles.-el otro tiene intención de usar su puños.
-Basta ya. Archer es uno de los nuestros, es de nuestro equipo.-el capitán se mete en medio intentando amainar el circo que se ha montado.-Si quieres darle a alguien aquí me tienes a mí.
-Hombre Mark, no seas tonto, que te va a dejar la cara como un mapa.-intento disuadirle-¿Qué tal si mejor nos piramos y le dejamos solo con su locurote de que es el puto amo y el más chungo del barrio?
-¡Qué no me has dejado acabar!-me recrimina como un niño.
-Vale, perdona, perdona, sigue con tu discurso.
-Archer lo mismo te digo, si tienes tantas ganas de enfrentarte a alguien aquí estoy yo.
Ah, vale eso está mejor.
El chaval se monta en la moto y se pone en marcha para irse. No sin antes frenar donde estoy yo y dedicarme una mirada que desnuda mi cuerpo entero.
-Volveré a por ti, nena.
-Aquí te espero.-le sonrío falsa.-Te recibiré con un ollazo en la cabeza. Avisado quedas.
-Me gustan las mujeres difíciles.-resoplo.
Que ganas de asesinarle.
-Siento que os hayan causado tantos problemas.
Hago un gesto con la mano para quitarle importancia.
-Dime, ¿qué está pasando aquí?
-Lo siento capitán pero deja que yo me encargue de estos asuntos de mi pasado.
Le vemos alejarse. Es un chico misterioso. Me gustaría saber el motivo por el que el señor Hilman decidió citarle para que hiciese la prueba para la selección.
-¿Hablabais de Austin?-cuestiono.-¿Vais a ir a buscarle?
-Sí, queremos saber que es lo que le ocurre para ayudarle. Es nuestro compañero.
-Yo también me apunto.
A pesar de que Axel esté a mi lado le ignoro durante todo el camino. Tengo la esperanza de que con eso se vuelva invisible y me olvide de que una vez existió en mi vida.
Ilusa. Lo sé.
Voy hablando con Camelia y Silvia de tonterías intentando no hacer caso a la mirada oscura del rubio, que está clavada en mi nuca.
¿No tiene otro sitio al que mirar? Me está crispando los nervios.
Por fin, tras un buen rato, llegamos a un restaurante que tiene por nombre el apellido del chiquillo.
-¿Hobbes House?
-¿Y aquí está Austin?
-Hombre, pues si tiene su apellido no va a ser de Papá Noel.-les contesto vacilona.
No saben conectar los puntos clave de las cosas.
-¿Queréis algo chicos?-una pelirroja con un delantal aparece detrás de nosotros pegándonos un susto de muerte.
-Ah, no, es que somos compañeros de Austin.
-¿De Austin dices?
-¿A qué vienen tantas voces, Rachel?-hablando del rey de Roma…-En este momento iba a llevar los pedidos…
Se calla al vernos ahí parados.
-Capitán…Axel…
Nos invitan a pasar mientras él se va a repartir las cosas que han pedido antes de que los clientes se enfaden.
Nos sentamos en una de las mesas del lugar, que ahora está totalmente vacío, para hablar con su madre y con la pelirroja.
Resulta que el chico se está encargando de llevar él solo el restaurante porque su progenitora está enferma y tiene que mantener reposo indefinido.
-¿Y hace todo esto después de jugar?
Para un crío de catorce años es mucha responsabilidad. Yo con su edad me dedicaba a jugar y a estudiar. Y aún con esas me agobiaba…
-Entonces lo de Austin es impresionante…
-Y gracias a que Rachel, la chica del puesto de al lado, nos echa una mano cuando puede porque sino…
-Los vecinos están para ayudarse señora Hobbes.
-Pero, si no me encontrase tan débil no le causaría tantos problemas a mi hijo. Yo sé que él querría entrenar con todas sus fuerzas pero por desgracia…
-¡Ya estoy de vuelta!-ahora entiendo porqué corre tanto.-Pero bueno, ¿qué haces mamá? Tú tienes que descansar. Aprovecha ahora que no tenemos mucho lio.
-Ay, que bonito es…-me emociono sólo con verle.
Si alguna vez soy madre, quiero tener hijos tan fantásticos como Austin.
-Lo siento hijo…
-No pasa nada, ya te he dicho que puedo hacerme cargo del local.
-¡Austin!-Evans se levanta de golpe.-¡¿Pero por qué no nos has contado nada de todo esto?!
-Porqué…
-Los pedidos.-agarra una de las bolsas enormes.-Venga, yo me ocupo.
Se marcha por la puerta bajo la atenta mirada de todos.
Según sale, miro el reloj que está colgado en una de las paredes a ver cuantos segundos tarda en darse cuenta de que no tiene ni idea de donde debe dirigirse con la comida.
-Esto…¿Me puedes decir dónde tengo que llevarlos?-asoma el morro por la puerta con una sonrisa vergonzosa.
-Cuatro segundos. Pensaba que tardaría más.
-¿Lo has contado?-me pregunta Axel.
Como respuesta se lleva mi ignore olímpico.
-Gracias por contestarme…-murmura para si mismo.
Ofrecemos nuestra ayuda. Tampoco tenemos nada mejor que hacer.
Las chicas hacen de camareras, los chicos llevan los pedidos, y yo me meto en la cocina junto a Hobbes porque soy la única capaz de preparar todos los platos del menú que tienen ya puesto.
Terminamos agotados pero felices. No hay nada mejor que echar un cable a alguien que lo necesita.
(…)
En cuanto entro a mi cuarto me dejo caer derrotada en la cama. No he cenado y siendo la hora que es paso de bajar a la cocina a husmear en la nevera.
Mañana ya desayunaré más. Además, como todos estarán nerviosos por el partido contra Qatar, dejarán la mitad de bollos en su plato.
Estoy alelada pensando en el delicioso chocolate que van a tener mañana los croissants cuando algo choca contra mi cara.
-¿Puedes dejar de babear con lo que sea que estás pensando y decirme dónde te has metido hasta estas horas?-giro mi cabeza y me encuentro con Xavier mirándome con una pose de madre preocupada.
-Hemos estado ayudando a Austin.-le comento la historia a grandes rasgos.
-Oh, ¿y por qué tenías cara de tonta cuando he entrado?
-Pensaba en pasteles. Tengo hambre, no he cenado nada.-se carcajea en mi cara.-A todo esto, ¿estabas preocupado por mí?
-Pues claro.
-Vaya, eso no me lo esperaba…-se vuelve a reír.-¿Qué?
-Estás tan acostumbrada a Axel que se te ha olvidado que no todos somos iguales.
-Ya sé que no sois iguales, no soy tan tonta. Con David era muy diferente.
-Yo no digo que no lo sepas, simplemente que lo has olvidado.
Le miro callada sin nada que decir.
Me empuja para que le haga un hueco en la cama y al tumbarse se voltea hasta quedar cara a cara. Casi puedo notar su respiración en mi rostro y veo a la perfección sus brillantes ojos del color de los jades. Unos preciosos orbes verdes.
-¿Puedo hacerte una pregunta?-susurra como si alguien nos pudiese escuchar.
-Ya la has hecho pero, adelante, dispara vaquero.
-¿Qué vistes en él?¿Por qué le elegiste sobre todos los demás?
-Porque Axel era…Era un amor conmigo y sabía llevarme, que eso es muy importante. Tenía con el la confianza de un mejor amigo pero multiplicado por mil, porque a parte de eso también hacía que se me estremeciera todo el cuerpo.
-Me da a mí que has visto muchas películas. Una pareja no es sólo tener la mejor confianza del mundo, sino alguien que puede ver a través de ti, saber lo que te gusta y lo que no, que te entienda, que te complemente y que te complete. No sé, no creo que una relación se base sólo en confianza. Las relaciones tienden a estar idealizadas.-me viene un flashazo de Erick hablando. Le añoro muchísimo.-Te lo puedes pasar muy bien con una persona pero a veces, por mucho que la ames, no es la indicada.
-Xavier…
-Déjame acabar.-me pone la mano sobre la boca para que me calle.-Eso me pasa contigo, por mucho que te quiera no eres la chica que podría estar siempre en mi vida.
-Vaya, ¿me lo tomo como un halago o te rompo la nariz? Porque esto me suena un poquito a insulto.
Las declaraciones no son lo suyo.
-No, no lo entiendes. No es un halago ni un insulto, sólo es una observación. Quiero decir que amar y la búsqueda de la persona ideal no siempre van cogidos de la mano. Yo creo que tenemos que disfrutar del enamorarnos pero no juntarlo con lo otro. Son dos cosas bastante diferentes.
-¿Qué tengo que hacer para que te calles?-pregunto desesperada.-No llevo bien las fumadas locas de las noches. Hago lo que quieras menos acostarme contigo.
No entiendo a que viene este debate nocturno pero no tengo ninguna gana de ponerme a hablar sobre el amor. Estamos pasando por una etapa de odiarnos mutuamente.
No hace falta que diga nada para que sepa a la perfección que es lo que quiere.
Deposito un beso en uno de sus mofletes. Él me lo devuelve y me mira feliz.
-¿Ahora qué quieres?-bostezo. Sigue mirándome fijamente.-¿Quieres quedarte a dormir conmigo y no sabes cómo decirlo?¿Pero no te cansaste la otra noche de que te pegase patadas hasta en el occipucio?
-Me encanta dormir contigo. Me da igual que me des una paliza a la noche, yo descanso la mar de bien.
-Bueno tú verás pero luego no te quejes.
No tarda ni medio segundo en tumbarse a mi lado y taparse con mi sábana. No me importa dormir acompañada pero temo por su vida. No sería la primera ni la última vez que tiro a alguien de la cama y todas las personas con las que he dormido lo saben.
(…)
Me he levantado con un dolor de cabeza bestial. Desde que me fui de Japón he tenido estos ataques de migrañas, es algo que ya he adoptado como normal en mi vida. Según los médicos esto se debe a altos grados de estrés y cambios bruscos en lo denominado “zona segura” o “zona de confort”.
Tengo que tomarme las pastillas que me recetaron y que tanto odio tomar. Son sumamente fuertes y me dejan para el arrastre. En la prescripción médica ponía que una vez consumidas el sujeto debe quedarse en reposo absoluto para evitar desmayos o que te abras la cabeza pero hoy hay un partido importante y debo estar ahí.
Veo como Nathan mete un gol desde un saque de esquina y abro la boca como un pez fuera del agua.
-¿Soy yo que voy muy drogada o han metido un gol de verdad?-le pregunto por lo bajo a Caleb.
-Ha sido de verdad.
-Vaya…-suelto asombrada.-Yo pensaba que la mierda de entrenamientos que hacíais no iban a servir de nada.
A parte de parecer un zombie también me dan incontinencia verbal. Las palabras no pasan por mi cerebro, directamente salen por mi boca. Es igual que el suero de la verdad.
Los que se han quedado en el banquillo me atraviesan con la mirada.
-¿Qué? Si eran una mierda eran una mierda.-me encojo de hombros.
-Yo que tú cerraba la boca antes de que te metan un balón en ella.-susurra divertido mi hermano.-Se lo merecen un poco pero si continúas te acabará pasando factura. No estás en plenas facultades, mañana te acordarás y te arrepentirás.
-Tampoco es que esté mintiendo…
-Ya, bueno, anda, céntrate en ver el partido o duérmete.
Otro gol a nuestro favor y este viene de la mano de mi amigo pelirrojo.
-Wow, extraordinario. Sabía que este equipo tan mequetrefe servía para algo.
La escena se repite. Ellos me miran mal y yo elevo los hombros sin darle importancia.
-La estás cagando de nuevo…
-Aquí una ya no puede ni dar su opinión.-mascullo.-No os preocupéis que no hablo más.
Vuelven sudorosos y medio deshidratados cuando acaba la primera parte. Hace calor y la resistencia tiene su tope.
Ha estado bien pero nadie asegura que en la segunda esto no dé la vuelta. Los Leones siguen frescos y ellos están exhaustos. Esa es su gran ventaja.
-Adrianne, ¿estás bien?-Shawn se apoya en mis rodillas.-Tienes la peor cara que he visto en siglos.
-Gracias guapo. Yo también te quiero.-le contesto mientras me apoyo más en el hombro de Caleb.-Me he drogado. Sí, como lo oyes.
-¿Qué?-mira espantado al moreno.-Pero…
-Son las pastillas para la cabeza.-argumenta antes de que a mi amigo le de un chungo.-Que le duele. No es que esté loca.
-¿Estás seguro?-bromea el alvino.-Muy normal no ha sido nunca.
-Te pegaría si pudiera moverme.-le digo arrastrando las palabras.-Si os digo la verdad no sé ni como he llegado hasta aquí por mi misma.
-Te he ido empujando todo el camino.-me responde Caleb de nuevo.
-Ah, sí, es verdad.-y otro bostezo.-Estáis jugando muy bien Shawn pero cuidado en la segunda parte.
-Lo tendremos.
Empieza la segunda parte con un Inazuma cansado. Esto no pinta nada bien y menos cuando los de Qatar han puesto otro delantero más.
Jordan no se menea del suelo. Incluso con el efecto de las pastillas en todo su esplendor soy consciente de que necesita ayuda y soy yo la primera que, tambaleante, se lanza a mitad del campo para recogerle.
-Jordan, ven, vamos, arriba.-le incorporo.
Se mantiene más o menos por si solo mientras que Frost me sujeta a mí de la espalda para que nadie note que no estoy al cien por cien de mis facultades.
-¿Cómo has podido quedarte sin aliento tan rápido?-Jude está a su otro lado intentando que recobre un poco el aliento.
-Parece que haberme empeñado en seguir entrenando después de los demás tiene sus consecuencias.-tiembla tanto que parece que se vaya a romper.-Esto es lo que tiene forzar demasiado el cuerpo. Lo siento mucho, soy un estorbo para vosotros.
-¿Qué estorbo ni qué estorbo? Lo que eres es un cabezota.-le digo con la lengua de trapo que tengo.-Y un inconsciente. Sí, un inconsciente.
-¿Y a esta la que la ocurre?-pregunta mirándome raro.
-No se ha tomado su café mañanero.-Shawn es muy bueno improvisando.-El cerebro le va a medio gas.
Me voy a quejar e incluso tengo la boca abierta para hacerlo pero él tira de ambos hacia el banquillo.
-Adrianne, mejor que os quedéis los dos sentados y fuera del campo.-remarca “los dos”.-Caleb, vigílalos por favor.
-Eso está hecho.
Ahora sí que empiezo a dudar que las pastillas hagan un efecto catastrófico en mí. ¿En qué momento mi hermano se ha vuelto amable?
Estaba cantado que nos llevaríamos un gol tarde o temprano, sólo era cuestión de tiempo que a los chicos se les agotase el combustible. Es hora de que empiece el verdadero juego.
Esta vez confío en mis amigos. Pueden ganarles si emplean lo que les queda de fuerza al máximo.

ESTÁS LEYENDO
Lucha (Inazuma Eleven)
FanficAdrianne ha tenido que sacrificar muchas cosas en este tiempo, pero nunca imaginó que perdería a la persona que más ha llegado a querer, y mucho menos que le arrebatarían una parte de si misma. Decidida acabar con todo esto piensa enfrentarse a quie...