CAPITULO 13

1.1K 74 0
                                    

En toda la mañana no he conseguido encontrar al padre de Axel por ningún sitio. He mirado en todas las plantas del hospital varias veces y lo mejor que he sacado ha sido miradas raras por parte de los médicos y las enfermeras.
Mi plan ha sido un auténtico desastre así que para compensar, y ya de paso librarme de estar en el entrenamiento de hoy, decido darme una vuelta por el centro.
Después de lo ocurrido anoche con el pelo pincho no sé si voy a ser capaz de mirarle a la cara.
Tras ver varias tiendas en las que no compro nada, me siento en un bar para tomarme un batido de frutas. Me vicié a ellos por culpa de Paolo.
Me lo bebo a sorbitos, sin prisa por ir a ningún sitio mientras reviso todos los datos que he ido recolectando durante estos meses y que, por miedo a que Opal los encuentre, llevo todo el rato conmigo.
Esa arpía es capaz de cotillearme la habitación de arriba abajo. Bueno, eso si no lo ha hecho ya…
Cada vez los campos petrolíferos de Zoolan Rice sacan menos beneficios pero, en cambio, la cantidad de armas que ha estado fabricando y vendiendo le han dado buenos resultados. Tanto es así que ya sólo le hace falta prender la mecha que prenda la guerra. Y esa mecha es el TFI.
Estamos a un paso de vivir casi la Tercera Guerra Mundial y el mundo no se ha dado ni cuenta.
Con ello él acabaría dominando el mundo. Todos estaríamos bajo la merced de un hombre vil y despiadado.
A veces me pregunto si mi padre tiene que ver algo en todo esto. Lleva desaparecido tanto tiempo sin dar ni un signo de existencia que he comenzado a pensar que ese hombre lo mantiene entre las sombras por alguna razón.
Cuando me acabo el batido vuelvo a guardar los documentos en el bolso y saco el móvil tentada a llamar al detective Smith para preguntarle si sabe algo sobre ello pero enseguida lo vuelvo a meter donde estaba.
Por mucho que quiera saberlo no va abrir la boca. Me dejó muy claro que la información sobre mi padre sería totalmente confidencial ya que está en busca y captura.
(…)
Llego al campo en mitad de un revuelo tremendo. Están hablando sobre algo muy interesante ya que han parado incluso de entrenar.
Pregunto que sucede pero nadie me presta ni la más mínima atención. Vuelvo a intentarlo obteniendo el mismo ignore, así que no me queda otra que hinchar los pulmones y hacer acopio de todas mis fuerzas.
-¡Callaos!-se hace un silencio sepulcral.-Gracias. Ahora, ¿qué os pasa?¿A qué viene tanto alboroto?
-Mark ha recibido una carta.-me explica Nathan.
-¿Y por eso os ponéis así?¿Por una carta? La próxima vez os haré una a todos para que nadie se sienta discriminado.
-¿Has sido tú?-Willy se acerca tanto a mi cara que le tengo que dar un empujón para que no me toque.
-¿Tengo pintas de tener ganas de escribir una carta?-señalo mi cara.
-Se supone que es de su abuelo.-menos mal que Silvia sigue calmada.
-¡¿Cómo va a ser de su abuelo?! Que yo sepa no hay correos en el cielo.-niego con la cabeza.
Menuda tontería de discusión.
-¿Me dejas ver?-le pregunto al capitán. Él me la enseña.-Pues parece su letra, es imposible de leer.
-¡Pero los fantasmas no escriben!-ay, dios mío.
-Igual cabe la posibilidad de que no esté muerto.-dejo a Willy planchado.-Pero no te preocupes, si es así y me muero te mandaré una postal siempre que pueda desde los lugares que visite en el inframundo.
Sí, porque el cielo dudo mucho que lo pise.
-Bueno, no le demos más vueltas.-dice Evans.-Escuchad, si ha habido algún error con esta carta, ¿entonces qué más da? Y si es verdad, entonces nos veremos en el Mundial del Torneo Frontier Internacional, si llegamos a él. Así que dejarlo y vamos a entrenar.
-Menudo positivismo…
Y una mierda, eso no se lo cree ni él mismo. Está claro que no va a dejar de darle vueltas a la posibilidad de que su abuelo siga vivo.
Igual resulta que no está muerto. Cosas más raras se han visto.
Viendo que van a seguir corriendo de un lado para otro decido volver a mi habitación. No quiero tener a Axel cerca.
-Adri, ¿no te quedas a vernos?-me pregunta Hurley colgándose de mi cuello.-Seguro que el aire puro te viene bien. Llevas días encerrada.
-Mucho aire puro contigo al lado no hay. Que peste.-me tapo la nariz con mis dedos.-Hace falta más desodorante. Celia, apúntalo en la lista de la compra.
El surfero me mira mal pero enseguida suelta una risotada. Se lo digo a coña aunque sea bastante cierto.
-¿Pero te quedas o no?-Nathan se acerca.-Echamos de menos alguien que nos diga todo lo que hacemos mal.
-Para eso ya está Jude.-puntualizo.-No soy necesaria en esa misión.
-Creeme que sí.
-Os las apañaréis.-le pongo una mano en el hombro.-Luego nos vemos. Tal vez.
Por el rabillo del ojo veo como Opal sonríe alegre por la situación. Que la deje banda ancha con los chicos debe de ser ideal para ella.
Sonríe bonita. Sonríe mientras puedas.
(…)
No pego ojo en toda la noche. Y no porque no haya querido sino porque me he tomado la molestia de prepararme muy bien el discurso que quiero soltarle al padre de Axel.
Es un hombre que me infunde respeto y lo que menos quiero es meter la pata.
Abro los ojos cuando ya es por la tarde. Me he quedado sopa durante todo el día y nadie ha venido a despertarme.
Cosa muy lógica ya que soy capaz de matarlos si es necesario con total de quedarme en el mundo de los sueños un buen rato más.
No hay nadie por los pasillos, y en la cocina el único que está es el entrenador que gracias a dios no se percata de que me largo fuera. Desde nuestro incidente no hemos vuelto a hablar aunque creo que tampoco es que sea necesario.
No hay nadie por los pasillos, ni si quiera el entrenador está en su despacho. No sé donde se ha metido la gente pero es toda una suerte que no se encuentren en la concentración. Se respira una paz que no suele haber.
El único al que me encuentro es a mi hermano, que para variar está tirado en la cama con la almohada puesta sobre la cabeza.
Se la quito sin ningún reparo y le miro con una sonrisa.
-Gracias por despertarme.-se queja.-¿Qué diablos te pasa para que vengas a tocarme las narices?
-Chico, estás amargado…Cómo se nota que Cammy no te hace ni caso.
Se levanta de un golpe y me arrebata su almohada para después pegarme con ella.
-No me gusta.-recalca.
-Ya, ya.-me río.-Venía a preguntarte si sabes donde está Mark.
-¿Mark?-bosteza volviéndose a tumbar.-Ni idea, ¿por qué?
-Quiero contarle una cosa…Sobre Axel.
-Pasa de ese subnormal. Va a ser la mejor decisión de tu vida.
-Su padre quiere sacarle de la selección y mandarle a Alemania.
-¡Eso es una idea fantástica!-exclama aplaudiendo.-Nos han hecho el trabajo sucio. Ahora sólo queda disfrutarlo. ¿Cuándo dices que se va?
-Caleb.-protesto mientras le doy un manotazo.-Que esto es serio. Le quieren arrebatar lo que más le gusta en este mundo.
-Oh no…-murmura mirándome.-Esa cara me la conozco yo.
-¿Qué cara?
-Te ha dado el complejo de Teresa de Calcuta.-suelta un suspiro por mi empecinamiento en ayudar a la gente.-¿No puedes entender que si se va vas a estar mejor? No Axel, no Opal.
-Prefiero aguantar a la pelo frito si con ello consigo que Blaze no tenga que abandonar su sueño.
Niega con la cabeza en señal de negación.
-Te vas arrepentir de ello.-me advierte.-Acuérdate de lo que te digo.
Me despido de mi hermano y me dirijo directamente hacia la torre en la que suele hacer sus entrenamientos intensivos con su rueda de camión. Es el lugar donde tengo más probabilidades de encontrarle.
Casi me dejo el alma y medio pulmón en mi intento de llegar lo antes posible, pero acabo subiendo hasta la explanada de una pieza.
Esperaba verle entrenando con su típica sonrisa pero, en vez de eso, está pegado a la  rueda con cara de frustración.
-Mark.-llamo su atención.
Se da la vuelta sobresaltado, no esperaba que nadie viniese aquí.
-Adrianne. Pensé que no querías saber nada de nosotros.-niego con la cabeza. ¿De dónde se ha sacado esa idea?-¿No?
-Pues claro que no, idiota. ¿Qué te hace pensar eso?
-Hace días que no vienes a los entrenamientos, no te acercas a nadie, vives en tu mundo…Sin contar que todavía no has tocado un balón…Estás muy rara desde que viniste.
-Hablo con vosotros.-le corrijo.-Estos días he estado un poco ausente porque no quiero estar cerca de Opal. A nadie le viene bien nuestras discusiones.
-Ya, no es muy simpática…Pero seguro que si le das una oportunidad.-encaro una ceja y él lo ve.-Vale, después de las fotos no me extraña.
-Las fotos, que me quiera echar del equipo, que se coma a Axel cada vez que les miro…Son muchas cosas para que lo deje pasar y la perdone.
-Sobre Axel…¿sabes que se va a Alemania?
-Sí, por eso he venido. Necesito tu ayuda, capitán.
-¿Mi ayuda?
-Ayúdame a convencer a su padre para que le deje quedarse.
Clavo mis ojos en los suyos. Mark es muy persuasivo, incluso más que yo.
-Está bien.-asiente con firmeza.-Yo también quiero que se quede con nosotros.
-No puede vivir sin el fútbol, nació para esto.-giro la cabeza para apreciar la belleza del sol ocultándose.-Mañana sin falta hablaré con su padre. Si no surge efecto usaremos la baza más potente, y esa eres tú Mark. Si no fuera por ti yo nunca habría vuelto a creer en el poder de este deporte.
-¿Y por qué ya no juegas?
Es como un niño pequeño, todo lo quiere saber.
-Ya lo descubrirás algún día. De momento sólo puedo decirte que para mi tampoco es un camino de rosas.
Me doy media vuelta dispuesta a bajar de nuevo toda la caminata que me he pegado.
-¡Espera, Adrianne!¡Dime porqué!
No me doy la vuelta. Tengo que seguir adelante.
Aún no es el momento.
(…)
Siento como estiran de mi brazo hasta tirarme de la cama. Tengo sueño y no quiero levantarme pero eso parece que no le importa a quien está dispuesto en convertirme en la mopa para limpiar el suelo.
Abro un ojo cabreada encontrándome con la cara de mi hermano. Sonríe diabólicamente, le encanta molestarme.
Gruño mientras le doy una leche en el pie para que me deje en paz pero no lo hace. A veces parece estar hecho de hierro.
Sigue tirando de mí mientras intento aferrarme a todo lo que hay por el camino, así sea el suelo de madera.
En la trayectoria veo unos pies pasar por mi lado mientras becerro como una histérica para que deje de arrastrarme.
-Vaya, ¿ahora haces función de limpia suelos?-es la voz de Shawn
-Shawn, si no vas a ayudarme mejor cierra la boca.-ya debería saber que por las mañanas no soy amiga de nadie.
-Perdona, perdona.-se ríe.-Hay reunión abajo y quieren que bajes. No van a decir contra quien nos enfrentaremos si no estás. Nos negamos a que falte una de las gerentes más importante.
Bastan sus palabras para que mi mal humor se disipe y deje paso a una perfecta sonrisa. Este tipo de detalles son los que echaba en falta.
-¿Y era necesario esto?-le pregunto a mi hermano.-Podrías haberme dicho simplemente que bajase, que era importante.
-Me pareció que era una genial idea usarte para limpiar. Así le quito trabajo a Cammy.
Le miro burlona. Él se percata de lo que acaba de soltar y enseguida se pone colorado. Me suelta la pierna de golpe y baja las escaleras mientras refunfuña entre dientes.
Tanto el de pelo grisáceo como yo nos reímos para luego bajar con los demás.
Me quedo apoyada en una pared con mis pelos despeinados, mi camiseta de pijama y en bragas esperando a que Willy haga acto de presencia de una vez.
Han tenido el detalle de traerme un delicioso café recién hecho, cortesía de las chicas, para que se me haga más ameno esto de haberme levantado a las siete de la mañana un fantástico día de verano.
-¡Chicos!¡Ya sabemos con quien jugamos la final!-aleluya.
-¿Y quién ha ganado, Arabia Saudí o Corea?
-Vamos a ver, ¿vosotros quién creéis que ha ganado?
-¡Corta el rollo ya y dinos quien ha ganado de una vez, pesado!-le espeta Kane en la cara.
-¡Eso, coño, que no me he levantado para nada!-me uno con cara de querer estamparle la taza en el cebollo.
Asustar a Glass siempre mejora la vida de uno. Esa cara de miedo no tiene precio.
-A sido Corea y además con un contundente cuatro a cero.-me río. Se veía venir.
Byron ya me lo había dicho. Lo tenían todo calculado para enfrentarse contra nosotros en la final.
Willy repara en mi aspecto en cuanto me escucha reírme. Se quita las gafas y las limpia con su camiseta pensando que no está viendo bien.
-¿Y ella por qué va en ropa interior? Vas a distraer a los demás.
-Como que tú no te alegras de verme de esta guisa.-me doy la vuelta, me doy una palmadita en el culo y vuelvo a girarme.-¿Lo ves? Tengo un trasero impresionante. Y ahora si no os importa, me voy a subir a mis aposentos. Esta princesa necesita hacer de vientre, o sea a cagar, para que lo entendáis.
-Que ordinaria…
En realidad no es nada de eso. Acabo de ver venir por el fondo al entrenador y paso de que piense de nuevo cosas que no son.
Ya no me voy a volver a meter en la cama, sigo con sueño pero mi cabeza ya ha empezado a rular. Sería una gran perdida de tiempo tumbarme para contar los resquebrajamientos del techo.
Menos mal que era un edificio completamente remodelado.
Una vez duchada, escojo de manera minuciosa con que voy a vestirme hoy. No quiero que el padre de Blaze piense que soy una desastrada.
Me mira al espejo por unos segundos. Hace meses no era ni la mitad de lo que soy ahora. He aprendido a aceptar las cosas según vienen sin darles una magnitud más grande de la que se merecen. No tengo muy claro si me he vuelto mas adulta o simplemente he cambiado. Hay días en los que me asusto de mi propio pensamiento.
En cuanto bajo mis planes quedan truncados porque Celia tira de mi brazo hasta llevarme al campo de entrenamientos que tiene un aspecto muy diferente del habitual.
¿Quién ha sido el vándalo que lo ha convertido en un barrizal?
Frunzo el ceño. Esto no debería estar así.
-El entrenador se ha vuelto loco, quieren que entrenen ahí.-me susurra la morena en la oreja.-Tienes que hablar con él para que se lo replantee.
-Ah, no, no. Yo paso de cruzar una palabra con ese hombre.-me niego mientras me cruzo de brazos.-Tengo planes y no pienso quedarme aquí.
Avanzo hasta que unas huesudas y frías manos me detienen. Me giro para encontrarme con los ojos azules de Opal mirándome con una mezcla entre asco y rabia.
Me zafo de su enganche dispuesta a irme de todos modos pero ella, lejos de olvidarme un rato, vuelve a agarrarme y esta vez lo hace con más fuerza. Aprieta y aprieta hasta que suelto un grito bajo porque me está haciendo daño.
Sé lo que busca. Estamos delante de todos y en cuanto le suelte un empujón ella empezará a decir que he sido yo la que le ha atacado para que esta vez ya no quede otro remedio que ponerme de patitas en la calle por “ser” una loca psicópata.
Pues no, no me da la gana.
La tía esta tiene una mente retorcida. No hace otra cosa que pensar en como borrarme de la faz de la tierra.
-¿Qué quieres Opal?-uso un tono de voz angelical, como si nunca hubiese roto un plato.-¿Necesitas ayuda?
Que le hable tan bien le desconcierta un poco, cosa que uso para apartar sus manos de mí.
Vuelvo a notar la sangre recorrer mis brazos. Tiene más fuerza de la que pensaba. Podría llevar a Jack en brazos.
-¡Opal, Adrianne!¡Venir para aquí ya mismo!
A la mierda mi salida matutina.
Los chicos tardan un buen rato en decidir si van a entrar a esa piscina de barro o no. Sólo la entereza y decisión de Blaze les hace cambiar de opinión.
Se está tomando este último partido tan en serio que casi da miedo. Nunca, en los años que lo conozco, le había visto tan centrado en algo.
Puedo palpar su pasión por el fútbol, dudo que alguien no lo haga, pero yo también puedo ver la otra cara de la moneda. La oscura y llena de miedos e inseguridades, en la cual el rubio no se siente seguro con nada y teme defraudar a su padre enormemente. O lo que es peor, a su madre.
Tengo un recuerdo vago de ella. Era castaña con una melena larga, lo suficiente como para que pareciese una princesa. Julia se parece a ella físicamente hablando, pero su hijo fue el que heredó su sonrisa, su dulzura y su bondad. Aunque tras años de ser criado únicamente por su padre, algo de seriedad se le ha acabado pegando.
También recuerdo cuando murió. No fui al funeral, era demasiado pequeña, pero tengo la imagen grabada a fuego en mi cerebro de Axel vestido con un traje negro, lagrimas en los ojos y sus manos vacías sin su pelota característica.
No jugó en meses. Yo tampoco lo hice, absorbí su pena y la viví con él. Luego nuestros caminos se separaron, no supe nada hasta años después cuando nos reencontramos en un partido de fútbol.
Acabo riéndome a carcajada limpia cada vez que se resbalan y se embadurnan hasta las cejas. Es muy gracioso ver como piensan que han chutado y el balón sigue en el mismo sitio, al lado de sus pies.
Poco a poco van controlando mejor el terreno aunque, cuando creemos que todo está bajo control, alguno se acaba cayendo o discuten porque otro les ha puesto la cara igual que una pintura paleolítica.
Al acabar están a punto de desfallecer. Esto tiene que cansar el triple o el cuádruple que un entrenamiento normal, pero eso no quita que se acerquen a nosotras dispuestos a llenarnos de barro a nosotras también.
Me alejo un poco porque no quiero ir con una mancha enorme y marrón al hospital. Si hubiese sido otro día yo misma me habría metido al barro.
Cuando estoy a punto de ser achuchada por mi hermano, escucho un grito seguido de un golpe seco que hace que todos nos demos la vuelta para saber que ha pasado.
Jack está con una mano puesta en su mejilla, que se pone roja por segundos, y Opal le mira aún peor que a mí mientras intenta quitar una pequeña mancha de lodo de su camiseta rosa.
Estoy tentada a reír pero eso sólo empeoraría la situación así que me muerdo la lengua.
-¡¿Eres imbécil?!¡Es una camiseta de Channel!¿Tú sabes lo que cuesta esto?-grita indignada cual niña pija.-¡Pues claro que no lo sabes!¡En tu vida has tenido el dinero que cuesta esta camiseta!
-¡Eh!-grita Axel indignado.-Te estás pasando. Es un camiseta y el barro se va si frotas un poco. Ah perdona, se me olvida que no sabes poner ni una lavadora.
Se crea un silencio lleno de tensión. No esperábamos que le fuese a plantar cara.
-¡Así no vas bien, Axel!-por Dios, cuando grita su voz es aún peor.
-Y tú tampoco. No puedes gritarle a alguien y tratarle de esta manera simplemente porque te ha manchado. Y aún más si ha sido sin querer.
Le noto cabreado como pocas veces lo ha estado.
La chica no dice nada más, sólo se calla y le mira fijamente. Luego baja su mirada hasta sus zapatos.
Es una actuación magistral pero que no cuela ni de coña.
-Perdón.-masculla entre dientes para luego quitarse la camiseta y tirarla al suelo.
Sólo le ha faltado pisotearla.
Antes de que nadie pueda agacharse, soy yo la que lo hace. Cojo la prenda de ropa entre mis manos, le doy la vuelta y miro con detenimiento la mancha.
-Yo la lavaré, no te preocupes.-miro a Jack con ternura. Está blanco como la leche, muertecito de miedo.-Ya verás como queda igual que antes.
Me voy directa hacia la calle mientras noto como todo vuelve a la normalidad. Si me doy prisa me dará tiempo a dejar la camiseta lavándose y a llegar al hospital justo antes de que el señor Blaze se vaya a su casa.
(…)
Subo las escaleras hasta llegar a la consulta que la de recepción me ha dicho.
Espero hasta que la puerta se abre. El hombre me mira con ese gesto serio permanente que tiene y mira su agenda desconcertado.
-Adrianne, ¿teníamos cita?
Aún se acuerda de mí. Trató mis ataques de ansiedad y desmayos hace casi un año.
-No, en realidad no, pero quería hablar unas cosas con usted. Sólo serán un par de minutos, se lo aseguro.
-¿De que se trata?-pregunta mientras sigue ojeando sus papeles.
-No le arrebate el fútbol a Axel, no le convierta en una persona triste, por favor.-centro mi mirada en sus ojos negros.-La pasión que pone en esto no la he visto jamás en nadie. Adora este deporte. Después de lo de Julia, de su año entero sin jugar…Ya lo ha pasado bastante mal. Por favor, no le haga esto.-imploro con los ojos llorosos.
-Lo siento Adrianne, pero tú opinión no cuenta nada en esto.-pasa por mi lado sin ni si quiera mirarme.-Tú procura cuidarte a ti misma, eso es lo único de lo que debes preocuparte.
-Señor Blaze, espere.-se frena en seco pero sigue dándome la espalda.
-Esto no es asunto tuyo. No eres su madre ni eres nada suyo. Puede que antes lo fueras pero ahora ese lugar lo ocupa Opal.
Se marcha por el pasillo dejándome totalmente destruida. No puedo hacer nada, simplemente no puedo.
(…)
Vuelvo derrotada a la concentración y con la camiseta seca e incluso planchada.
Paso por el puente, Axel está entrenado solo y eso me causa un nudo gigante en el estómago. Ni si quiera he podido ayudarle.
Esta vez va a ser él quien se aleje de mí. Se irá a Alemania, será médico y formará su propia familia, puede que con Opal, no creo que le deje solo tanto tiempo. Acabará consiguiendo convencer a sus padres para ir a Europa a estar con su amor. Tendrán niños rubios, una casa en pleno centro de Berlín y serán felices.
Yo puede que acabe sola, rodeada de gatos y leyendo las noticias sobre los que fueron mis amigos ahora que son famosos gracias al fútbol desde un sofá de cuero carcomido por los años, mientras me tomo un té para entrar en calor y pienso que dentro de poco me despedirán del trabajo.
Puede que siga siendo una melodramática al fin y al cabo.
Bajo y me quedo mirándole. No puedo evitar que una sonrisa me inunde la cara.
No se ha dado cuenta de que estoy ahí, así que decido saludarle para evitar tener que darle la ropa a su novia. Mejor que se la de él.
Estoy a punto de avanzar cuando, de nuevo, la mata de pelo rubio se interpone entre yo y mi destino.
Vuelvo a revivir la horrible escena del día en que la conocí. Se están besando apasionadamente delante de mis narices.
Aprieto la bolsa en la que va la camiseta importándome una mierda que el trabajo que he hecho planchándola se vaya al garete. Me estoy imaginando que es la cabeza de Hell.
Me muerdo el labio con fuerza. No puedo recular, se darían cuenta y pensarían cosas raras. A la chica no le cuesta mucho presuponer teorías raras sobre mí.
Avanzo sintiendo como mis pies pesan cada vez más hasta que llego a ellos, que siguen morreándose.
Toso para que se den cuenta de que estoy aquí, consiguiendo que se separen y me miren. Ella con cara de satisfacción y él con su mirada indescifrable.
-Tu camiseta.-se la dejo con fuerza en las manos.
Me doy media vuelta sin esperar un gracias. Primero porque sé que no me lo va a decir y segundo porque no quiero que ninguno de los dos me vea llorar.
Por unos instantes creí en las palabras del rubio, pensé que el “te quiero” de hace unas noches era verdad pero me confundí. Seguían siendo burdas palabras vacías.
Si hubiese sido real, no la besaría de tal forma. Tú no besas a una persona que no amas como si fuese el amor de tu vida.
Caleb puede que tenga razón y dejar que se marche sea lo mejor para mi salud mental pero, por mucho que quisiese hacerle caso, sé que soy incapaz de dejarle ir.

Lucha (Inazuma Eleven)Where stories live. Discover now