Capítulo 13: Es como estar en las nubes ✅

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"¡Empieza de la nada y no pares por nada!"


Llegaron al apartamento luego de hacer todo el trayecto en silencio. Pudo notarla nerviosa al bajar del coche y tomar su mano para caminar los pocos metros que separaban el garaje del edificio donde estaba su casa. A pesar de ir con él miraba a un lado y a otro durante todo el camino y, aunque intentó abrazarla sin decir nada para que comprendiera que nada le sucedería a su lado, estaba seguro de que le era inevitable luego de aquella horrible experiencia.

Aún le quedaba una conversación pendiente con Nicolás, la cual tendría en cuanto Regina se sintiera mejor y pudiera dejarla sola e ir a la oficina ya que ella por ningún motivo debía aparecer por ahí.

Abrió la puerta del apartamento sintiendo que no dejaba de abrazarlo ni siquiera en aquel momento. Era inevitable no darse cuenta de cuánto le había afectado lo sucedido. Había sido algo impactante hasta para él, que había visto cosas peores debido a su trabajo.

—¿Quieres comer algo? —Se ofreció, encendiendo las luces para dejarla pasar.

—No, es muy tarde —respondió casi en un susurro caminando hasta el salón—. ¿Estabas trabajando? —preguntó al ver todos los documentos e informes junto a su portátil sobre la mesa de centro.

—Solo estaba revisando todo lo que tengo sobre tu caso —explicó—, pero mejor no hablemos de eso ahora. Estás cansada y creo que deberías dormir.

—Tú también, aunque a estas horas casi podríamos desayunar —Sonrió ante su comentario al ver el reloj y darse cuenta de que eran casi las seis de la madrugada.

—Mañana a primera hora llamaré a Alberto para contarle lo sucedido y decirle que no podrás trabajar —Lo miró dispuesta a reclamar, pero su movimiento de cabeza en señal de negación se lo impidió—. Debes dormir y descansar. Ha sido una noche demasiado intensa, Regina.

—¿Dormiré en tu cama? —La vio sonreír con malicia y fue inevitable no reír al darse cuenta de que no había perdido su picardía.

—No hay otra en este apartamento y no puedo permitir que duermas en el sillón —Caminó hacia las puertas correderas tras la mesa de comedor y las abrió dejando ver su dormitorio—. Yo tendré que dormir en él.

—No hace falta que lo hagas. Yo no tengo problema en que durmamos juntos —Lo abrazó por la espalda y por primera vez en mucho tiempo sintió que aquella mujer lo dejaba sin aliento—. Quiero dormir abrazada a ti, amorcito. Como esa noche en mi casa.

—No será ningún sacrificio hacerlo, tesoro —Sostuvo sus manos y dando media vuelta quedó frente a ella para dejar un largo y tierno beso sobre sus labios—. ¿Quieres darte una ducha?

—Creo que me vendría bien, pero no tengo pijama ni nada que ponerme y ni modo que duerma con este vestido —Instintivamente sus ojos la recorrieron de pies a cabeza y algo en él reaccionó.

Esa noche llevaba un vestido de lentejuelas en color rosa que no le llegaba mucho más abajo de la mitad del muslo y con un pronunciado escote de pico, aunque la locura de aquella prenda apretada cubriendo su cuerpo era el poder apreciar sus curvas mucho más definidas que de costumbre.

—Puedo dejarte algo mío —Se ofreció, mientras su conciencia le gritaba que debía centrarse—. En el baño hay toallas. Te dejo algo sobre la cama y mientras recojo lo del salón.

—Okey. Gracias, amorcito —Poniéndose de puntitas, pues ya se había deshecho de sus altos tacones, besó sus labios y caminó hacia el baño.

Veinte minutos después ya había organizado todos los documentos de forma que nada se pudiera extraviar ni perder. Todo era importante en aquel momento en el que era vital obtener nuevas pistas e información. Escuchó el agua dejar de correr y casi enseguida la puerta del baño. Esperó unos minutos y finalmente se abrieron las puertas de su habitación.

Pequeña Tentación #BilogíaTentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora