Capítulo 58: Libre de nuevo ✅

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Se puso en puntillas de nuevo tratando de ver por encima de la gente que caminaba para un lado y para otro dentro de aquel aeropuerto. Puntito la acompañaba en esa ocasión y con nervios rogaba que las personas que esperaba aparecieran al fin. Miró a su alrededor, sonriendo satisfecha al darse cuenta que su improvisado atuendo estaba funcionando y que nadie la había reconocido por el momento.

Llevaba un sombrero y gafas de sol, junto con un vestido ligero y floreado que llegaba hasta la mitad de su muslo y el cual combinaba a la perfección con sus sandalias de tacón.

—¡Regis! —gritó una voz femenina y miró hacia ella, reconociendo enseguida a la mujer que la llamaba—¡Hermanita!

—Al fin llegan —dijo, acortando la distancia para abrazarla con todas sus fuerzas.

—¿Sabes? No es fácil volar tantas horas con un bebé que lo único que quiere es estar curioseando todo lo que encuentra —Rió al ver a su cuñado unirse a ellas, quien traía a su sobrino en brazos.

—¿Por qué se quejan de este hermoso angelito? —les reclamó con una sonrisa, cargando al pequeño que balbuceó y rió apenas atacó sus mejillas con besos—. Está enorme. En serio, no puedo creer que haya crecido tanto.

—Miguel no se queda atrás —replicó su hermana, sacando del carrito a su pequeño que ya estaba despierto—. Por Dios, ¡está enorme! —asintió orgullosa, mirando las sonrisas que le dedicaba a su tía sin siquiera extrañarla aun cuando no la conocía.

—Pues ya tiene tres meses, hermanita. Su pediatra dice que crece acorde a su edad.

—Odio que vivan tan lejos —lloriqueó en un puchero y ambas apretujaron a sus sobrinos, lamentando esa verdad.

—Si me permites, yo también quiero ver a mi nieto —intervino la voz de su madre, arrebatándole su bebé a Alicia—. Hija, debo decirte que es igualito a su padre.

—Ya sé, ni me digas —bufó, rodeando los ojos—. Yo sufrí pariéndolo y no sacó ni mis ojos.

—Si te consuela, cariño, ni Alicia ni tú se parecen a mí —les recordó su padre, abrazándola para después besar su mejilla—. Pero yo las amo con mi vida a las dos.

—Eso sí es cierto —presumió, abrazada de su padre y dejándose mimar por él—. No se imaginan cómo los había extrañado.

—Pero ya estamos aquí —afirmó su hermana, poniendo un brazo sobre sus hombros—y déjame decirte que estos días van a ser inolvidables para ti, hermanita.

La sonrisa misteriosa que le dedicó le hizo confirmar que su hermana tenía algo en mente de lo que ella no estaba enterada y que, seguramente, había planeado en complicidad con Fernanda.


Les permitió descansar el día de su llegada porque el jet lag se hacía presente y ella sabía lo duro que era acostumbrarse, pero pensaba disfrutar el máximo tiempo posible que iba a tener con su familia y ese día sería por completo para ellos. 

Junto con su hermana y su madre habían decidido recorrer de arriba a abajo uno de los centros comerciales más grandes de la capital y tener una mañana exclusivamente de mujeres, dejando a sus correspondientes maridos en casa a cargo de organizar una barbacoa al mediodía y de cuidar de los dos pequeños hombrecitos de la familia y de Purpurina.

—¿Y ya saben dónde irán de luna de miel? —curioseó su hermana con una sonrisa maliciosa—Porque me imagino que se tomarán unas laaargas vacaciones después de todo lo que han pasado.

—Hemos vivido de vacaciones los últimos meses —Rió sosteniendo una percha—, pero sí iremos a algún lugar. Seguramente de playa, porque Alonso ama el mar.

Pequeña Tentación #BilogíaTentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora