Sin corazón

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Taemin se sentía devastado.

No sabía cómo o porqué estaban sucediéndole estas cosas.

Desde cuándo habían estado pasando y ¿por qué no se había dado cuenta a tiempo?

Porque, «Tal vez..., si tan solo lo hubiera sospechado...», él se habría regresado de inmediato de Japón y habría luchado por salvar su relación.

Pero no fue así.

No le dieron tregua ni tiempo para intentarlo siquiera.

Porque todo pasó tan rápido y silenciosamente, que cuando se dio cuenta de todo, ya estaba fuera del departamento que había sido suyo y de Minho, con su maleta al lado y el corazón roto en diminutas piezas, imposibles de pegar.

Flashback

Inmediatamente después de que el alto se recuperara de la sorpresa, se encerró en el baño, ante la curiosa mirada del menor que no entendía por qué el nerviosismo de su novio.

Fue en ese momento que Taemin, dándole un espacio a Minho para que terminara de hacer lo que estaba haciendo, sintió un tintineo afuera de su puerta. Se acercó curioso, solo para comprobar que era un juego de llaves que pretendía ser colocado en la cerradura de su puerta.

Puerta que era la entrada de su departamento.

De él y de Minho.

-¿Minwoo?- preguntó el castaño extrañado, cuando vio abrirse el trozo de madera.

-¡Taemin no abras...!- Minho estaba agitado detrás del menor, con el brazo estirado hacia la puerta, en un vano intento por cerrarla.

Los tres se quedaron callados, intercalando miradas.

Al principio, Taemin creyó que la presencia del otro chico era casual. Tal vez había quedado con Minho para...

¿Para qué?

Ahora que los miraba bien, ambos vestían elegantemente, y... la mesa arreglada...

Nada tenía sentido.

Además...

¿Por qué Minwoo tenía llaves de su casa?

La botella de vino en manos del recién llegado, fue la cereza del pastel.

«¿Cómo no me di cuenta antes?»

Fin del Flashback

El castaño estaba tan sumido en sus pensamientos y tan ido que, no se había dado cuenta que su celular sonaba insistentemente en el bolsillo de su pantalón. Lo sacó solo para comprobar quién llamaba.

Miró alrededor, no reconoció ningún lugar.

Lo último que recordaba era haber tomado un taxi con la visión nublada a causa de las lágrimas. El taxista lo llevó quién sabe a dónde, solo recordaba haberle dicho que se detuviera en algún momento y haber bajado después de darle todo el dinero que traía consigo.

Las primeras llamadas de Minho fueron ignoradas involuntariamente, pero cuando salió de trance y se dio cuenta de que era el alto, solo siguió ignorándolas.

«¿Por qué Minho?... ¿Por qué?»

Se preguntaba una y otra vez, apretando el teléfono con fuerza.

Sentía tanto dolor, odio y rabia por dentro, que sentía en cualquier momento desfallecer.

Era mucho el dolor.

Olvídame (2min)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora