🔥 Howl Es Real 🔥 (Howl y Tú) El Increíble Castillo Vagabundo de Howl

Capítulo 7 - En el que haces las pases con Michael

Estaba a punto de llorar pero me aguanté. Todos creían que yo era una bruja poderosa por lo que había dicho en las cartas, vaya, con razón se habían comportado tan amables todo el tiempo. Si supieran quién soy en realidad me echarían a la calle de una patada y quién sabe qué sería de mí. Quería decirles que todo había sido un malentendido y que me perdonaran, pero mi voz no parecía querer salir, y las lágrimas seguían acumulándose en mis ojos.

—¡Michael, mira lo que hiciste! —Dijo Calcifer con el ceño fruncido, Michael se acercó a mí y me ofreció disculpas una y otra vez, ¿por qué rayos se disculpaba, con todo lo que yo había causado? Fue el colmo, no pude más, cubrí mi rostro y me puse a llorar, de nuevo, Michael siguió disculpándose.

No pude ver lo que estaba pasando, pero estoy segura de que Howl le pidió a Michael que se detuviera. Escuché mis propios gemidos al tratar de llorar sin hacer mucho ruido, recobré un poco la compostura y poco a poco detuve mi llanto. Cuando separé mis manos de mi cara para limpiarme las lágrimas un lindo pañuelo verde apareció frente a mí, Michael lo sostenía, apenado, y no tuve de otra mas que usarlo y agradecerle, sintiéndome el doble de culpable. Cuando terminé de limpiarme guardé el pequeño pañuelo en uno de los bolsillos escondidos a la cintura de mi vestido.

—Ven, quiero mostrarte algo —Dijo Howl, tan fresco como si la escena que acababa de ocurrir nunca hubiera pasado, me sentí aliviada por eso.

Entramos a una sala que había detrás de un librero, dentro, habían muchísimos artefactos de magia, flores mágicas en las enredaderas que habían creciendo en las vigas del techo, botellas de los siete colores, cultivos de plantas que se retorcían como si estuvieran bailando, hongos que soltaban vapores púrpuras y algunos frascos con lo que yo hubiera pensado que era espagueti, de no ser por los pequeñitos ojos que se abrieron cuando me acerqué.

La gran mesa del centro estaba llena de montones de papeles para carta sucios, manchados de tinta y cosas asquerosas, plumas de ave de distintos tamaños y colores, hojas secas y flores ya marchitas. A pesar del desastre y el olor a hierbas me parecía una habitación agradable, sobre todo cómo la luz del sol que entraba por la ventana hacía brillar las botellas que se mezclaban, logrando  un precioso arcoíris personal dentro de casa.

—Este es el cuarto o taller de oficio, pero mientras trabajo le enseño a Michael a realizar pócimas, conjuros y otras cosas, así que también podría considerarse una sala de estudio. Estos días he estado demasiado ocupado para encargarme de todo lo que llega de Market Chipping, Kingsbury y Porthaven, incluso con la ayuda de Michael no puedo hacerlo todo. La verdadera razón por la que te he traído aquí es para preguntarte si te gustaría ser de ayuda en el castillo. ¿Qué dices, te interesaría aprender algo de magia?

—¿Yo? ¿Aprender magia?

—Howl, ¿qué estás diciendo? La idea original era deshacernos de ella, y tú fuiste el que lo dijo —Reclamó Michael.

—No te preocupes, todo está bien ahora.

—¡Yo aún no confío en ella! —Gritó Calcifer desde la chimenea en la otra habitación.

Me quedé pensando un momento, la idea de aprender magia en un país de fantasía me parecía de lo más emocionante, definitivamente quería hacerlo, pero yo era una chica normal de un país normal con una familia normal, esas cosas no eran para mí, yo no poseía ni un poco de magia.

Howl notó mi semblante y adivinó lo que estaba pensando, incluso él, siendo un extraño para mí, me entendía mejor que otras personas que había conocido en mi vida.

—No tengas miedo, si quieres hacerlo hazlo. Quizás tenga mis dudas sobre quién eres en realidad, pero creo que hay una bruja dentro de ti que está ansiosa por darse a conocer al mundo. Tampoco malinterpretes las cosas mientras vivamos juntos, no eres precisamente una hermosura para tentarme.