🔥 Howl Es Real 🔥 (Howl y Tú) El Increíble Castillo Vagabundo de Howl

Capítulo 37 - El final (Segunda parte)

Todos con excepción de Calcifer, entramos a la mansión para buscar al rey. Seguimos sus pasos y nos encontramos de vuelta en el mismo pasillo donde nos habían separado de Valeria. Lentamente, nos acercamos a la habitación obscura y entramos con cuidado.

Lo poco que podía verse no parecía ser nada fuera de lo normal, pero unos quejidos tristes justo en el centro captaban toda nuestra atención. Howl encendió una llama y vimos a Valeria encerrada en una jaula de delgados barrotes negros muy juntos, asimilando una jaula para aves.

—Parece que sólo así puedo mantenerla quieta y callada. —Dijo el rey, quien apareció de entre las sombras, con las manos tras la espalda.

—¿¡Cómo has podido, Gerard!? ¡A tu propia gente, a tu propia hija! —La bruja calamidad avanzó furiosa hacia él, pero el rey no se movió.

Detrás de nosotros, la duquesa cerró las puertas y se colocó en medio para impedirnos salir, luego, el rey abrió una puerta negra casi invisible que estaba a su lado. Era otra habitación obscura, pero menos vacía que en la que estábamos. Primero muy despacio y luego con fiereza, los Devorer se abalanzaron sobre nosotros, sin tocar a la duquesa o al rey una sola vez.

Sus voces infantiles eran un mar de sonidos hirritantes, cada vez era más difícil evitarlos y nos consumían mordida tras mordida arrebatándonos toda la sangre que podían sacar.

—¡Basta, Michael está ahí! —Gritó una voz entre la multitud de sombras—. ¡Prometiste no lastimarlo, déjalo en paz!

Collete apareció desde un lugar que no pude ubicar, se adentró en la marea de monstruos y sujetó a Michael con fuerza. Las criaturas, interesadas solamente en los que poseíamos magia, no intentaban lastimarla, pero lo hacían sin querer cuando Collete trataba quitárselos de encima a Michael.

—¡Aléjate de ahí, no seas tonta! —Gritó la duquesa.

Me estaba fastidiando no poder ver nada, y entonces Michael recordó que los Devorer no soportaban la luz del sol, diciéndolo en voz alta. Uno tras otro dejamos que nos atacaran sin poner resistencia, y nos concentramos únicamente en arrancar las cortinas en los ventanales.

El dolor era casi insoportable y poco más faltaba para que estuviéramos empapados en nuestra propia sangre, pero nuestro esfuerzo rindió frutos. Las criaturas comenzaron a huir despavoridas hacia cualquier lugar con un poco de sombra, apretándose entre ellos de tantos que eran, y antes de que Howl y yo comenzáramos a reventarlas o que Sophie tronara los dedos para crear su esfera azul, Michael nos llamó una última vez.

—Hay una mejor opción. En el libro había una teoría sobre el cuerpo de los devorer. Todos están relacionados entre sí, como una cadena, y si haces explotar uno...

—...El resto también lo hará. —Concluyó Howl.

Atraje a Valeria hacia mí liberándola de la jaula. La bruja se encargó del rey y la duquesa y Michael fue tras Collete. Howl comenzó lanzándoles fuego, pero las criaturas seguían retorciéndose en las sombras todavía desesperadas por huir del sol, entonces las explotó por fuera, y, finalmente, creó una explosión desde adentro, y funcionó.

Levantamos los escudos y los Devorer empezaron a estallar, primero uno por uno, explosiones relativamente pequeñas que arrancaban el papel pintado en las paredes, entonces creció y se expandió, ahora eran del tamaño de un auto en llamas, volvió a crecer y fue prácticamente una bomba lo que destruyó la habitación, el techo, y lo que quedaba de estructura de la mansión. Al parecer el libro tenía menos información de lo que nos hubiera sido útil.

Todo se obscureció, envuelto en fuego y cenizas. El humo negro se dispersaba por la batalla de los ángeles que aún se batían en duelo justo sobre nosotros. Recordé que debía quitarle el fragmento al rey, pero antes de hacerlo Michael empezó a llamar a Collete, preocupado. Por una extraña razón ella había resultado herida.