Capítulo 27 - En el que llueve a cántaros

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Michael gritó a lo lejos nuestros nombres, estuve a punto de ir con él, pero Howl no me soltaba.

—¡Contéstame! ¿Qué sabes de Sophie?

No podía hablar, no tenía nada que decirle. Michael giró una calle y nos encontró. Lo miré unos instantes de pie a través de la pesada lluvia, pero por su silueta no me pareció del todo Michael. Sólo fue hasta que ella habló que Howl soltó poco a poco mis hombros.

—¿Howl?  ¿En verdad eres tú?

Se quitó la capa del rostro y la mujer que besó a Howl en el callejón, hace tanto tiempo, volvió a mirarme a los ojos. Seguía viéndose hermosa a pesar de estar empapada y con una expresión penosa.

—¿Señorita Beatriz? ¿Qué hace usted aquí? Es demasiado peligroso que salga tan tarde.

—¡Ya lo sé! Pero ¿qué querías que hiciera? ¡Escuché un montón de escándalo y supe que te marchabas! Y luego tus gritos... —Apretó sus manos y bajó la cabeza, parecía estar bastante afectada, pero por alguna razón no me parecía del todo creíble.

—Vuelva a su casa, no se preocupe por mí. He de regresar tarde o temprano, entonces la buscaré.

Ella no aguantó el llanto y corrió hacia Howl, lanzándose sobre su pecho y siendo rodeada por sus brazos. Él dejó caer su mochila a un lado, abandonándola por completo.

—¡No puedo, no puedo esperar, moriré si te marchas!

—Tengo que irme, sea prudente y escóndase.

—¿Por qué debes irte ahora? La Guardia Real tardará al menos otros dos días en llegar. Tú sabes que desde la muerte de mi esposo he estado sola. Que de no ser por ti yo hubiera muerto hace mucho. Howl, si te marchas, ya no tendré razones para vivir. Lo haré esta misma noche si no me crees. Quédate. ¡Quédate!

Ella lo besó tiernamente, y el hueco en mi estómago me obligó a apartar la vista y morderme los labios. El sonido de los truenos y la lluvia comenzaban a fastidiarme. Ya ni siquiera me importaba si las apariciones venían y nos llevaban a todos, me daba igual.

—Si es así, entonces no iré... Me quedaré contigo. —El rubio y húmedo cabello de Howl ocultaba sus ojos, pero en su cara podía verse claramente una sonrisa.

—¿¡Qué!? Howl, ¿Estás loco? —Pero parecía no haberme escuchado. Seguían embobados mirándose uno al otro—. ¡Debemos irnos esta noche, no sabemos cuánto tiempo tardará en llegar la Guardia Real! ¿Dónde rayos vas a esconderte si aparecen en un par de horas?

—Lo pensaré luego. Ahora sé buena y ve con Michael. Avísale que he cambiado de planes.

Fui hasta él y lo jalé de la mano para que al menos volteara a verme. Estaba furiosa. Odiaba que se comportara así en los momentos menos oportunos. Era un consentido arrogante de lo peor.

—¡He dicho que nos vamos! Si la Guardia Real ve tan sólo la sombra de alguno de nosotros mientras escapamos tendrán motivos para acusarnos de ser fugitivos, pero, si nos vamos antes, no tendrán pruebas de que la razón por la que nos fuimos fue precisamente por ellos, y por la orden de la que aún no saben que sabemos. ¡Esto es importante!

Era más sencillo para la otra chica que para mí aguantar la mirada turquesa de sus ojos. Quería mantenerme firme ante él, pero su contacto seguía derritiéndome como la primera vez. La diferencia entre otras veces y ésta fue que, a pesar de todo, estaba segura de que había mirado a cientos de chicas más, aparte de mí, de esa manera tan intensa. Yo no era más especial que la chica a la que acababa de besar. Lo único que se me ocurrió fue levantar su mochila para descansar de su contacto visual un momento.

🔥 Howl Es Real 🔥 (Howl y Tú) El Increíble Castillo Vagabundo de HowlWhere stories live. Discover now