Eres Mía [MiChaeng] G!P

Capítulo 9 (Parte 2)

Chaeyoung

Mina se veía más feliz que un niño pequeño en una juguetería y me pareció un lindo gesto.
Caminábamos con dificultad porque había demasiada gente en el camino. Me empujaban, golpeaban, pateaban, e incluso casi muero ahí. Soy tan pequeña que no podía atravesar y Mina seguía caminando más rápido que yo, la vi alejarse un poco de mí vista así que grité para que no se olvidara de mí.

-¡Mina! -intentaba camiar más rápido pero me era imposible con tantos empujones -¡E-Espérame! -dije casi asfixiándome con tantos apretones.

Sentí una mano entrelazarse con la mía y tirando de ella. Accedí mirando aquellos ojos que me empezaban a dar seguridad por alguna razón. Había sentido un leve cosquilleo en mi cuerpo, o mejor dicho una chispa, la cuál erizó mi piel e hizo mi corazón latir a mil por hora.

Ya estábamos en un lugar donde había menos gente y ella paró en seco. Estaba jadeando por falta de aire y ella pareció notarlo, acercándose a mí.

-Chaeyoung, ¿estás bien? -la miré -¿Quieres un poco de agua?

-N-No -mi corazón aún latía irregular y eso me empezó a poner nerviosa -Estoy... bien -exhalé profundamente para recuperar mi forma -Definitivamente estoy bien -sonreí y ella pareció aliviarse.

Miré las manos aún entrelazadas y luego la miré a ella, quién miró nuestras manos y volvió su vista a mí. Pareció notar algo de incomodidad y sacó su mano bruscamente.

Me gustaba la sensación que tenían nuestras manos entrelazadas. Esa chispa que había sentido en mi cuerpo fue la misma vez en la que la abracé, esa misma chispa hizo que mi corazón lata a mil.

Eso sonó muy masoquista, Chaeyoung.

-Lo siento por eso -miró para otro lado.

Había entendido perfectamente ese gesto. Ella no quería que me pierda.

Si ella no lo quería entonces no lo va atener, porque definitivamente entrelazaré mi mano con la de ella.

Y lo hice, sin vergüenza. Sus ojos voltearon a ver nuestras manos entrelazadas para luego parar en mis ojos, confundida y con las mejillas un poco rojas, y sí, las noté perfectamente.

-Para no perdernos -sonreí y ella hizo lo mismo, apretando más nuestro agarre.

Caminamos por las tiendas un poco más tranquilas y en silencio, pero no ese incómodo, esos silencios que precisamente se necesita en uno y el cual es aliviador. Pasamos por un puesto de helados y Mina me compró uno sin pensarlo dos veces. Caminamos mientras mirábamos todo tipo de juegos y puestos hasta que nos sentamos en una banca donde a su costado había un gran arbusto que decoraba el pequeño paisaje alejado de los puestos.

-Oye Mina... -dije mientras jugaba con mis pies y daba una lamida a mi helado.

-¿Mmm? -contestó mirando el cielo.