Capítulo 10

5.4K 585 309
                                    


[Narradora]

Japón y Canadá se quedaron conversando unas 2 horas sobre cómo darían el primer pasó para ejecutar el plan. Hasta que Usa los llamó para que bajen a comer lo que preparó.
Pues el americano aparte de preparar un pastel también preparó la cena.

Eran las 8:40 minutos exactos.

-Oww! Usa-sempai todo está muy rico -Dijo entusiasmado el japonés mientras comía.

-Obvio, todo lo que hago me sale rico -Presumía el americano alegremente.

El Canadiense observaba como él Japones le daba cumplidos a su hermano por su comida y éste sonreía complacido por los alagos.
Pues él sabía muy bien que su pequeño hermano era muy voluble y sentimental. Y qué cualquier cosa por más insignificante que sea afectaba el ánimo de Usa, aunque este no lo demostrará.

Él sabía que su querido hermano no tendría su autoestima así.
Si tan sólo antes, se ubiera revelado contra su Padre, todo sería distinto.

-Aún los recuerdos me atormentan...!
Pero no me arrepiento de haberte encontrado Usa..! -Pensó para si mientras recordaba.

~FlashBack~

Un Canadá de apenas 8 años de edad se encontraba paseando por los corredores del gran Castillo en donde vivía con su Padre.
Se paseaba aburrido por los largos pasillos, pues no tenía con quien jugar ya que sólo vivían su padre y él.
Aunque si tenían sirvientes pero estos habían sido amenzados por su Padre para que no le dirijan la palabra y mucho menos jueguen con él.

Así que él se sentía solo...!
¡Pero esa tarde todo cambió!

Mientras caminaba por los pasillos maldiciendo su aburrida vida, escuchó un ruido y de inmediato paró para dirigirse a dónde se producía el sonido. Pues el pequeño era muy curioso.

Con cada pasó que daba, se escuchaba más fuerte el ruido. Siguió asi hasta que llegó al cuarto en dónde se almacenaba la comida.
Inseguro de si abrir la puerta o no.
Pues pensaba que tal ves se metió alguien a robar y él corría peligro.

Se quedó pensando unos minutos si era bueno entrar y averiguar que ocasionaba el ruido o si debería llamar a unos sirvientes para que averiguen por él.

-Va, que más da -Dijo el canadiense y acercó su mano a la perilla para luego girarla y abrir la puerta.

Ni bien abrió la puerta se llevó la gran sorpresa de ver a un pequeño niño, tal ves de 5 años. Lleno de harina sentado y comiendose todas las frutas del almacén.

Curioso por saber cómo es que el pequeño niño había entrado al castillo sin que nadie lo viera.
Comenzó acérquesele y preguntarle.

-Hey, ¿Como entraste aquí?- Fue lo que preguntó el Canadiense pero el pequeño no respondió.

El Canadiense al ver que el pequeño no le respondía decidió agacharse y tocarle el hombro para que le presté atención.
El pequeño al sentir el tacto en su hombro, levantó la mirada inocentemente y dejó sin aire al mayor.

¡Oh Dios mio, este niño es hermoso!
Pensó para si el Canadiense, sonrojandose levemente.

-H-hey niño, tienes unos ojos preciosos -Le dijo el Canadiense sorprendido, pues nunca antes había visto ese color de ojos.
Pero el pequeñín inclinó su cabecita hacía un costado sin entender lo que el mayor le decía.

-No puedes entenderme ¿Verdad? -Preguntó el canadiense. Pero de respuesta recibió una mirada confundida -Ya veo, ven acompañame -Dijo para después jalar despacio el brazito del pequeño y guiarlo hasta su cuarto.

¡¡¡EL AMOR APESTA!!  (Rusame) ~Where stories live. Discover now