Capítulo 5: "Una niñera a prueba de balas"

5K 457 175
                                    

Ya había transcurrido una semana desde que se había enterado de quién era su madre y aún no recibía noticias de Thor. Era algo un poco irreal, ¿verdad? ¿Cómo planeaba comunicarse, de todas maneras? Suspiró con pesadez. Tal vez le llegara un mensaje de texto del dios del trueno y no podría decir que estaría sorprendida. Más allá de todo, el encierro se estaba comenzando a volver claustrofóbico. Era la primera vez fuera del continente, y en Nueva York de todos los lugares, y no había podido ver nada más allá de los edificios corporativos que se veían desde las ventanas de la torre. Sin embargo, no sabía si seguían detrás de ella y no consideraba que fuese la mejor de las ideas arriesgar su vida por una foto en la cima del «Empire State».

Observó el sándwich que se encontraba frente a ella y le dio otro mordisco. Ya no sabía qué más podría hacer para salir del aburrimiento en el que se encontraba sumergida. Ya había terminado un libro que había encontrado en la torre, había abusado de la cuenta de Netflix de Tony y había dormido más en los últimos siete días que en toda su carrera universitaria. Necesitaba salir e interactuar con alguien lo antes posible, o la soledad iba a terminar por volverla loca.

—Hola, niña —volteó la atención del sándwich que se encontraba aún casi intacto frente a ella, para fijarla en el hombre que ingresaba a la cocina, limpiando la grasa y el aceite de sus manos y obviando por completo lo embarrado en el resto de su cuerpo— ¿Qué haces?

—No mucho —respondió Liv con un suspiro, recostandose en su silla— ¿Qué hay de ti?

—Ya sabes —dijo Tony, descartándolo con un movimiento de mano, mientras agarraba la caja de cereales que se encontraba abierta sobre la alacena—. Lo usual: cosas. Oye, ¿no vienes usando esa misma ropa desde que llegaste? —atinó a cambiar de tema. Al hombre no le tomó mucho tiempo familiarizarse con la curiosidad intrínseca de la muchacha y, viendo que siempre parecía decidida a averiguar en qué asuntos se encontraba metido, se obviaba su intención.

—Es la única que tengo —se encogió de hombros.

—¿Por qué no vas a comprarte algo? Yo invito —la pelirroja lo observó con una mirada confundida—. Es lo menos que puedo hacer luego de haberte arrastrado hasta aquí.

—No te preocupes —volvió a reincorporarse en su asiento—. Ya estás haciendo suficiente, dejándome quedar aquí y comer tu comida. Además, yo te pedí ayuda. En todo caso, el favor correría por cuenta mía.

—No puedes usar los mismos dos conjuntos para siempre.

—No será para siempre. Solo hasta que deje de ser el objetivo de un grupo de alienígenas enojados —sonrió débilmente—. Además, existe el lavarropa. Estaré bien, de verdad.

—Bueno —suspiró con aburrimiento—. Cuando tu ropa se mantenga erguida sola, avísame —y, dicho eso, desechó la caja vacía de cereales en el bote de basura y perfiló rumbo a la salida.

Okay, Liv en serio pensó que insistiría más. Barajó las posibilidades. Podría preservar su dignidad y mantenerse firme o podría salir del confinamiento por primera vez en una semana y respirar aire puro para variar -o tan puro como podía ser el aire neoyorquino. La respuesta al dilema pareció caerle natural.

—Espera —el hombre volteó a verla—, tal vez salir de aquí un rato me haga bien —¿quién necesita dignidad, de todas maneras? Tony sonrió— ¿Pero qué sucederá si vuelven a atacarme? No tenemos certeza de que la loca se haya marchado.

—Tienes un punto —lo pensó unos segundos—. Yo me encargo. Tu procura estar pronta en media hora.

Dicho esto, se retiró efectivamente de la cocina y desapareció por el pasillo delante de él.

Warzone Legacy || Pietro MaximoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora