Capítulo 18: "En el mundo de los ciegos, el tuerto es el rey"

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—¿Me estás diciendo que creaste un robot asesino? —mantuvo un tono de voz normal, pero su mirada era suficiente para hacer que Tony, veinte años mayor que ella, se encogiera en su lugar— ¡Auch! —se disculpó por redirigir la rabia a la doctora Cho, quien trataba de curar la herida de su hombro.

—Sin querer —respondió el aludido, hablando para el grupo en general más que para la pelirroja frente a él—. No era nuestra idea que se volviera psicópata con nosotros, ni que matara a Jarvis —dijo lo último con un leve temblor en la voz, casi imperceptible.

—Nada bueno resulta de jugar con esas malditas piedras espaciales, Tony. Deberías saberlo.

—Esas gemas podrían ser nuestra salvación —exclamó el hombre.

—O nuestra perdición —respondió Thor, cruzándose de brazos—. Las gemas del infinito son fuentes de poder extremadamente poderosas. Nosotros apenas sabemos de ellas, mucho menos de la extensión de su poder —Tony puso los ojos en blanco al ver cómo Liv le daba la razón al dios asgardiano.

Stark iba a responder, pero Steve fue más rápido.

—No importa cómo o para qué se hizo —era la primera vez que la pelirroja lo veía tan serio—. Ya está hecho. Debemos buscar una manera de solucionarlo antes de que empeore.

Tony suspiró y la miró en busca de apoyo emocional, pero Liv no encontraba las fuerzas para consolarlo en aquel momento. Estaba molesta y tenía todo el derecho de estarlo. Sabía de primera mano lo poderosas y peligrosas que podían ser las gemas y no solo por experiencia propia. Había aprendido durante su estadía en Asgard un poco sobre ellas, pero ni siquiera Odín pudo darle una explicación concordante. Eran un misterio para los seres más poderosos de la galaxia, ¿en qué momento se le pasó por la cabeza a Tony y a Bruce que ellos podrían descifrarlo? Había sido un acto de estupidez en su más alta gloria y la chica hubiera pensado que dos personas cuyo coeficiente intelectual superaba los del resto del grupo combinados, sabrían actuar mejor.

Necesitaba enfriar la cabeza. Tampoco quería condenarlos por un error, pero fingir que nada había pasado tampoco se veía como una buena idea. Lo mejor era dejarlo transcurrir por su cuenta y, mientras tanto, esperar a que el enojo dejara de motivar su accionar.

Una vez que su herida estuvo completamente curada se retiró a su habitación. No había mucho que pudiese hacer para ayudar, con el uso de internet limitado y el pánico regente dentro del grupo, consideró que sería una buena idea consultar las runas. No creía que Ultrón fuese capaz de interceptar sus conversaciones con el destino y, en el mejor de los casos, les daba un lugar de dónde comenzar a buscar.

Observaba las tres runas que se encontraban tiradas en el piso de su habitación. Una en particular le llamaba la atención, la del futuro, que había quemado su mano apenas había hecho contacto: ᛅ Nauthis. Sabía que no debería balancear una sola posibilidad a la hora de interpretar runas pero, con una runa como aquella, solo había un pensamiento que revoloteaba en su mente: estaban perdidos. No había muchas maneras de verlo, se verían enfrentados a una prueba y no iría como lo planearon. Tan solo quedaba esperar que ninguno saliera herido.

Un leve repiqueteo la sacó de sus cavilaciones, dando lugar a Steve, quien había ido a chequear que estuviera bien luego del altercado en el bar.

—Te ves cansada —aventuró a decir luego de que la muchacha le asegurara que el dolor de la herida de su hombro era casi imperceptible—. Deberías dormir un poco.

—Estoy bien —respondió, reprimiendo un bostezo—. Además, no se qué tanto podría dormir dadas las circunstancias.

—No sirves de mucho con media cabeza en la almohada —rió el rubio, recostándose contra la pared—. Si quieres te despierto apenas sepamos algo de información.

Warzone Legacy || Pietro MaximoffWhere stories live. Discover now