Capítulo 14: "La voz en mi cabeza"

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Un par de horas más tarde, aterrizaban en la torre nuevamente, llenos de tareas por realizar. Está bien, sabía que no había sido específica ni mucho menos, pero ¿quinientos setenta resultados? Eso le parecía un tanto exagerado ¿Qué tantos pseudo castillos en un bosque y con montañas podían haber en el noreste de Europa?

Aparentemente la respuesta era muchos.

Aproximadamente desde las cinco de la tarde y hasta las tres de la mañana estuvo haciendo trabajo de reconocimiento, el cual obviamente resultó infructuoso. Cualquier castillo que pudiese llegar a ser no tenía las ventanas adecuadas, y si las tenía, desde otro ángulo no se veía apropiado. En definitiva, y después de la tercera pasada y quinta taza de café, tanto Liv como Tony se dieron cuenta que era una labor tan inútil como intentar cazar moscas con una red de mariposas.

Lituania, Letonia, Estonia, Sokovia, Bielorrusia, Polonia, Ucrania, Eslovaquia y Rusia. Todos los odiosos castillos de esos países se veían exactamente iguales y provocaban que la misión se volviera mucho más difícil. Tuvo momentáneamente la idea de preguntarle a las runas, pero estas no lanzarían coordenadas y, si les preguntaba por cada posibilidad, terminaría desmayada antes de llegar a la centena por el cansancio. Sus habilidades resultaban prácticamente inútiles en la situación actual y eso la ponía de mal humor. Aunque tal vez también fuera en parte por el sueño y el exceso de cafeína.

Decidió ir a dormir. Esperaba que en sus sueños pudiese encontrar algo útil, aunque no contaba con ello. Necesitaba una forma de poder romper ese fino velo contra el que parecía estar luchando constantemente y poder comunicarse con Pietro, estaba segura que de ese modo las cosas serían más fáciles. Pero la interrogante sobre el cómo le seguía obstaculizando el paso. No era como si tuviera demasiada idea sobre lo que estaba pasando en su plano onírico de todas formas. Lo que sucedía era pura y completa inercia, como si un interruptor se prendiera y la mente de Pietro absorbiera la suya de forma inmediata ¿Tendría algo que ver con el fenómeno de las gemas?

De todas formas, eso no era lo importante ahora. Necesitaba comunicarse, necesitaba autonomía y necesitaba saber dónde estaba ese estúpido castillo en el que, además de los jóvenes con los que estaban presuntamente experimentando, tenía certeza que estaba otra de estas dichosas gemas. Nadie debería tener el poder de transformar así a los demás, voluntaria o involuntariamente.

Una idea, probablemente muy idiotica, vino a su mente. Pero en su defensa, estaba un tanto desesperada. Tomó su bolsa de runas con los ojos pesados por el sueño y hurgó hasta que una se pegó a sus dedos. Eso le dio un poco más de seguridad respecto a lo que estaba por hacer. Sacó con una sonrisa de reconocimiento a ᚨ Ansus, la palabra y el conocimiento. La frotó entre sus manos al tiempo que susurraba su nombre en un cántico, agrupado de a tres veces. A la novena repetición se interrumpió y entró a la cama, aún con la runa en su puño. Tenía un buen presentimiento al respecto.

Apagó la luz, intentó relajar la tensión de su cuerpo y se durmió rápidamente. Después de todo, había sido un día extremadamente largo.

Lo que ya era costumbre no dejaba de hacerla sentir extraña. Nuevamente estaba en el cuerpo que resultaba cada vez más familiar, esta vez moviéndose a una velocidad vertiginosa. Sentía el esfuerzo de su corazón y la respiración cansada a causa de la extenuante actividad física pero más que correr sentía estar volando.

«Super velocidad» tardó un segundo más de lo que quiso admitir en darse cuenta, con un sentimiento de satisfacción al notar que su suposición inicial había estado en lo cierto: Pietro tambíen había sido modificado.

El muchacho trastabilló y se detuvo en seco en cuanto el pensamiento atravesó su mente ¿Acaso estaba funcionando? Tal vez era tan solo una coincidencia y él había tropezado con una rama del bosque en el exterior del castillo o algo por el estilo. No quería esperanzarse para luego terminar decepcionada.

Warzone Legacy || Pietro MaximoffWhere stories live. Discover now