Donde Jeon JungKook, un Omega y asesino profesional, tiene la tarea de asesinar a Kim TaeHyung, un Alfa con un gran territorio y líder de una de las facciones criminales más grandes del país.
Pero poco sabía Jeon que Kim era más inteligente de lo q...
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• Busan • - 01/09/1997
• Viernes • - 23:45 PM
Después de correr apresuradamente, entró y subió las escaleras de la casa a gran velocidad. Al entrar en su habitación, encontró a su esposa acostada con su hijo en sus brazos. Se sorprendió al ver la puerta abriéndose de golpe y desesperada por su marido, que la miró con angustia.
— ¿Cariño? ¡Vamos, tenemos que salir de aquí! —Le dijo a su esposa, preocupada y perturbada.
La mujer con un bebé en sus brazos sabía que su mirada en ese momento era de puro miedo.
Se levantó preocupada de la cama.
— ¿Qué paso?— Preguntó tensamente al ver el miedo en los ojos del Alfa.
— Me están persiguiendo. Se enteraron de todo.
— ¿Quienes? JaeWon, me estás volviendo loca.
— ¡Vamos! — Dejó la habitación tirando de ella por el brazo izquierdo, mientras que el otro sostuvo a su cachorro.
Bajaron corriendo las escaleras hacia la sala de estar. Se disparó un tiro a través de la ventana y destrozó un jarrón japonés rojo que estaba en un estante cerca de las escaleras. La Omega gritó y se escondió detrás de su marido.
— ¡Presta atención!— Él se volvió para mirarla. Ella estaba llorando, y él estaba casi a punto de hacer lo mismo.— Quiero que subas y te escondas, esconde a nuestro hijo.— Miró al cachorro que dormía tranquilamente en los brazos de su madre.
— Pero ¿qué hay de ti?— Estaba preocupada, una lágrima corría por su mejilla.
JaeWon miró por la ventana y vio las siluetas de hombres que se acercaban a la casa. Estaban armados, y rodeándolos. Ya no había escapatoria, ya era demasiado tarde. Pero su miedo aumentó a medida que olía al líder Alfa cada vez más cerca. Sus ojos se ensancharon, y con su buen oído fue posible escuchar el sonido del aparcamiento en el exterior y el sonido de los zapatos caros del hombre pisando firmemente el suelo, caminando lentamente hacia la casa.
— Cariño, escucha: te amo más que a nada en esta tierra. Por favor, no dejes que nada le pase a nuestro cachorro.— La miró a los ojos, ella tenía miedo, tenía miedo de lo que podría pasar y también por su marido, gracias a la marca que los hacía compartir una parte de los sentimientos. La forma en que habló y se despidió la asustó.
— Yo también te amo.— Ella dijo y él la besó. El sabor del adiós y el miedo se acentuó.
— Sube y escóndete.— Se disparó otro tiro, solo que esta vez golpeó un marco de madera de la habitación.— ¡Date prisa!
Ella asintió y corrió escaleras arriba, dejándolo atrás.
La puerta de la entrada principal estaba rota, permitiendo que hombres bien vestidos, como francotiradores, entraran armados con rifles en las manos, apuntando a JaeWon, que tenía las manos en alto. No tenía salida.
