Capítulo 5

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Llegué a mi casa más rápido de lo que había pensado. Estacioné la camioneta en el mismo lugar que estuvo toda la semana y apague el motor. Me quede ahí sentada tratando de respirar. No podía saber con exactitud que me dolía mas, si mi cuerpo o mi corazón y solo había algo que me gustaría saber ¿Por qué?

Podía entender su miedo, que en definitiva era el mismo que el mío, pero no podía entender esto. Tal vez si me hubiera llamado, si me hubiera explicado que no podía venir simplemente... porque no podía, lo hubiera entendido. Pero así es mucho más doloroso de lo que puedo soportar.

No estaba enojada con él, nunca podría estarlo, solamente quería saber la verdad. Solo eso.

Sabía que lo de Mariela ya era un tema terminado y que no tenía vuelta atrás, pero no podía decir lo mismo con Virginia. Esteban mismo me había confesado lo importante que ella había sido para él, pero aun así no pudo enamorarse de ella cuando lo estaba de mí. Nada de todo esto tenía sentido.

Quería saber, necesitaba comprender donde estaba ubicada en toda esta historia.

Decidida tomé mi teléfono celular y marque contactos en la pantalla. Luego apreté la letra E y apareció su nombre con varias opciones. Comenzaría con la más práctica, su celular.

Lo sostuve cerca de mi oído y una grabación con su voz me invitó a dejar un mensaje.

Se me ocurrieron varias frases para dejarle en el contestador, pero me contuve. Busque en la opción del teléfono de su casa, y ni siquiera me atendió un contestador. La última opción que me quedaba era su empresa, marque el número y una voz muy amable anunciándome "Trasporte Farrell Buenos Días" me indicó que era la operadora.

–Buenos días–Dije aclarándome la voz y tratando de pensar que era lo que iba a decir–Se encontraría el señor Farrell.

–No se encuentra, el señor Farrell no llego todavía ¿Desea dejar un mensaje?

¿Todavía?

–No, lo llamo mas tarde. Gracias y buenos días.

–Adiós, buenos días–Contesto la operadora.

Baje inmediatamente de la camioneta, dejándola abierta, entre a mi casa, saque el dinero que tenía para las emergencias, y esta lo era, y salí nuevamente de mi casa cerrando con llave.

Subí nuevamente a la camioneta y la puse en marcha. Esta vez la conduje hacia el lado contrario del camino a la estancia, esta vez tomaba la dirección hacia la ruta que me conduciría a Buenos Aires, a la ruta que me llevaría a Esteban.

Miles de veces me había preguntado qué hubiera pasado si hubiera peleado para recomponer mi matrimonio con Pablo, pero la respuesta sigue siendo la misma de siempre. Había sido tan claro y simple, que aún después de tanto tiempo supe que no hacerlo había sido lo mejor.

Y con Luis... ¿Por qué lo deje ir? Simplemente porque no lo amaba, y eso había sido lo mejor para él. ¿A qué se reducía eso? Fue mi salvación. Había llegado a mi vida en el momento en que necesitaba algo así, y me aproveche de él, aún sabiendo en mi corazón, que no iba a funcionar.

Pero ahora, subida a esta camioneta camino a Buenos Aires, sentía que mi vida tenía más sentido que nunca. Era esto lo que quería y no me iba a dar por vencida.

A medida que me acercaba a mi destino, más segura me sentía, y una tranquilidad invadió mi cuerpo propulsada por el amor que sentía por él. Hacía varias semanas que no tenía control de mi misma, desde que Esteban había entrado a mi vida arrasándola por completo, pero ahora podía decir que era yo otra vez.

Mar AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora