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Sicheng podía recordar perfectamente cuando le rompieron el corazón por primera vez, a los quince años, Kim Suji de su clase de aritmética lo había rechazado alegando que ya estaba  
enamorada de alguien más.

Con los ojos llorosos y el dolor consumiéndolo, lo primero en que pensó fue en ir a ver a Yuta, corrió seis manzanas bajo la lluvia un sábado por la noche esperando hallar consuelo en los 
brazos de su mejor amigo.

Y así fue, Yuta no dudó en estrecharlo en sus brazos y susurrarle que todo estaría bien, lo acogió en su casa, le preparó un té caliente y le ofreció su cama por esa noche.

Él sentía como algo tibio se colaba entre las grietas de su lastimado corazón, agitándolo cada vez que Yuta soltaba algún mal chiste intentando animarlo o cuando limpiaba delicadamente las lágrimas en su rostro.

— ¿Qué estás haciendo? —Habia murmurado al verlo doblar cuidadosamente unos pequeños pliegos de coloridos papeles.

Yuta sonrió alegremente, enseñándole dos diminutos corazones de papel. —El azul es el mio, y lo tendrás tú, sé que lo cuidaras como nadie. El rojo es el tuyo, y lo cuidaré yo, Sicheng, conmigo tu corazón estará a salvo.

Aquel pedazo de papel perfectamente doblado simbolizó más cosas que una pequeña promesa para animarlo, tardo casi seis años en notarlo y el corazón tuvo que romperse para que sucediera.

Con las manos temblando cortó, dobló una y otra vez pliegos de papel azul, intentando hacer un nuevo corazón, buscando no sentir tanta culpa por todo lo que su amigo tuvo que soportar a su lado.

Realmente eres un idiota egoísta ¿Acaso no ves cuanto lo lastimas con tus tonterías?

Las palabras de Kris resonaban en su mente, por fin tenían sentido, todo cuadraba.

Falling ; yuwinWhere stories live. Discover now