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Los viernes luego de la reunión de su grupo de poesía se hacían cada vez más largos y pesados.

Tenia varias citas pendientes en el estudio, con Hyungwon de vacaciones, Kris y Yuta debían repartirse la inmensa cantidad de trabajo.

Terminaban cerrando el lugar bastante tarde, como aquel día, eran las ocho de la noche y Yuta bebía una bebida energizante esperando al último cliente de la jornada.

El sonido de la campana en la puerta lo hizo levantarse del sofá donde estaba tumbado, sintiendo el cansancio en cada parte de su cuerpo, necesitó más fuerza de voluntad de lo usual para moverse hasta la entrada del lugar y recibir una sorpresa.

Un extrañamente tímido y nervioso Sicheng lo observaba fijamente, como si fuera la primera que lo hacia, dándole a entender que algo había pasado.

— ¿Sicheng? ¿Sucede algo? Estoy esperando a un último cliente.

—Soy tu último cliente —Entre tartamudeos logró responder—. Quiero un nuevo tatuaje.

Yuta parpadeó varias veces, confundido por la actitud de su amigo y decidió guiarlo hasta la sala de trabajo. En silencio comenzó a preparar todo, fingiendo no sentir la constante mirada de Sicheng sobre él.

— ¿Qué vas a querer? Puedo traerte el catálogo si quieres.

La duda apareció en la expresión de su amigo antes de señalar el tatuaje en forma de sol ubicado en su dedo anular. — ¿Es un sol, verdad? Quiero tatuarme una media luna.

Lo primero que paso por su mente fue la idea de tatuajes compartidos, pero rápidamente la deshecho.

— ¿Qué es lo que sucede contigo? No puedo seguir ignorando el hecho de que tengas sangre en las manos y la mirada de quien se entero algo demasiado importante.

Sicheng dirigió su atención a sus heridas manos y suspiró, buscó entre sus cosas el pequeño corazón de papel que con mucho esfuerzo había logrado hacer y se lo enseñó a Yuta con los ojos cubiertos de lágrimas.

—Hyorin rompió el que hiciste, yo rompí el modelo original e intenté hacer uno nuevo para compensarlo pero está mal doblado y mojado con mis lágrimas —Susurró entre sollozos estirando el papel hacia un atónito Yuta.

— ¿Ya lo sabés? —Cuestionó sintiéndose ligeramente incómodo—. Está bien, Sicheng, puedo hacerte otro.

— ¡No se trata de eso! Se supone que era tu corazón ¡Él que yo iba a cuidar! Lo siento, lo siento tanto.

Intentando calmarlo, Yuta tomó su rostro entre sus manos viendo atentamente el pesar colmar su expresión, sintiendo como si algo ardiera dentro suyo al percibir el dolor en sus ojos.

— ¿Por qué te disculpas? Está bien si no me correspondes, esto no es el fin de mundo —Aseguró—. No dejaré de ser tu amigo, eventualmente encontraré a alguien y este sentimiento se irá.

Las lágrimas aumentaron al oír eso, asustandolo.

— ¿Recuerdas nuestro primer beso? —Cuestionó en cambio Sicheng.

Yuta asintió. —Es el único que realmente recuerdo bien, estabas tan nervioso que me mordiste el labio y lo hiciste sangrar.

—Lo que te dije luego de hacerlo ¿Lo recuerdas? —Inquirió nuevamente.

—Todo es mejor si es contigo —Recitó con una sonrisa amarga—. ¿Qué intentas con esto?

— Todas las veces en que salía con Hyorin terminaba imaginando como hubieran sido las cosas si las hacía contigo —Confesó viéndolo atentamente—. No podía parar de hablarle de ti ¿Sabés? Todo siempre terminaba conmigo contándole alguna anécdota que tenemos juntos, o explicándole algunos de tus pequeños hábitos.

— Sicheng...

—Ella estaba harta de oír a su entonces novio hablar todo el maldito tiempo de su mejor amigo, no entendía porque le molestaba tanto, no logré entenderlo hasta ayer. Soy demasiado lento y despistado para mi propio bien, no sólo te lastimé a ti, lastimé a Hyorin.

— ¿Terminaste con ella?

—Ella terminó conmigo, dijo que no me guardaba resentimiento ni nada —Tomó una pequeña pausa—. Pero que lo haría si no me hacia cargo de mis sentimientos.

— ¿De qué hablas?

Sicheng cortó distancia entre ambos, con el ritmo cardíaco acelerado y las manos temblando por la anticipación.

Sus labios se encontraron ansiosos luego de varios años, sintiendo una explosión formarse por el tan esperado contacto. Yuta aún sostenía su rostro, siendo capaz de percibir el calor en las mejillas de su amigo mientras seguía tímidamente el ritmo de aquel beso.

— ¿Puedo volver a tener tu corazón? —Musitó Sicheng separando momentáneamente sus bocas—. Tú ya tienes el mio, siempre lo has tenido.

—Es tuyo Sicheng —Aseguró con una sonrisa—. Solamente tuyo.

Yuta rió cortamente antes de estrecharlo con más fuerza, repartiendo besos por todo su rostro, preso de una burbujeante sensación de felicidad al ver la sonrisa suave de Sicheng junto a sus ojos brillantes.

Porque despues de todo ¿A quién no le gustan los finales felices? Y más si son en su propia historia.

Falling ; yuwinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora