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Cuando por fin pudo llegar al lugar noto que desde lejos su padre discutía con USA pero antes de que este pudiera siquera acercarse a ellos una mano tomó la suya por lo que sorprendido se dio la vuelta para notar que, el que sostenía su mano no era nada más ni nada menos que Corea del Sur.

-¿Qué hace aquí señor Corea?- susurro el menor con un ligero sonrojo por la cercanía entre los dos.

-¡Yucatán!, ¿dónde estabas jovencito?-

En ese momento llegó México con un rostro se seriedad, por lo que rápidamente el estado solto la mano de aquel país, el de cinco estrellas se acercó a su padre con una pequeña sonrisa.

-Lo siento padre, es que otros países querían comer algo y los acompañe-

-Ah... No me puedo enojar contigo, por cierto, ¿qué hace Corea del Sur por aquí?-

El más pequeño iba a responder aquello o por lo menos inventar le algo a su padre ya que ni él sabía que hacía ese país con el, pero como siempre alguien lo tuvo que interrumpir, aunque por extraño que parezca no fue el asiático.

-Yucatan ... Long time no see- (Yucatán ... Cuánto tiempo sin verte)

Estados Unidos de América o como su padre le decía "la gorda" una persona que podía hacer intimidar a alguien en menos de un minuto, este pais le había propuesto ser parte de él cuando se independizó pero el pequeño estado se negó, aunque siempre estuvo a la mira de él, no se llevaba tan mal con él gringo, aunque sus hermanos lo adiaran tanto a él como su padre pero el por alguna razón lo soportaba, aunque claro al ser un estado tenía que mostrar el debido respeto a alguien superior a él.

-Yes sir, I'm glad to see you- (Si señor, me da gusto verlo)

El estado bajo la mirada con una ligera sonrisa, cuando pudo verlo bien observó como su padre lo veía con una mirada que no pudo entender del todo, pero esa mirada aunque fue distinta le recordó algo de su pasado, esto había causado algo en el por lo que tomó sus muñecas por inercia sintiendo las vendas alrededor de ellas.

- P-papá iré al sanitario un momento, y-ya vuelvo-

El de cinco entrellas no espero la respuesta de su padre más bien salió corriendo del lugar, escuchando como el estadounidense lo llamaba, el chico entró al baño con la respiración agitada sintiendo como su corazón latía rápidamente por la adrenalina, sentía como una pequeña precisión en el pecho por lo que intento tranquilizarse, estar ansioso y nervioso no le sería de utilidad en estos momentos.

Se acercó a los lavabos y mojo su rostro en repetidas veces, miró en su bolsillo de su pantalón una pequeña navaja que siempre llevaba con el, estaba apuntó de hacer algo irremediable, aunque se detuvo cuando escucho a alguien tocer fuertemente, el estado miró atrás de él notando unos pies que sobresalían de uno de los cubículos.

- Disculpe... ¿Se encuentra bien?-

La tos se volvió más fuerte escuchando como aquella persona trataba de recibir aire de algún lado, el chico preocupado guardo aquel objeto en su pantalón mientras tocaba un par de veces la puerta del cubículo y aunque no le respondieron en lo absoluto tomó la iniciativa de abrir la puerta con lentitud.
Cuando se dio cuanta noto que aquel lugar estaba cubierto de sangre y aquella persona que tanto le había preguntado por su salud se encontraba casi inconsciente.

- ¡Hay santa vigerncita!, no se preocupe don, iré por la ayuda-

El estado aún en pánico trato de acomodar mejor al país quien luego de unos segundos pudo darse cuenta que era el mismísimo Venezuela en persona, pero antes de que este siquera pudiera pararse una mano ensangrentada lo tomó fuertemente.

-N-no le di-digas a nadie-

Murmuró el de amarillo, azul y rojo, Yucatán lo miró con preocupación el no era un médico aunque sabía un poco de medicina en ese momento no tenía nada con el como para ayudarlo, el estado suspiro y se quito su chaqueta para tapar una de las heridas que tenía en su pecho, este se quedó allí revisando si no tenía otra herida mayor, aunque claro luego de unos minutos el venezolano se había desmayado por la pérdida de sangre, Yucatán al notar esto realizó una rápida llamada.

-¿hola?-

-¡Campeche!, necesito tu ayuda urgente, ¿q-que debo hacer cuando alguien tiene una herida en el abdomen?-

-¡Yucatán!, ¡¿qué es lo que pasa, estas bien?!-

- ¡S-solo contesta hermano!-

- Bien, bien... Primero debes de flexionar las rodillas, aliviará la presión en el abdomen-

-okey, ya-

- Bien, ahora toma un pedazo de tu ropa limpia esterilizala y realiza presión en el abdomen-

El pequeño arrancó un pedazo de su camiseta y la limpio luego de ello realizó lo que su hermano le indicaba, siguiendo cada instrucción que le daba el país frente a él parecía estar mejor ahora.
Yucatán le colgó a su hermano sin darle explicaciones y decidió permanecer junto al país, por obvias razones cerró con seguro el baño y se recostó en el suelo con cansancio, unos minutos después escucho un quejido por lo que rápidamente se sentó y observó como Venezuela volvía a tener el conocimiento.
Este intento levantarse pero inmediatamente el yucateco lo detuvo.

-No debes de levantarte tienes una herida muy grande en tu abdomen, debemos de ir al hospital-

-¿Q-quién eres tú?, ¿P-por qué, m-me ayudaste?-

-Soy Yucatán, y de verdad necesitas un médico-

El menor lo ayudo a pararse sintiendo el peso del país sobre el ya que este aún están muy herido, el estado lo guió hasta la puerta la cual abrió con cuidado notando sorprendete mente que no había nadie en ese momento, ambos con alivio dieron un par de pasos fuera del lugar.

-¿pero qué mierda?-

Ambos al escuchar aquella voz se detuvieron abrutamente, el estado sabía quién era con sólo escuchar su voz, por lo que dio un gran suspiro para luego darse la vuelta con cuidado notando como su padre los veía con la boca abierta.

- H-hola pá-

El país con el águila lo ignoro cuando vio como sostenía a uno de sus amigos, por lo que México se acercó a ellos preocupado, este tomó su teléfono y marcó al hospital más cercano ninguno pudo decir nada al notar lo preocupado que estaba, sólo minutos después de que el venezolano se fuera México miró a su hijo con enojo.

-¡Me tenías preocupado chamaco!, ¿para qué tienes un teléfono si no lo utilizas?- Este suspiro mirando como su hijo bajaba la cabeza. -Pero... Me alegro que pudieras ayudarlo, sin ti, quien sabe que le hubiera pasado a Venezuela-

El mayor acarició la cabeza de Yucatán a lo que este sorprendido le sonrió con tranquilidad.

- Vamos, hay que ir a comer esa cosa rara que me dijiste pero tienes que bañarte estas repleto de sangre-

-Jajajaja Bulgogi papá-

- si, si, eso mijo-

Ambos rieron al mismo tiempo sintiendose por primera vez desde hace muchísimos años como un verdadero padre e hijo.
No muy lejos de allí se encontraba cierto país observando detenidamente los movimientos de ambos...

"YUCATÁN"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora