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Pasaron las horas y todo estaba listo, el por un lado terminaba de arreglarse frente al espejo, a decir verdad con el nuevo traje se sentía un poco raro ya que no era muy común en el llevar ropa como esta, no le desagradaba para nada y a decir verdad no se le veía nada mal pero nunca iba vestido con este tipo de trajes a eventos tan importantes como este, y estaba muy nervioso por lo que pasaría en la fiesta.

El atuendo que llevaba era un traje muy elegante color blanco donde resaltaban algunos detalles en dorado y negro al igual que sus zapatos color negro en su totalidad.

Este suspiro frente al espejo con una pequeña sonrisa, hoy tenía que ser un gran día, y antes de pensar cuál quier otra cosa, el claxon de un auto llamó su atención. Este recogió sus cosas y se dirigió con rapidez hacia la puerta de su casa, una vez en frente aliso por última vez su ropa y abrió la puerta con rapidez dado a su nerviosismo.

Pará buena o mala suerte justo frente a él estaba un guapo sur coreano apuntó de tocar el timbre, pero al ver el rostro apenado del menor este le sonrió y con mucha alegría le ofreció el gran ramo de margaritas que tenía con el. El chico ligeramente sonrojado aceptó las flores.

-Gracias, son muy hermosas pero no tenías que molestarte-

-No es una molestia, además, combinan a la perfección contigo-

Este tomó lijeramente la mejilla del menor lo que causó que este se avergonzara por lo rojo que estaba, el chico rio con nerviosismo y le pidió al gran país que ingresará a su hogar mientras que el buscaba un florero y agua para guardar aquellas hermosas flores.

-Tu casa es muy linda-

-Gracias, antes era otra mucho más grande, pero prefiero esta, es solo de un piso y es chica pero es realmente muy acojedora por lo que espero que no te moleste-

-Pará nada, se ve muy acojedora-

El pequeño le sonrió con alegría y se dirigió rápidamente a la cocina por un lugar donde colocar las bellas flores que le habían regalado momentos antes.
Mientras tanto aquel gran país miraba con curiosidad el lugar, era la primera vez que veía a un estado ser tan humilde, este solo tenía una pequeña sala y comedor, y por lo que veía suponía que aquellas tres puertas serían de dos habitaciones y un baño, el piso era de color blanco y las paredes de un azul tenue aunque podías ver muchos cuadros, unos de arte y otros pocos de su familia y amigos.
Por alguna razón este lugar se acomodaba exactamente como la personalidad del chico por lo que Corea no pudo evitar soltar una pequeña risa.

-Ya está todo listo, ¿nos vamos? -

El menor regreso con una dulce sonrisa que hizo palpitar el corazón del contrario, este le extendió su brazo de manera cortés a lo que él menor la tomó con delicadeza; sus pequeñas y terzas manos temblaban con cada paso pero por alguna razón no le interesó aquello, ya que estaba realmente feliz en ese momento, lo cual pudo notar su pareja de la noche.

Estos subieron al lujoso auto del país y rápidamente llegaron a su destino con gran facilidad, Corea bajó del auto y con toda la caballerosidad le abrió la puerta al menor afreciendo su brazo para escoltar lo al lugar.

Yucatán le agradeció y fue llevado por el poderoso Corea hasta el lugar de la fiesta, al ingresar todos los ojos estaban sobre ellos, y para que negarlo, ambos se veían perfectos juntos, como si estos ubieran sido sacados de una película.

Corea vestía totalmente de negro resaltando de esta manera su bandera, y por otro lado Yucatán que a pesar de ser pequeño vestía ropa blanca con detalles dorados y negros haciendo sobre saltar su figura.

Su hermano Campeche se acercó a él, este vestía de color azul oscuro y entre sus manos le llevaba un micrófono.
El menor le agradeció y tomó con firmeza aquel objeto subiendo a una pequeña tarima mientras observaba como todos sus invitados ya se encontraban allí, o por lo menos la mayoría.

-Muy buenas noches a todos, les agradezco que hayan venido a esta celebración, espero que la disfruten mucho ya que lo que les ofrezco viene desde lo profundo de mi corazón, y estamos aquí para celebrar la paz entre nosotros, esta no es una celebración para mi, es para todos aquellos que se esfuerzan y logran un lugar mejor para todos-

Luego de su pequeño discurso la gente empezó a aplaudir y felicitarlo, lo cual no pudo evitar emocionar al pequeño estado regalandoles una enorme sonrisa de gratitud. Este término con unas pequeñas palabras de agradecimiento y bajo de aquel lugar para así lograr integrarse a la fiesta.

-Estuviste increíble, me encantaron tus palabras-

-Gracias Corea, aunque creo que casi me desmayo allá arriba-

Bromeó con una pequeña sonrisa, el país río un poco y lo condujo directo con los invitados, no podía negarlo, estaba más nervioso que un hielo en verano pero se armo de valor al ver a cuatro personas frente a él.

Primero un país conocido para el Canadá, este vestia de traje negro con una corbata azul claro precia bastante alegre de verlo lo cual lo alegro de sobre manera, justo a su lado tomados de las manos estaba Ucrania vestido de manera simple pero elegante este por el contrario lo miraba con tranquilidad sonriente pero tranquilo, la siguente pareja la conocía muy bien, Japón quien vestia de traje negro con una camiseta elegante roja lo miraba con una sonrisa amistosa pero justo a su lado estaba un poderoso país que tanto tiempo fue y es su amigo, Estados Unidos de América, este por un lado vestia bastante extravagante, no sólo la ropa parecía muy cara, sino que los anillos, aretes y demás accesorios parecían de ensueño para aquel timido estado, por un momento se sintió cohibido ante su mirada penetrante y decidió apartar la vista hacia los amigables países.

-Muchas felicidades Yucatán, me encantó tu discurso y ¡la comida del lugar es sabrosa! -

-Muchas gracias Canadá y me alegro que mi comida sea de tu agrado-

-Cierto creo que aun no se conocen, Ucani' el es Yucatán, Yucatán el es Ucrania-

-Mucho gusto Yucatán, y felicitaciones por tu fiesta de la paz, es muy linda-

-Te lo agradezco, me alegro que hayas asistido-

Después de ello Corea se unio a la conversación y con ello también el tranquilo japonés quien no pudo evitar interesarse en la conversación, ya que en ese momento el chico hablaba de comida, y por alguna razón lo encontraban irresistible. Por otro lado el estadounidense no pudo evitar mirar la escena con celos por lo que con mucha rabia se dio la vuelta alejándose del lugar, cosa que no pudo ver aquel pequeño estado.

"YUCATÁN"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora