Prologo

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-Esta velocidad aun no es suficiente-dije mientras presionaba con fuerza el acelerador.

Iba en mi auto por ruta 40 a toda la velocidad que mi pequeño Volkswagen me permitía acelerar, 120 kilómetros por hora que en la realidad son 90, quizás 100 con suerte. Del estéreo salía escapaba la dulce voz de una mujer, la misma canción se repetía una y otra vez de manera enfermiza. Mi pecho ardía y diferentes sentimientos crecían sin que los pudiese asimilar. Mis ojos se cristalizaron nublando mi vista, por unos segundos los cerré y refregué con la manga de mi camisa, cuando los abrí el camino aún estaba despejado.

-Si no acelero un poco más...-mi voz se entrecortaba al pensar, sentí una especie de frio recorrer mi ser y lo acepte con cierto cariño-casi ni voy a sentir el golpe...ya quiero que esto termine-volví a romper en llanto, esta vez no podría quitar las lágrimas y la nubosidad de mis ojos-Así está bien, así es...como debe ser.

No sabía cuánto podría pasar hasta que aquel de capucha negra se subiese al auto a buscarme, pero, hasta que sucediera, me seguiría matando un poco más al escuchar esa voz sin cesar y reviviendo recuerdos los cuales escapan en forma de lágrimas.

Al cabo de una hora de manejar en aquella solitaria oscuridad donde la luna miraba burlona, a las 3 de la mañana, me desespere al notar que estaba soltando el acelerador tras aquel maldito recuerdo que siempre me tiraba atrás, aquel que lograba devolverme la cordura, incluso en aquel estado de ebriedad, para solo dejarme caer en esa decepción que me destroza el alma y me ahoga en esa realidad de la cual quiero volar.

Coloco el último cambio y bajo mi pie hasta que noto que ya no puedo más, el auto acelera de golpe, mis ojos están cansados y los reflejos ya no me reaccionan por el sueño y el alcohol.

-Esta es mi oportunidad...si no continuo ahora moriré en vida...si estoy muerto en vida...-abrí mis ojos al entender la razón de porque no lo había hecho antes-si muero ahora...

Mi mundo se convirtió en un torbellino de luces y tintes rojos y amarillos. Luego de todo eso solo hubo oscuridad.

JubitoWhere stories live. Discover now