11. Alicia - "Un reencuentro y un adiós" (Primera parte)

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Hoy podría ser el día en que todo cambie para bien.

Hoy podría ir a los límites de la ciudad y ya no habría barreras que me impidieran salir. Hoy podría ir a la calle y gritar a todo pulmón que soy Alicia Robles y que ya no volveré a ocultar mi verdadero nombre. Hoy podría recuperar a mis amigos y juntos continuaríamos la lucha por la libertad.

Hoy podría ser el día, porque Aaron viene corriendo hacia mí con lágrimas en el rostro.

Tal vez recordó todo. Tal vez recuerda que no existe Doménica, que Abraham Scott no es su padre y que David es el amor de su vida.

Tal vez recuerda que nunca ha estado del lado de los gobernadores, que ellos no son la respuesta y que los nuestros nunca fueron sus enemigos.

Tal vez recuerda.

O tal vez no.

Me pongo de pie sin saber qué hacer. Soñé muchas veces con este momento, pero no pensé que sucedería. Aaron ha entrado en mi oficina sin siquiera tocar la puerta, y mi primera reacción es una mezcla de asombro y de felicidad.

Amory, la nueva secretaria de Thomas, corre detrás de Aaron; luce preocupada. No fue hace mucho que la contrataron para suplantarme. Ahora soy la mano derecha de Thomas, uno de los cargos de mayor importancia dentro de la Cúpula. Soy mucho más importante de lo que sería siendo su esposa, porque debo acompañarlo en cada uno de sus movimientos y velar por mantener una buena imagen pública.

Fue difícil perdonarlo tras lo que hizo cuando David, Ben, Ibrahim y Max fueron en busca de Aaron. Más que perdonarlo, permanecer a su lado fue la única opción que me quedó. A mi familia no podía acercarme, Eternidad ya no me recibía con los brazos abiertos y ni siquiera sabía si mi novio seguía con vida. No tuve más alternativa que aceptar la amistad de Thomas, siempre y cuando él cumpliera ciertas condiciones y no volviera a cometer una estupidez tan grande como echarle drogas a mi café la misma noche que mi novio y mis amigos arriesgaban la vida con tal de salvar a uno de los nuestros. Él reconoció que fue innegablemente estúpido de su parte, y decidí creerle y tomar el importante puesto que me ofrecía. Hasta ahora, no me he arrepentido.

La mayoría de los gobernadores y sus hijos estuvieron en desacuerdo con que una mujer tan joven ascendiera a un cargo tan importante. Según ellos, Thomas me eligió porque yo me acuesto con él, porque lo estoy chantajeando o quién sabe qué otras suposiciones. No ha sido fácil adaptarme a la Cúpula siendo una completa desconocida para sus integrantes. He sido investigada, vigilada y perseguida durante meses y, de no ser por la destrucción de Arkos, el supuesto pasado de Doménica habría sido expuesto como falso y yo no habría ascendido más allá de ser una secretaria como Amory.

—Intenté detenerlo, pero no pude —jadea ella, entre temerosa y desesperada—. Discúlpeme, señorita Doménica.

Aaron se acerca rápidamente a abrazarme. Está tiritando.

—No te preocupes, Amory —le digo lo mejor que puedo sobre el hombro de mi amigo—. Puedes irte.

Ella asiente y se va. Por obviedad, le teme a Aaron e incluso a Thomas, a pesar de que últimamente ha sido el más dócil y amigable de los futuros gobernadores.

—¿Qué te sucede, Aaron? —le pregunto, ansiosa por descubrir qué está pasando—. ¿Qué haces aquí? Sabes que no es correcto venir antes de que te presenten oficialmente como futuro gobernador.

—Abrázame —suplica sobre mi hombro—. Por favor, abrázame y nunca me dejes, Doménica.

"Doménica".

No recuerda.

O tal vez sí, solo que también ha recordado que no debe llamarme por mi verdadero nombre. Quizás ha rememorado nuestras reglas y ha decidido protegerme. Pero, por si las moscas, fingiré incertidumbre.

Renacidos [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora