Fiestas de la alta sociedad Parte I

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Hablando Prosciutto

Buccellati ha comenzado a recibir visitas de dos chicos rubios bien vestidos las últimas semanas, seguramente han de ser novios de sus hijos....quien sabe, muchas cosas me llegan a la mente ya que no me lo ha podido platicar gracias a que la última vez se embriagó y Abbacchio le prohibió venir a mi casa.

—Pros, suena tu telefono— Illuso me sacó del trance y me pasó el celular, era Buccellati quien me había escrito.

Oye, Prosciutto. El amiguito de mi hijo nos invitó a una fiesta y Leone no quiere acompañarme ¿Te gustaría ir con nosotros? Incluso puedes llevar a tus hijos, será en un salón enorme.

Me levanté de golpe y rápidamente le contesté.

"Claro, dime cuándo y dónde. Necesitamos charlar y ponernos al tanto de los chismes"

Y enviado, no pasó ni 5 minutos cuando la respuesta llegó a mi bandeja de entrada.

Mañana sábado, pasaré por ti y de ahí nos vamos a la zona de condominios.

Por fin una fiesta de categoría— exclamé muy alto.

—¿Qué onda contigo?— Ghiaccio entró y me vió con cara de pocos amigos.

—Mocosos, prepárense por que mañana iremos a una fiesta de ricos así que saquen sus mejores ropas y se bañan completitos, nada de solo remojarse y ya.

—Yay ¿Y Carne estará ahí?— preguntó Pesci.

—Probablemente.

—Ojalá que en esta ocasión no te trates de llevar los centros de mesa— soltó Formaggio.

—Chamaco pendejo— le alcancé a dar un zape.

—Di molto, en esas fiestas hay señoritas con pies hermosos.

—Eres un jodido enfermo— volvió a hablar Ghiaccio.

—En verdad les pido que se comporten mañana, nos iremos con Buccellati y sus hijos así que no quiero que pongan sus caras ni que se pongan a pelear— azoté mi mano en la mesa.

—Ayyyyyy no ¿Con el niño burro y el apestoso?— se quejó Formaggio.

—Jajajajajajaja ¿Y estos desde cuando van a fiestas de categoría? Digo, nosotros en su tiempo formamos parte de, pero ellos son recogidos de la calle— Illuso escupía muy despectivo.

—Es por que ellos se andan cogiendo a los rubios riquillos que a veces estacionan su carro en el portón de la vecindad— Melone como siempre hablaba vulgarmente.

—Ahhhhhh si es cierto, la otra vez ví como el afeminado estaba dándole unos becerros bien marranos al rubio de ropa agujereada— que fuertes declaraciones estaba haciendo Formaggio, no los detuve y permití que hablaran más para enterarme del chisme completo.

—Pero el prieto apestoso no se queda atrás, a ese cabrón lo ví por el parque con el otro de pelo de donas. Bien escondidos por donde el tobogán le estaba dando unos mamelucos el riquillo ese al Mista— pronunció Ghiaccio.

—¿Unos mamelucos? ¿A poco los vecinos tienen un bebé?— mi pequeño Pesci estaba escuchando todo.

—No Pesci, se refiere a que le estaba chupando la verg...— Illuso rápidamente le tapó la maldita boca a Melone.

—Hijo ve y busca tu ropa más bonita, déjame hablar con tus hermanos mayores.

—Si— asentó alegre corriendo hacia su habitación.

—Si es por enterarnos más de la vida de los vecinos entonces si voy— Melone sonrió.

—Maldito chismoso— Ghiaccio musitó.

—Pero bien que te encanta— Melone pellizcó la mejilla del histérico.

—Prepárense para mañana, es la última vez que lo repito.



Narrador Omnisciente

Al día siguiente, la familia de La Squadra ya estaba lista para salir a la fiesta. Prosciutto como de costumbre sacó su outfit de lo que compraba en el tianguis, incluso parecía que no fuera de ahí; sus vástagos lucian pantalones de vestir y camisas con corbata, lo último obligados por el hombre rubio para verse más formales.

—Ahhhhhh Buccellati está tardando demasiado— Prosciutto rechinaba los dientes algo desesperado.

—Tampoco no jodas, nos levantaste muy temprano— Ghiaccio seguía bostezando.

—Pros está ansioso deberas— habló Illuso.

—De llegar pronto a su casa— secundó Formaggio.

—Para sacarse la verg...— nuevamente no terminó de mencionar Melone por que el de rizos azules le metió un buen golpe en el abdomen.

En eso se escuchó como tocaban la puerta, sin pensarlo dos veces el rubio corrió a abrir y ahí estaba Buccellati junto a sus dos hijos; Narancia y Guido.

—¿Listo para irnos?— el moreno de melena corta sonrió.

—Claro, nada más déjame tomar las llaves de la camioneta y nos vamos— Prosciutto fue hacia la cocina donde estaban las llaves del vehículo de su esposo; que por ciento, se encontraba ausente debido a un importante proyecto que se había presentado en las constructoras Brando.

—Mocosos se van acomodando y le dejan espacio a los hijos del vecino— el padre (madre) de La Squadra gritó para que en ese instante salieran todos y como si una lata de sardinas se tratara, se acomodaran en los asientos de la no tan espaciosa camioneta.

—Háganse de las nalgas chiquitas— gritaba Formaggio.

—Que alguien cargue a Pesci— del otro lado se escuchaba Illuso.

—Pero que nalgotas las de Mista, están igual o más que las de Ghiaccio— habló Melone quien se acomodaba hasta la orilla.

—Chinga tu madre pendejo— el de lentes escupió.

—Disculpa a mis engendros, es que casi no los saco a pasear— se disculpaba el rubio con Buccellati.

—Descuida, así son los niños— lo tranquilizó.

—Oye Buccellati ¿En serio vamos a caber ahí?— Mista señaló donde estaban sus vecinos gritando.

—Claro que si caben, tu te llevas cargando a Narancia— Bruno así de fácil arregló el problema.

Y en menos de 5 minutos salieron con dirección hacia la zona de condominios.

Giorno invitó a la familia de su novio a la fiesta del más joven de sus hermanos, Ungalo. Se trataba de un evento no tan grande pero lo suficientemente importante viniendo de la familia Brando. Lo que no se esperaba era que su "suegrito" invitara a la familia de La Squadra, quienes comenzaran a criticar y a causar un caos total.

—Mista por favor usa los cubiertos, la gente te está viendo mal— Giorno totalmente sonrojado le susurraba al joven del gorro que sin pena alguna degustaba de la comida con sus dedos.

—No seas chismoso Giornito, nadie me está viendo.

—¡Tampoco hables con la boca llena!

—Uy perdón, ya cásate— el moreno resignado tomó el cubierto y comenzó a comer como se debe.

—Giorno, muchas gracias por considerarnos en tu fiesta— Buccellati le dedicó una de sus mejores sonrisas.

—Ustedes ya forman parte de mi familia, hasta...ellos— sonrió forzosamente el de los rulos mirando hacia donde estaba Prosciutto quien comía con elegancia y sus hijos que solo se dedicaban a hablar y reírse, llamando la atención de los otros invitados.


Si supiera Risotto que estamos comiendo en casa del sujeto que lo dejó sin trabajo me mataría— pensaba Pros mientras observaba como el rubio charlaba animadamente con Bruno.

—Mamá, Formaggio se está peleando con Narancia.

—¡Pero si les dije que no se portaran como simios!

...Where stories live. Discover now