Squalo y Tiziano - Parte 2

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—Bueno, ¿y qué más pasó?— preguntó Ghiaccio.

—¿No que no te importaba?— Melone ladeó su sonrisa. —¿Que pasó, Pros?

—Ya te imaginarás.— el rubio sirvió otra porción extra para su esposo.

×××

Tiziano comenzó a trabajar en la pescadería de los Fischer, haciendo labores de limpieza y posteriormente fungiendo de mesero, bastaba únicamente barrer todo el local y atender a la poca gente que llegaba de paso al pequeño pueblo, así de fácil, sin desgastarse como antes lo había imaginado. Pasando su primer año viviendo con Squalo comenzó a tener sentimientos hacia él, después de todo no iba a negar que era un sujeto atractivo; mirada radiante, sonrisa sincera y esa bella piel ligeramente bronceada que hacía par a sus rebeldes mechones naranjos, sin duda alguna no iba a desperdiciar la oportunidad de enamorarse y ser correspondido.

Tiziano Palmieri y Squalo Fischer oficialmente comenzaron a ser novios a los 14 años de edad.

Los señores Fischer por supuesto que aceptaron y bendijeron la decisión de su hijo, jamás lo habían visto tan feliz, incluso para hacerlo aún más dichoso se dispusieron a pagar la educación de Tiziano para que lograra terminar la secundaria, ahora el moreno formaba parte de la familia.

La suerte de Tiziano era enorme, no bastó con que le pagaran de nuevo sus estudios, sino que fue retribuido también con una habitación solo para él, amueblada y con los elementos necesarios para que se sintiera cómodo, nuevamente vivía con lujos.

Al pasar de los años el pequeño pueblo se volvió punto turístico, pequeños y grandes empresarios comenzaron a echarle ojo a las maravillosas costas y a los negocios donde si bien no los compraban se volvían socios. Tiziano ha recibido mucho más trabajo ante la llegada de los visitantes, su tiempo libre se destinó a atender el restaurante de los Fischer, Squalo en la cocina y el recibiendo las órdenes de los exigentes paladares de los turistas. Uno en específico quedó interesado en el muchacho moreno que, ahora tenía el rostro menos graso y mostrando unas facciones mucho más bellas que enmarcaba el par de mechones rubios que colgaban por encima de su bandana verde.

Hey, muchacho.— el hombre de cabellera rosa lo llamó. —La cuenta, por favor.

—Por supuesto, sería 80 dólares.— el moreno puso en la mesa la charola junto al ticket donde marcaba todo lo que había consumido. Desde la barra, Squalo notó al extraño hombre, no parecía ser una persona mayor, incluso su rostro irradiaba juventud aún, pero esas ropas y esas extravagantes joyas lo hacían preocuparse, por su novio que seguía frente a esa mesa.

Señor, no puedo aceptar esa cantidad.— el moreno casi se iba de espaldas al ver el rollo de billetes que el sujeto de traje le ofrecía como propina.

Insisto, muchacho.— sonrió de lado. —Me interesaría charlar contigo, fuera de tu trabajo.

—Señor, no creo que se pueda.— Tiziano pensó en lo peor, no deseaba ser infiel a quien ahora lo quería y lo tenía cómodo en su casa.

Creo que estás malinterpretando las cosas.— sus orbes verdes se clavaron en los avellana de Tiziano. —No deseo favores sexuales de ningún tipo, solo quiero proponerte un negocio que nos puede beneficiar a ambos.

—De una vez le digo que el restaurante no es mío y en segunda...— no terminó de hablar el moreno porque se puso de intermedio el ojiazul de cabellera naranja.

Oh, ya veo, al parecer tienes representante.— el extraño sacó una tarjeta de su saco y la entregó a Tiziano. —Si estás interesado, no dudes en llamarme.

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