Capítulo seis

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Yoongi tardó más de lo que había esperado en dar con el animal correcto.

Ya se había convertido en una especie de pasatiempo, realmente, más que un castigo. Seokjin tenía un montón de madera en su casa y lo cierto es que enseguida le había pillado el gusto a las figuritas de animales. Eran bastante monas, y le daban un toque hogareño a la casa además de rellenar los huecos vacíos de sus estanterías. No lo diría nunca en voz alta, pero el alfa tenía unas manos realmente habilidosas y era muy detallista, hasta el punto de que podía ver los ricitos en la lana de la oveja que le había tallado la noche anterior, mientras hacían la digestión después de cenar sentados junto a la chimenea, cada uno en un sillón con una taza de té al lado. Ese tipo de situaciones, con ambos sentaditos y cómodos sin dirigirse una palabra pero disfrutando de la compañía mutua, se habían convertido en tan cotidianas, tan habituales entre ellos dos, que Seokjin se descubría a sí mismo pensando en que las echaría de menos cuando el menor se fuera y volviera al pueblo.

Enseguida desechaba esos pensamientos, claro, porque lo que realmente quería era perderle de vista y no volver a verlo nunca, obviamente. No es que le cayera bien ni nada de eso, sencillamente añoraba tener a alguien con quien charlar y pasar el rato y en tiempo de guerra cualquier agujero es trinchera. Pero Min Yoongi era un idiota desagradecido y no le caía bien en absoluto.

En cuanto al animal favorito de Seokjin, era una agradable tarde de domingo de lo que era ya la sexta semana que llevaba en esa casa cuando Yoongi dio con él. El beta estaba frente a una de sus estanterías, decidiéndose entre si poner un gorila o una ballena azul como aguante entre dos columnas de libros, cuando Yoongi le llamó con un silvido para que se girara.

—Eh, píllalo. —fue su única advertencia antes de lanzarle al aire su última obra. Seokjin la pilló de milagro, la verdad, porque nunca había sido muy bueno con eso de atrapar objetos voladores.

—Muy gracioso. ¿Qué soy, un perro? —se quejó, ignorando la sonrisa ladeada de Yoongi, quien seguramente había disfrutado del varonil chillido que había soltado el mayor al ver un pedazo de madera volar directo a su cara. Este ya estaba cogiendo otro trozo, navaja en mano, para hacer su siguiente figura. Estaba ya tan acostumbrado a empezar una nueva nada más entregársela a Seokjin, recibiendo siempre la misma negativa ("¿Cómo va a ser mi animal favorito una oruga?" "¿Acaso tengo cara de que me gusten los ornitorrincos?" "¿Esto qué es, un pepino de mar? Ya ni te estás esforzando, Yoongi"), que ya ni esperaba a su queja para empezar el siguiente.

Solo que esa vez no hubo reproche. Seokjin se quedó en silencio, y cuando Yoongi levantó la mirada, se lo encontró en la misma posición, mirando la figurita con atención. Arqueó una ceja y se incorporó. —¿Qué pasa?

Solo entonces Seokjin salió de su ensoñamiento, tras lo que se quedó mirando a Yoongi un par de segundos antes de sonreír. —Está bien, te perdono.

—¿Qué?

—Ese era nuestro trato, ¿no? —comentó mientras casualmente dejaba el gorila y la ballena en la estantería y cruzaba el comedor. —Me hacías una figura de mi animal favorito y yo te perdonaba.

Hubo unos segundos de silencio, y entonces Yoongi reaccionó. —...¿Tu animal favorito es la alpaca?

—¿Algún problema? Son grandes y su lana es blandita y suave.

—Son horribles. Feísimas. De los animales más feos que hay.

—Tú sí que eres feo. —replicó. —Una vez alguien me dijo que yo parezco una alpaca. —añadió casi sin pensar, mirando la figurita antes de apretarla contra su pecho.

—Pues fuera quien fuera te estaba insultando... Da igual, ¿entonces puedo dejar de hacer figuritas?

—Ahá. —asintió antes de desaparecer al segundo piso.

Yoongi se quedó unos segundos en el sofá, inmóvil, antes de continuar con el animal que había comenzado.

Always Winter Here ; NamjinWhere stories live. Discover now