Capítulo 3

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Rocío y Alba no vuelven a verse hasta varios días después. No porque ellas no quieran, ya que agradecen la compañía de la otra para olvidarse de sus batallas personales, sino porque Miguel parecía haberse vuelto a comportar como el padre y marido que es.

Cuando Rocío llegó al hotel después de estar en el parque, su marido accedió a ir a la piscina con las dos rubias. Sin embargo, ese no fue el único momento en el que las acompañó. La familia llevaba varios días haciendo diferentes planes por la isla hasta la tarde de este viernes, cuando Miguel ha vuelto a su portátil y Rocío a su cansancio mental.

Antes de enfadarse y pasar el resto del día molesta con lo que le rodea, incluida su hija, ha decidido mandarle un mensaje a Alba. La pelirrosa ha contestado a los pocos minutos. En su respuesta afirmaba que estaba deseando verla para que Aitana dejara de repetir el nombre de Nerea. Por eso, ambas madres han quedado para merendar todas juntas en el mismo parque que días atrás.

-Toma.- Dice Alba dándole a su hija un pequeño bocadillo de jamón york. Aitana se lo enseña a Nerea, que merienda exactamente lo mismo. La pelirrosa saca dos envoltorios más grandes y le pasa uno a Rocío.- Para ti.

-¿Qué?- Pregunta confusa.- No, no, Alba. No hace falta.

-Yo tengo el mío. No vas a ser la única que se quede sin comer. ¿A que no?- Pregunta mirando a las pequeñas.- ¿A que Rocío tiene que merendar?

-Sí.- Asienten las dos a la vez.

Rocío acepta con una sonrisa divertida y le agradece a Alba que haya tenido ese gesto. Cuando agacha la cabeza para desenvolver el bocadillo, la pelirrosa se le queda mirando con disimulo. Es una mujer muy guapa con un perfil casi perfecto, pero eso no se lo va a decir. Contrariamente a lo que pensó Rocío la última vez que se vieron, Nerea y ella siguen pareciéndole dos gotas de agua.

-Mami, ya.- Informa Aitana varios minutos después con las manos abiertas antes de levantarse para ir a jugar.

-Yo també.- Nerea imita su gesto, aunque con la boca llena del último trozo de pan. Afortunadamente, esta vez no se le escapa ninguna miga.

-Eh, eh, eh. Ven aquí, señorita.- Ordena Alba moviendo el dedo índice hacia sí misma.

-¿Qué pasa?- Murmura Rocío.

-Que sabe que lo que hay ahora no le gusta.- Susurra buscando en la mochila de la pequeña. Cuando Aitana llega frente a ella, desenvuelve el plátano y se lo da en la mano.

-¡Pátano!- Exclama Nerea con los ojos muy abiertos. Aitana lo extiende hacia ella, ofreciéndoselo.

-Aitana...- Advierte Alba con una mirada severa. La niña deja caer sus hombros y le pega un mordisco muy pequeño a la fruta.

-Y tú deja de querer siempre la comida de Aitana.- Dice Rocío cogiendo a su hija y dándole un beso en la cabeza.

-Mira, lo partimos a la mitad.- La pelirrosa coge el plátano y lo divide en una mitad un poco descompensada. Curiosamente, la parte más grande se la da a la rubia. Quiere que su hija coma de todo, pero tampoco es plan de torturarla.

-Alba, de verdad que no hace falta. Siempre estás tú dándole cosas y yo...- Parece que no la atiendo bien, termina mentalmente.

No digas tonterías, anda.

Como toda respuesta, Rocío emite un suspiro antes de posar a su hija en el suelo.

-Asha.

-De nada.- Contesta Alba. -Aitana.- Llama una última vez antes de que la niña se vaya a jugar.

-¿Qué?

ibiza ; albocíoWhere stories live. Discover now