Capítulo 5

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Nerea y Aitana caminan hacia el mar de la mano de Alba después de que Rocío haya declinado la oferta. La arena está caliente y, aunque la temperatura es soportable, las niñas van dando saltos que hacen reír a la mayor.

-¡Ay, ay, ay, ay!- Se quejan al ritmo de sus pasos.

-¡Sois unas exageradas!- Exclama la pelirrosa alternando la vista entre las dos.

Nada más cruzar la línea que separa la arena seca de la mojada, Aitana y Nerea se sueltan y echan a correr hacia el agua. Alba niega con la cabeza, divertida, y las sigue de cerca.

-Despacito, ¿eh?- Avisa, consciente de que su hija es capaz de meterse mar adentro. En efecto, es Aitana la que primero entra en el agua. Torpemente, salta un par de olas y se tira en plancha comenzando a chapotear.

-¿Te va metete?- Alba baja su mirada a Nerea y ríe por esa curiosa manera de formular la pregunta.

-¿Tú quieres que yo me meta?- La niña asiente con ganas.- Pues venga, vamos con Aitana.

-¡Tana!- Llama la pequeña rubia emocionada.

-¡Neea!- Responde la otra saludando con la mano.

En cuanto sus pies tocan el agua, Alba siente cómo crece su poder. Echa un vistazo rápido en derredor y nota corrientes de pensamientos que van hacia ella. Los bloquea antes de escuchar algo que no debería y baja su mirada para prestar atención a las niñas.

-¿Te gusta la playa, Nerea?- Se interesa, sabiendo que la respuesta por parte de Aitana sería afirmativa.

-Sí.- Contesta de forma escueta mientras juega a coger la arena y soltarla para ver cómo salpica. Alba alza las cejas. Pues sí que se me ha acabado pronto la conversación, piensa.

Opta por alejarse un par de pasos de las niñas, para que el agua cubra casi la totalidad de su espalda al sentarse. Cuando lo hace, se siente prácticamente renovada y su cansancio diario disminuye. Estando en el mar, ni siquiera se siente en peligro.

-¡Mami!- Exclama a Aitana antes de lanzarse a los brazos de su madre sacándola así de sus pensamientos.

-¿Te lo pasas bien?- La morena asiente con una sonrisa que casi no le cabe en la cara. Deja un beso en la mejilla de su madre y vuelve a irse con su amiga.

Alba solo puede sonreír de igual forma. A su hija le encanta la playa tanto como a ella, aunque por motivos distintos. Sin embargo, desde ese día no han vuelto a pisarla hasta hoy y de eso hace ya tres semanas. No es momento para pensar en ese tema, se dice. Hoy quiere pasárselo bien.

Estira sus dos manos por debajo del agua, camuflándolas con la arena que se levanta debido a su movimiento. Pronto, encuentra dos piececitos cuyas dueñas están demasiado distraídas. Los coge y tira de ellos tan rápido que Aitana y Nerea se ponen a gritar. Al menos hasta que se dan cuenta de quién las ha agarrado y empiezan a reírse.

-¡Aba!- Protesta la rubia riéndose.

-¡Mami, so no se hace!- La pelirrosa no puede evitar soltar una carcajada ante las palabras de su hija.- ¡Te voy a catigá!

-¡Y io!- Corrobora Nerea.

-¡Hala! ¿Dos castigos?- Les sigue el juego poniendo pucheros. Con una mirada, es consciente de que muchas personas a su alrededor están pendientes de la interacción.

-Sí.- Responden las niñas a la vez. Alba mira más allá, al lugar de la playa donde está Rocío. Sigue igual que la dejó: con una expresión indescifrable y sin apartar la mirada del palo de la sombrilla.

ibiza ; albocíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora