Capítulo VIII : Desencanto

1.2K 108 79
                                    


Fue la confesión más fuerte que escuchó en su vida.

No solo se sintió pésima por recordárselo, también se notaba que le dolía y que no podía ocultar su tristeza. Por la forma en la que estaban abrazados en esa foto, comprobó que eran muy unidos. Eso lo explicaba todo. Desvió la mirada. Tratando de mirar la arena y sus pies. Boruto le había mostrado el único rincón de su corazón que le destrozaba el alma. Y ella preocupada por sus sentimientos hacia Akihito. No le pareció adecuado comentárselo. No era nada comparado con el dolor que estaba atravesando él. Lo mejor era escucharlo y ayudarlo a calmarse. Boruto notó que estaba inquieta, no pretendía dar lástima. Odiaba eso. Masculló y se mordió el labio.

—No te preocupes. Trato de que no me afecte—le enseñó una sonrisa.

Sarada no podía creerlo. Había sido la primera sonrisa más dulce que había visto en su rostro. Era tan sincera, con un carisma magnético, logró que le generara un leve rubor en sus mejillas. Su sonrisa le transmitió todo. Aunque sus ojos estaban apagados. ¿Cómo logró formar semejante fortaleza? Sarada se sentía una niña malcriada a su lado.

—Vaya, me sorprende que puedas manejarlo tan bien—Boruto bajó la mirada sin que ella se diera cuenta.

—No es bueno estar todo el tiempo deprimido—dijo en tono entusiasta—. A veces es mejor pensar en positivo.

Esa era la diferencia. Sarada era negativa hasta la médula. No podía ver algo positivo en tanta oscuridad. Estaba cegada por sus sentimientos hacia aquel chico. Confundida en un mar de preguntas sin respuestas. Y estaba harta de parecer una adolescente buscando consuelo. Boruto era adulto. Podía prestarle su oído para escucharla. Sin embargo, él tendría problemas más grandes con los que cargar, los suyos le parecían minúsculos e insignificantes. Su mirada penetrante se desvaneció.

—¿Y tú por qué no puedes dormir?—dijo mientras se apoyaba sobre una de las rocas y expulsaba otra bocanada de aire.

El mensaje de Akihito vino a su mente, ¿era correcto decírselo? Después de su confesión, creía que no era nada importante, no tanto para que la escuchara. Solo era un tonto mensaje más. Nada más que eso. Ni siquiera valía la pena decirlo. Curvó sus labios y le enseñó una mirada risueña. Intentando fingir que ya estaba bien y que nada le preocupaba. Corrió hasta la orilla del mar mojando sus pies. Boruto no entendió su reacción. Estaba preocupado por su insomnio.

—¡Solo estoy ansiosa por las sesiones!—mintió enérgica.

Boruto levantó una ceja y frunció sus labios. Era malísima mintiendo. Rogaba que el idiota de Akihito no tuviera que ver de nuevo. Empezaba a molestar que lo mencionara siempre que pudiera. Lo bueno es que casi no lo hacía porque no quería que se metiera en su vida privada. ¿Lo malo? El rubio sentía curiosidad por ella y no sabía cómo acercarse. Contempló a Sarada mientras chapoteaba en el agua. Parecía una niña jugando con el agua. En algún momento le arrojó algunos chorros de agua haciendo que dejara su cigarrillo y se sumara. Ambos terminaron mojándose. Esa noche descubrieron que, si querían, podían conectar de una manera única. Era como si el silencio los hiciera encajar.

Las sesiones continuaron su curso al día siguiente. Tomaron la carretera para dirigirse hacia uno de los pueblos más cercanos, lo harían al aire libre en los campos de girasoles. Boruto no estaba de acuerdo en pisar esa zona, de hecho ni siquiera se atrevía a bajar del vehículo, todo aquello le traía recuerdos sobre su pequeña hermana. Se apoyó sobre el capó, mientras observaba al resto del personal organizando los escenarios, su mirada se posó en la pelinegra. La conversación de anoche le hizo sentirse más cómodo. ¿Cómo lo habría tomado Sarada? Por la expresión que puso no parecía demasiado afectada, o tal vez sí, solo que intentó apoyarlo. El necesitaba que alguien le brindara un apoyo y Mio se lo proporcionaba casi siempre. Ahora necesitaba a alguien de afuera. Suspiró pesadamente.

Indomable Encanto (Borusara)Where stories live. Discover now