namjoon.

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Lo que voy a contar a continuación probablemente sea lo más difícil de tragar de toda esta historia, y fue lo previo a mi vida en la residencia y en la universidad. Eran cosas que me traía, además de sed de venganza, en la mochila desde Daegu, desde el pueblo donde crecí: traumas. Muchos de ellos.

Cuando dije que entendía el dolor de Hoseok por ser cuestiones psicológicas y no físicas, era por esto. Porque un moretón se va con el tiempo, en cambio, una memoria, sobretodo si es una traumática, se queda para siempre, como un corte que nunca se cierra.

Imagínense tener unos 15 o 16 años, vivir en un pueblo donde ante la mínima diferencia empiezan los rumores, pesar unos kilos de más, tener más interés por los libros y los videojuegos que por los deportes y las chicas, ser más bien callado... o sea ser yo. Cuando termine la secundaria trabajé duro para cambiar esa imagen por los problemas que me había traído, empezaron con miradas, exclusión, apodos a mis espaldas. Siguieron con insultos directos y por grupos de facebook, y ahí es cuando se empezó a formar el monstruo en el que me convertí años después.

Min Yoongi es un cerdo que llegará virgen a los 40.

No creo, es un rarito, a lo mejor no llega vivo a los 40 por pasársela encerrado.

Yo creo que es gay y le gusta Park Jimin.

Park Jimin. El nombre que me arruinó la vida dos veces, pero es alguien que merece un capítulo completo. Sin embargo, un episodio particular que lo involucra es el que desencadenó una cadena de catástrofes en mi vida universitaria.

Golpes. Los podía sentir en todo mi cuerpo y escuchar los insultos de los otros chicos a mi alrededor, miré hacia arriba y ahí lo vi, con su sonrisa diabólica, de la cual quizás me enamoré sabiendo que era imposible.

"Yo siempre vuelvo, gordo"

¿Yoongi?

Era Jungkook, estábamos en el presente. Mi cuerpo estaba tenso y sudaba frío, en la frente y en la espalda, todo mi cuerpo. No podía calmar mi respiración, y de repente me encontré colapsando en llanto sobre el hombro de mi novio, quien me abrazaba susurrando que me tranquilizara, que solo había sido un sueño. Fue la primera vez que me vio llorar, siempre que quería hacerlo me encerraba en el baño.

La frase "Yo siempre vuelvo" resonaba en mi cabeza, mi propio subconsciente me había dado en mi talón de aquiles, mi punto débil. Esa noche no volví a conciliar el sueño hasta las ocho de la mañana. Por suerte, al día siguiente no tenia ninguna clase a la que asistir.

Me desperté a mediodía, sintiendo olor a comida hecha en casa, como cuando vivía con mis papás, y por alguna razón eso me dio un dolor en el pecho. Me levanté con solo la remera grande y vieja de Jungkook puesta y el bóxer abajo y caminé hasta la cocina, donde estaban los tres. Taehyung cocinando mientras Hoseok le leía la receta, Seokjin con el teléfono. Sonreí, por primera vez, me sentí agradecido de tenerlos. Me senté al lado de Seokjin y, tan pronto como lo hice, él dejó su teléfono en la mesa y me dijo:

— Vení un segundo, tengo que hablarte de algo.

Me llevó casi corriendo a su habitación, cerrando la puerta con traba, y yo me senté en la cama mientras él caminaba en círculos, como buscando la manera de explicarme lo que le pasaba, generándome más confusión.

— ¿Qué es lo que te pas-

— Creo que me gusta Taehyung. — No me sorprendió en absoluto su confesión, en la semana que yo estuve ocupado con Hoseok se volvieron los dos muy cercanos, me sorprendió lo nervioso que estaba Seokjin. Taehyung no era una persona particularmente imposible, tampoco tenía una pareja, no tenía ningún impedimento, ¿cuál podría ser el problema? — Sé lo que estas pensando, no tengo motivos para entrar en crisis, pero te voy a decir algo: Taehyung tiene una historia con Namjoon y necesito tu ayuda.

the resident | yoonkook Where stories live. Discover now