jimin.

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Jungkook volvió a Busan con el empezar de las vacaciones, dos días después, solo. No me pidió que fuera ni me habló antes de irse. Seokjin, con cara de velorio, fue quien me dijo aquello al llegar a la casa, recuerdo que me agarró tanta tristeza junta que solo pude decir "oh."

Fue curioso porque nadie se fue a excepción de él, y todos teníamos familia afuera. Se notaba que quería irse, escapar de mí, y me lo merecía. Me lo merecía tanto. No podía dormir en las noches por llorar y pensar en todo lo que había cagado porque yo lo quería en serio, fue un experimento con mi nuevo yo que me salió mal, porque se convirtió en una parte de mi vida, una fundamental diría incluso.

Como eran vacaciones y no tenía nada que hacer, de noche, cuando nadie estaba despierto y no podía dormir, vagaba por la casa, miraba por la ventana, me sentaba en la cocina con el celular, cosas así. Una noche de esas, cuando salí de mi habitación, vi una luz encendida en la cocina y, suponiendo que era alguno de mis amigos, me acerqué con toda la confianza. La heladera se cerró y casi me infarto, no era ninguno de ellos, era Jimin, tenía una botella de agua en la mano, estaba en pijama y creo que estaba más impresionado él que yo. La bronca y la poca capacidad de pensar por dormir tan mal me hicieron perder los estribos rápido, pronto caminé hasta él y le di una cachetada que le dio vuelta la cara.

— ¿Qué te pasa? — Me gritó, confundido.

— Esto es por los apodos. — Otra cachetada. — Esto por los insultos.

— Ok... ya entendí. — Dijo, sobándose la mejilla donde le había pegado. — Perdón.

— ¿Me estás jodiendo? ¿Perdón? ¿Ahora, como cinco años después? ¿No te parece que es tarde para eso?

— Yo sé que no arregla nada. — Dejó la botella en la mesa y sé sentó, yo hice lo mismo frente a él, quería escuchar la basura que tenía para decirme. — Pero una vez que creces te das cuenta de que la cagaste y eso te da mucha culpa, en serio, no espero que me perdones pero si quisiera que entiendas.

— Si, crecer. Yo tuve que crecer, con los traumas que me dejaste. — Jimin bajó la cabeza. — ¿Sabes cuánto trabajé para bajar de peso? ¿Para formarme una reputación? Nunca te vas a dar una idea, Jimin, nunca-

—¿Por qué te pensás que lo hice?— Me hizo callar, con los ojos llorosos de repente. Nunca lo había visto tan débil, este no era el Park Jimin que yo recordaba. — ¿Te pensás que yo no la pasaba mal también? Lo hacía para que no se metieran conmigo porque yo nunca iba a poder encajar si no era así. Nunca iba a encajar si se enteraban de que soy gay.

— Y te ocultaste a costa mía, Jimin.

— ¡No tenía opción! — A este punto, lágrimas de amargura corrían por su cara, y caí en que hablaba desde el corazón. De otra manera, no hubiera llorado de la forma en que lo hizo. — Se enteraron mis papás, me mandaron a la mierda ahora que somos adultos, ¿te imaginas lo que hubiera sido en ese entonces? Te admiro Yoongi, en serio, yo no hubiera podido con lo que te hice pasar yo. No te pido que me perdones, solo...

— Entiendo. — Murmuré, agarrando las servilletas y dándoselas para que se seque las lágrimas. — Todos cometemos errores.

— El mío me costó de todo.

— Si, a mí también.

Nos quedamos sentados ahí, haciendo silencios de a ratos, recordando cosas, hablando de nuestras vidas. Jimin estaba empezando enfermería. Lo encontraron sus papás con una cuenta en una red social de citas gay, y todo en su vida fue en bajada, lo llamaron de todas formas, lo denigraron al punto de decir yo no crié a un pecador. Finalmente, lo echaron a la calle. Curioso, de chicos, Jimin tenía la familia perfecta, una hermosa casa con un jardín, un golden llamado Poly. Lo envidiaba. Quien diría que en unos años terminaríamos ahí, él y yo, sentados en la cocina de la misma residencia universitaria, llorando por nuestras penosas vidas.

the resident | yoonkook Where stories live. Discover now