Capítulo 5

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Fragmento del Código de Chicos (2011)

Código 12 "Cuando un amigo está en aprietos, no hay que darle la espalda. Más cuando es una situación con mamá, hermana o la niña que le gusta."

Evan llegó a su casa y lo primero que hizo fue llamar a su mejor amigo por teléfono, repicó tres veces y se cayó la llamada, intentó dos veces más pero Cory no atendió. Frunció el ceño y fue cuando se dio cuenta de la hora; eran las siete de la noche por lo que posiblemente Cory se encontraba en algún entrenamiento de su equipo. La diferencia de horario sólo era de dos horas, pero era algo que siempre olvidaba.

Caminó hasta su habitación y dejó su mochila en la cama, se quitó su uniforme y se metió en el baño para darse una ducha. Por su mente sólo pasaba el evento que había sucedido hace pocas horas; Roni seguramente creyó que era un idiota.

Metió su cabeza en la regadera para sentir el agua cayendo sobre él y permaneció ahí durante unos segundos.

«Somos buenos amigos»—recordó su comentario en las gradas. ¿Qué buenos amigos iba a ser de una chica con la que tiene la intención de ser lo que desee menos buenos amigos?

Ni si quiera sabía por qué le llamaba tanto la atención Roni. Era una chica extraña; su cabello era negro y liso, sus ojos eran grandes y achinados, su boca era pequeña y tenía un gusto por la moda bastante alocado que seguramente ningún chico consideraría atractivo, pero él, por alguna extraña razón sí lo hacía.

Y lo peor de todo era, que había otro chico que también lo hacía.

«Estoy jodido»—pensó y cerró la regadera para salir envuelto en un paño.

Recorrió su habitación buscando sus shorts que se había colocado la noche anterior. Mientras se vestía, Elena tocó su puerta.

—Evan, ¿quieres cenar ya? —preguntó detrás de la puerta, Evan aceptó la invitación y terminó de colocarse la sudadera para salir hacia el comedor.

Se sorprendió al ver a sus padres sentados pero no se alegró cuando notó que estaban más pendientes de su celular que de la comida que tenían a centímetros de ellos. Suspiró y se sentó diagonal a su padre dándoles un saludo que respondieron con poca emoción.

Volteó a ver a Elena y le hizo una mueca. Ella se acercó para colocarle el plato con comida y se marchó para limpiar un poco la cocina.

— ¿Qué tal tu día? —preguntó su papá, Evan sonrió, eran pocas las veces que él se mostraba interesado en él.

—Excelente—respondió—. Tuve un examen a primera hora y estoy seguro que lo pasé. En la tarde me tocó entrenar con el equipo, estamos trabajando duro para ganar en las nacionales.

— ¿Sigues siendo el capitán? —Evan asintió, su padre sonrió—. Ese es mi muchacho, líder innato como su padre—comentó—. Recuerdo cuando tenía tu edad, tenía a muchas chicas encaprichadas conmigo.

—Diría que son los privilegios de ser el capitán del equipo, tienes toda la atención.

— ¿Tienes alguna novia porrista por ahí?

—No—respondió—. No soy partícipe de ese cliché; en la universidad hay muchos tipos de chicas.

—En eso estoy de acuerdo—le dijo y miró a su esposa—. Tu madre asistía siempre a nuestros partidos pero sólo para escuchar tocar a la banda, eso fue lo que me causó interés en ella.

Su comentario hizo que la atención de la mujer cayera en ellos.

—Siempre quise tocar la flauta y mi papá no me dejaba—explicó—. Era mi forma de estar cerca de ella.

—Imagino que estás con una chica—mencionó su papá—. Tu teléfono suena a cada rato, estoy seguro de que te estás viendo con alguien.

Evan negó.

—Me escriben, pero realmente no estoy interesado en alguien por el momento—mintió, su mamá lo miró y rio.

—Por el momento—repitió ella.

Evan ignoró su comentario y le dio un mordisco grande a su hamburguesa. La mirada de su papá se fijó en él y quedó en silencio, el chico intentó ignorarlo, estaba seguro que su padre se había dado cuenta de que había mentido en lo que dijo.

—Sí te gusta alguien—dijo él.

—Sí—aceptó—, pero no sucederá nada con ella.

Su padre frunció ceño.

— ¿Por qué?

Evan sonrió y negó, no quería tocar ese tema. Siempre sucedía lo mismo cuando alguno de sus amigos se daba cuenta de la situación, intentaba cambiar el tema y prefería que nadie se enterara realmente.

Las razones de Evan podían considerarse tontas, pero para él era algo que no podía dejar pasar a la primera. Su moral se basaba en esos códigos, no había algo que pudiese cambiar, al menos no tan fácil como todos deseaban que sucediera.

Los códigos de EvanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora