Capítulo 8 - Roto

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Las luces cegándolo cada dos por tres, los oídos taponados, la voz desgarrada y la desinhibicion espontánea del alcohol son cosas que Agoney no ha echado de menos en absoluto. Desde hace ya algo más de un año que el canario no vive las fiestas del mismo modo, quizás es que los recuerdos que su memoria le trae cada vez que da un sorbo de alcohol se le hacen insoportables a su conciencia. Pero prefiere ignorarlo, todo es más fácil desde la ignorancia.

Una pena que sus recuerdos no sean sólo suyos.

Tras horas de fiesta en la que Cristian y él parecen haber olvidado la bronca que han tenido, el moreno se encuentra bailando cogiendo con una mano la copa y con la otra la mano de Jennifer a la que da alguna que otra vuelta como si de una peonza se tratase. Cuando cambian la canción y empieza una de reggaeton puro y duro, Agoney no duda dos segundos en coger la cintura de su amiga y contonearse pegado a ella.

-¿Tú no tenías novia? -alza una ceja Diego

-¿Y por eso no puedo bailar con mi amiga?

-Joder, una cosa es bailar y la otra restregarte...

-Mejor me voy a pedir otra -resopla Agoney alzando el vaso vacío

¿Pueden sus amigos dejar de pensar con la polla durante al menos esta noche? Controlando no estar ya muy contento por el alcohol, decide pedirse de verdad otra copa cuando llega a la barra.

-Hostiaputa, y decías que bailabas mal... -afirma una voz dulce y cálida a su izquierda

-¡Raoul! -con la osadía que le proporciona el alcohol y la adrenalina que le proporciona el rubio, Agoney decide lanzarse de cabeza y darle un abrazo fortísimo- bailo fatal -se reafirma

-Pues visto lo visto, yo quiero que bailes fatal conmigo -ríe el catalán correspondiéndole el abrazo

-Va, me dan la copa, te pides la tuya y vamos -sugiere Agoney

-Ah, no, yo no bebo -explica Raoul- solo he venido a pedir mi baile

-Pues vamos a ello -se muerde la sonrisa Agoney cuando recoge su vaso y cogiendo la mano de Raoul se deja guiar por él entre la multitud

Andan durante quizás demasiado tiempo para el gusto de ambos, pero quieren asegurarse de estar bien lejos del grupo de Agoney, pues lo último que necesita el canario es que Cristian lo vea bailando con Raoul.

Una vez pillan el sitio adecuado, empiezan a bailar. Los primeros pasos son algo torpes y avergonzados, pero en seguida cogen la confianza necesaria y Raoul pega su espalda al pecho de Agoney. Por regla de tres, el culo del catalán queda pegado a la entrepierna del canario, quien le reza a todos los dioses que conoce y en los que no cree que por favor no se le note lo animado que está. Pero en ese momento a Raoul le da por girarse y enredar sus manos tras su nuca para bailar pegados cara a cara y madre de dios. O Raoul está tan contento como él o realmente tiene mucha suerte al haberse cruzado con ese chico.

-¿En qué piensas? -pregunta Raoul con una sonrisa al verle medio ido

-En que no te merezco, gracias por no decir nada -afirma avergonzado el moreno agachando un poco la cabeza dando a entender que se refiere al problemilla que le ha surgido entre las piernas- y por girarte para que no me sintiera tan violento

-¿Ha sido útil? Pensaba que lo había empeorado -ríe sonrojandose el rubio

Los dos chicos comparten una sonrisa sincera y tierna antes de juntar sus frentes. Los dos están bastante sudados, pero ¿qué más da? Si ese momento de intimidad se paga con sudor, Raoul y Agoney están dispuestos a ser el mismísimo Mediterráneo. La mirada de ambos chicos está fija en los labios contrarios y es que ¿de qué sirve seguir resistiendose cuando se tienen tantas ganas? Agoney está decidido, va a lanzarse. Va a comerle la boca a Raoul como que se apellida Hernández.

WHAT'S UP? (Ragoney) Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon