Capítulo 35 - Boda

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No ha comido nada en todo el día, el corazón se le va a salir del pecho de los nervios y las manos le sudan tanto que hasta le da vergüenza, pero es que uno no conoce a la familia -homófoba- de su novio todos los días. Además, al no estar acostumbrado a llevar traje se siente cohibido, prisionero, una no tan bella metáfora de cómo se ha debido sentir Raoul todos estos años en las quedadas familiares. Al menos hasta ahora, pues hoy va a romper todas las barreras.

Quizás por ello, el rubio puede que esté aún más nervioso que el propio Agoney.

-Ya verás como sale todo bien -lo intenta tranquilizar el canario- y sino que les den

-No, si a mí no me importa lo que piensen -explica el rubio pasándose las manos por el pelo- me da miedo lo que puedan decir...

-No te toques el pelo que te despeinas -lo riñe Agoney cogiéndole las manos para apartarselas

-Te gusto más con el pelo despeinado

-Pues no te voy a decir yo que no, pero vamos a una boda y hay que arreglarse -rueda los ojos el moreno haciendo reír a Raoul

-Siento mucho haberte metido en esto -resopla el catalán apoyando su frente en el pecho trajeado de su chico- no tienes por qué aguantarlo

-¿Y perderme la oportunidad de hacer rabiar a cientos de votantes de Vox? Me ofendes, amor -bromea el moreno

-No tiene gracia -pone media sonrisa el rubio

-Sí la tiene, te estás riendo -afirma el canario sobre los labios contrarios para acabar juntandolos a los propios- en serio, que revienten

-Estoy muy orgulloso de ti -se sincera Raoul- has avanzado tan rápido que no me he dado ni cuenta

-Es fácil avanzar si alguien te marca el camino -suelta Agoney notando como se enrojecen ligeramente sus mejillas

-Chicos, ¿estáis ya? -interrumpe Susana adentrándose en el salón en el que esperan ambos

Tras un asentimiento de cabeza tintado de una falsa seguridad, los tres Vázquez y Agoney ponen rumbo a la iglesia en la que se va a celebrar la ceremonia.

***

Raoul casi ni recordaba lo mucho que odia las iglesias. Para colmo han llegado tan apurados de tiempo que ni siquiera ha podido acercarse a hablar con su primo antes de la ceremonia. Para alguien que le cae bien... La parte buena es que después de tanto tiempo sin ver a Sam, la primera toma de contacto que ha tenido con él ha sido un momento extremadamente feliz. Y si Sam es feliz, Raoul también.

Por no hablar de que aprovechar el tostón del cura para meterle mano a Agoney entre sermón y sermón sí que es una experiencia religiosa.

Y, por fin, llega la parte interesante de la boda: el banquete. Como era de esperar, Raoul y sus padres están en la mesa de la familia cercana, justo al lado de la de los novios. La intención del rubio es acercarse a dar la enhorabuena a su primo, pero por el momento parece imposible acercarse sin tener que entrar en contacto con otros miembros de la familia, así que opta por tomar asiento y saludarle después del convite.

Nada más pegar el culo a la silla, Agoney se percata de que algo no va bien.

-Me está mirando todo el mundo, Raoul -susurra el canario

-Yo lo arreglo -susurra de vuelta el rubio antes de alzar la voz- titos, este es Agoney. Ago, estos son mis tíos

-Encantado -pone media sonrisa el moreno, a lo que Raoul debe aguantarse las risas

Si no acaba bien en la música, Agoney podría hacer de actor perfectamente. Por su parte, los tíos del catalán se limitan a escanear de arriba a abajo al recién nombrado ignorando el saludo del chico.

WHAT'S UP? (Ragoney) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora