Tras casi 16 años de estar dormida, Hannia Mikaelson despierta con el deseo de resolver las cosas que dejó inconclusas. Sin embargo, enfrenta nuevos problemas debido a su prolongada ausencia. Para superar estos desafíos, necesitará ayuda de sus fami...
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Nuevo Orleans, Octubre del 2009
Hannia, una vampira con más de mil años de edad, y a pesar de que era mucho más que eso, por primera vez se veía débil ante los demás. La castaña estaba segura de que le habían dado algo, pues se sentía extremadamente débil y no podía usar su magia.
Dos vampiros más jóvenes que ella la llevaban cargando hacia la Iglesia que estaba cerca del cementerio de Nueva Orleans. Elizabeth, la novia del padre de su bebé, y Jeanne, la amiga de Elizabeth, guiaban el camino.
—¿Qué me has dado? —preguntó Hannia, mirando a Elizabeth con ojos llenos de preocupación y tristeza.
—Descuida, no le hace daño al bebé —respondió Elizabeth con calma mientras cerraba las puertas de la iglesia.
—Acuéstenla en el suelo —ordenó Jeanne, indicando las pequeñas escaleras.
—Deberíamos haberla llevado a la ciudad de los muertos —comentó Davina, hermana de Elizabeth y una de las cuatro chicas de la cosecha. Monique la siguió de cerca.
—No vamos a hacerlo. El bebé nacerá ahora.
—¡No, es demasiado prontooo! —exclamó Hannia con dolor al sentir otra contracción.
—Al parecer no —respondió Jeanne, observando cómo Hannia se retorcía de dolor.
—Íbamos a inducirla cuando el sacrificio estuviera listo —añadió Monique, deteniendo a Elizabeth.
—Jeanne y yo tuvimos que someterla y el trauma desprendió la placenta. El bebé nacerá, y hay que adaptarnos —explicó, liberándose del agarre de Monique.
—Tú que puedes ver el futuro. ¿Por qué no viste venir esto? —cuestionó Ivette, cuyo cabello y ojos eran oscuros como la noche.
—Veo fragmentos y a veces cambian dependiendo de la situación. Aún no soy tan experta en esto —se disculpó Jeanne, yendo a buscar una manta para cubrir a Hannia.
Ivette y Abigail, la otra chica de la cosecha y hermana de Jeanne, se acercaron para tomar el lugar de los dos vampiros que sostenían a Hannia, quienes salieron para vigilar afuera de la iglesia.
Ivette y Abigail sostenían a Hannia por los pies, mientras Davina y Monique la sujetaban de las muñecas.
—Deja de moverte —gruñó Monique con fastidio.
Hannia volteó hacia Elizabeth, quien la miraba con tristeza.
—¿Por qué me haces esto? ¿Por qué le haces esto a Zack? Pensé que lo amabas —Hannia podía ver la tristeza en los rostros de Elizabeth, Davina y Abigail. Pero los semblantes de Monique e Ivette solo mostraban impaciencia.
—Tenemos que sacrificarnos para renacer —contestó Ivette.
Hannia sintió un furioso impulso de usar su magia para alejarlas a todas, pero no pudo.
—No te molestes —dijo Elizabeth al notar sus intentos fallidos—. Las hierbas que te di bloquearon tu magia.
«Genial», pensó para sus adentros.
—Espera, ¿qué demonios significa lo que dijiste, perra? —Hannia miró a Ivette, recordando sus palabras anteriores—. ¡¿Cómo que "tenemos que sacrificarnos para renacer"?!
—Los ancestros requieren una ofrenda a cambio de poder. La cosecha estaba destinada a realizarse, pero encontraron una fuente de poder aún mayor en otro lugar —respondió Jeanne al regresar con la manta y preparar todo.
—Esto es tu culpa —acusó Hannia, mirándola fijamente—. Nunca debí confiar en ustedes.
—Tu bebé será una buena ofrenda —dijo Monique con una sonrisa, captando la atención de la castaña.
Hannia se quedó estupefacta. Necesitaba salir de ahí, tenía que luchar.
—¡No! ¡No! ¡No! —repitió mientras intentaba zafarse del agarre de las chicas—. Si le hacen daño a mi bebé, les haré pasar un infierno. ¡Las mataré a todas! —gritó con rabia.
—No, no lo harás, y tampoco Zack —intervino Ivette, dirigiéndose a Elizabeth al mencionar al chico—. Cuando tu bebé nazca, lo ofreceremos a nuestros ancestros.
Hannia no podía creer cómo unas niñas de dieciséis años, como esas cuatro chicas, estarían dispuestas a cometer semejante atrocidad.
—Realmente lo sentimos, Hannia, pero fue decretado. Tu hijo será sacrificado —dijo Jeanne con voz firme.
—¡No! ¡Nooo! ¡Aaaaah! —gritó Hannia, sintiendo una mezcla de terror y desesperación.
Ella gritó y gritó lo más fuerte que pudo. Al principio, fue porque quería que su familia estuviera allí para ayudarla a ella y a su hijo a salir de ese infierno. Luego, fue porque era el momento; su bebé iba a nacer.
Zack había llegado. Había derrotado a los vampiros que custodiaban las puertas con su magia, pero lamentablemente no pudo avanzar mucho más, ya que las chicas lo lanzaron y lo retuvieron contra la pared.
La castaña seguía gritando e insultando. No estaba lista para que su niño naciera y viera este mundo tan violento.
En el momento en que escuchó su llanto, fue la mejor música que sus oídos pudieron captar. Su bebé había nacido, y estaba segura de que estaba perfectamente sano.
—Felicidades, tienen un hermoso niño —dijo Elizabeth, cargando al bebé y dirigiéndose a ambos padres—. Ahora el sacrifi...
—Déjenme sostenerlo, por favor —suplicó Hannia con rapidez.
Elizabeth no estaba segura de hacerlo, pero al recibir la aprobación de Jeanne, le entregó al bebé a Hannia.
La joven madre estaba maravillada; era el ser más hermoso y perfecto que había visto en el mundo entero. No podía creer que hubiera creado ese ser tan puro. Levantó la vista hacia Zack; él y el bebé tenían el mismo color de ojos, azul como el océano.
Hannia volteó hacia su bebé y lo besó en la cabeza, completamente concentrada en su belleza, sin darse cuenta de que Monique se acercaba por detrás.
Monique le jaló el pelo y luego cortó su garganta, obligándola a soltar al bebé. Elizabeth lo agarró rápidamente y se lo llevó con las demás. Al fondo, se escuchaban los gritos de Zack y varios insultos.
Hannia se curó rápidamente de la herida en el cuello y agarró a Monique del cuello, sofocándola. Pero de repente sintió algo penetrando en su pecho. Había sido Jeanne; le había clavado una daga dorada en el pecho. Hannia la miró con confusión antes de que todo se volviera negro.
Lo último que Hannia no pudo ver fue que Zack seguía gritando insultos mientras todas las chicas salían, excepto Monique. Esta se acercó a él y lo miró desde abajo.
—Tú tampoco podrás hacer nada para detenernos. Adiós, Zachary Myers —dijo Monique, antes de usar su magia para acabar con su vida.
************** He hecho un par de cambios, al principio de todo yo tenía unas ideas que realmente quería incluir para esta historia, pero al final no las había puesto porque no sabía como ponerlas. Pero después de tanto ya supe como.
Hubo unos nombres que se cambiaron, y otros se agregaron, pero tendrá el mismo curso de la historia. Habrá más desarrollo e interacción entre algunos personajes.
Espero que les guste :) Por cierto, algo que no había puesto antes...
