25 E

4.3K 333 25
                                    

— ¡Te mataré perra! — gritó el hombre.

Corrí hacia uno de los autos para soltar una risa al ver llaves, pastillas, una pistola y una billetera.
Me metí al auto, lo encendí y comencé a conducir lo más rápido que me permitía.

— ¡Siganla! — gritaron.

Apunté hacia uno de los hombres y logró dispararle a su pierna, seguí conduciendo con mayor velocidad para ver algunos postes con carteles colgados.

complejo oksadua
120KM.


.      .     .

Ahora mismo, me había alejado más que antes y todo por estar siendo perseguida por estúpidos hombres.
Antes estaba a 80 kilómetros, ahora estoy a 120.

Sigo conduciendo con velocidad ignorando a los zombies que me llevaba por delante hasta que algunas balas rompen el retrovisor de mi auto, impidiendo que pudiera ver a los demás autos.

Más balas impactan contra mi auto hasta el punto de romper uno de los neumáticos.

Sigo conduciendo apesar de que la velocidad fuera bajando pero no me detendría.

— estaba a muy pocos kilómetros del complejo...

— ¡Rindete! — gritaron dos hombres disparando a una de las ventanas.

Esas personas estaban lo suficientemente ocupados en querer matarme, tanto así que no dudan en romper otro neumático provocando el vuelco del auto.


El auto se da vuelta con fuerza y me sostengo de mi asiento con fuerza al sentir los mareos y bruscos golpes, el auto deja de dar vueltas y me mantengo adentro con mucho dolor...

— la... La pierna... — Susurré viendo sangre salir.

Los hombres bajaron del autor y caminaron hacia donde estaba, abrieron la puerta con fuerza y me arrastran hasta que la mitad de mi cuerpo esté expuesta a ellos.

— ¡Kenny! — grita un hombre estableciendo límites.

Un hombre más mayor camina hacia donde me encontraba y se arrodilla sacando los mechones que molestaban en mis ojos.

— No creo que nos sirva, no la mataremos. — comentó. — morirá quemada, no puede levantarse, su pierna está rota.


Los hombres se alejaron guardando sus comentarios ante su líder por lo que empecé a arrastrarme con mucho esfuerzo al oler el humo del auto.

Aquel hombre sabía perfectamente que no tenía la pierna rota... Sabía que podía moverme pero aún así, me dió una oportunidad... O eso pienso.

Me levanté, tomé mis cosas y me alejó lo más rápido de ahí ya que no pasaría mucho tiempo hasta que comenzara a anochecer.

Finalmente encontré un enorme mural con letras escritas de sangre.

Jonnie, soy Heikki. Ve al comp,


Le reste importancia y decidí seguir caminando encontrandome con el cuerpo de una mujer descuartizado, su mochila estaba vacía pero llevaba en su bolsillo un pequeño bordado que claramente decía Heikki...

— oh... Que pena... — Susurré.

No podía hacer nada para ayudar... Nunca pude hacer algo para ayudar a los demás.

Los pensamientos depresivos llegaron a mi cabeza y no sabía si era por la falta de sangre, por el exceso de cansancio o por las insoportables ganas de comer algo...

Seguí caminando hasta ver enormes murallas.

Tragué duro y seguí caminando para ver cómo las puertas se abrían y empezaban a apuntarme varios hombres.

— ¡No camines mas! — gritaron.


Miré a mis costados algo mareada y saqué mi cuchillo apuntando a todos apesar de que la distancia no fuera favorable para herirlos.

— hwang... Hwang hong dijo que estaría aquí. — Susurré.

— ¿Hong? — preguntó uno.

— debo buscarlo... — volví a susurrar.

Una mujer entró de la nada por lo que la tomé del cabello y le coloqué el cuchillo en su cuello.

— ¡¿Esto es seguro!? — grité con pánico.

— ¡Baja el arma si no quieres morir! — gritaron los guardias.

Negué con la cabeza.

Debo calmarme, estoy perdiendo la compostura...

Rasguñe con el filo del cuchillo un poco del cuello de la chica para cerrar mis ojos al oír un disparo en el suelo.

— ¡Si la lastimas, te matamos!

Los hombres comenzaron a contar sin darme la posibilidad en entregar mi confianza sobre si era un lugar seguro por lo que cuando llegaron al número 3, cerré mis ojos inconscientemente esperando por mi muerte.

— ¡Alto! — gritó.

Abrí mis ojos ante aquel grito y giro mi rostro empujando la chica al suelo con brusquedad para apuntar con el cuchillo a lo que miraban mis ojos.

Allí estaba, acompañado de una mujer mayor que iba en silla de ruedas mientras que el llevaba una metralleta colgada de su cuello...

Hyunjin está vivo...

𝔸𝕡𝕠𝕔𝕒𝕝𝕚𝕡𝕤𝕚𝕤 | hwang hyunjin & tn |Onde histórias criam vida. Descubra agora